4 Elris

1696 Words
Capitulo 4 Lo que le acabo de decir es una mentira de las más grandes que he dicho en mi vida, no me gusta repetir nunca con la misma mujer, y sin embargo algo me dice que con solo una vez no voy a tener suficiente, descargo todo mi enojo en su cuerpo, instantes antes de que llegara tuve una de mis míticas discusiones con mi padre, siempre que hablo con el termino en un estado de furia total y esta es la mejor forma de liberarme. Salgo de su cuerpo justo antes de que mi semen caiga en su interior y dejo que caiga en el suelo. Ella suspira – Hubiera sido genial sentir como terminabas en mi interior – su total descaro me asombra, al menos aún. Pero me preocupa que es algo a lo que puedo adaptarme, la veo arreglarse el vestido, me acerco y pongo mis manos en su cintura – No quiero tener un hijo – le digo refiriéndome al comentario de antes – Difícilmente podamos tener un hijo – me muestra su brazo, hay una pequeña cicatriz en la parte alta de su antebrazo – uso el implante – es bueno saberlo – ¿no tienes vergüenza de pedir esas cosas? – le digo una vez que comprendo que es algo que podemos hacer – No, no tengo problemas con pedir lo que quiero, eso ya te lo dije antes – ladea la cabeza, yo me dispongo a quitarle el vestido – Yo tampoco – la dejo saber – y ahora mismo te quiero desnuda por completo – me mira asombrada – te dije que esto era solo el comienzo, espero que no tengas mucho por hacer, pretendo tenerte toda la noche ocupada – sonríe – Me alegra saber que no vas a decepcionarme, porque no me has quitado ni la cuarta parte de mis ganas – tomo su mano, voy hasta el sofá y la hago sentarse sobre mi – Si vamos a hacer esto hay algunas cosas que tenemos que dejar en claro – necesito unos minutos para calmarme y recuperarme del sexo a prisas de antes – ¿Qué te gustaría dejar en claro? – pregunta, pero no me deja responder, se acomoda a horcajadas sobre mi cuerpo y me besa – Quiero hablar en serio contigo – le pido, pero locamente sigo su beso – Pues habla – me comienza a quitar la camisa – Deja de desconcentrarme – sonríe pícaramente – Eso no es lo que hago señor Sams – esa forma de decir mi apellido me vuelve loco, pierdo la paciencia. Supongo que la noche es larga y podemos tener la conversación en otro momento, la dejo caer sobre el sofá, necesito tener el control, ella solo se deja hacer, me encanta eso en ella. Abro sus piernas y me acomodo en ellas – ¿no querías hablar? – asiento – Y lo vamos a hacer, pero primero voy a saciar todas esas ganas que dices tener – le informo – y espero que sean muchas para que puedas seguirme el ritmo – vuelve a sonreír y me besa en respuesta, entro en su interior, la quiero tener con tanta desesperación que no tengo tiempo para nada más que estar en su interior, espero que solo sea hoy, normalmente soy un amante atento, pero ella no me pone esa tarea fácil. Esta vez voy mas despacio, disfruto del calor en su interior con parsimonia, quiero que dure, quiero que ella sienta todo el placer que estoy sintiendo yo con el simple hecho de estar en su interior. Voy tan despacio hasta el punto en que ella está rogando por más. – ¿Qué esta diciendo? – su pedido fue solo un susurro y quiero que lo diga con voz fuerte y alta – Te acabo de decir que necesito más – suena desesperada – ¿y por qué debería de hacer algo como eso? – le pregunto sonriendo, lo que hizo a continuación no me lo esperaba, lucho para salir de debajo de mi cuerpo, me puso de espaldas y se subió sobre mí a horcajadas, me introdujo en su interior y me comenzó a montar como una amazona con años de experiencia, gemía descontrolada – Puedo hacerme cargo de mi propio placer – debe de haber visto la cara de sorpresa que mantengo hasta ahora, la vista desde donde estoy es perfecta, su pelo dorado cae en hondas y roza la parte alta de sus senos, sus labios son acariciados por sus blancos dientes sin llegar a morderlos, y su mirada es de vicio total, la sujeto por las caderas para ayudarla en sus movimientos, pero la dejo hacer a placer, está gimiendo, alto, fuerte. Muevo también mis caderas para que el encuentro sea más fuerte, eso la hace alucinar, cierra los ojos unos instantes antes de tirar la cabeza hacia atrás y dejarse ir, disfruto la sensación de sentirla apretar mi m*****o con su v****a, la dejo terminar a gusto y luego la devuelvo al sofá – Ahora es mi turno – le informo, después de correrse de esa forma esta tan mojada que tengo que esforzarme por no terminar, pero aun no quiero. Prefiero torturarme un poco y disfrutar de esta sensación, la penetro fuerte, me quedo en su interior un instante antes de salir por completo, sujeto mi pene para repetir la acción un par de veces, ella gime alto, esta sensible por el orgasmo que acaba de tener y eso hace que esto sea aun mas placentero. – Ya déjate de tonterías – me dice en tono de regaño – ¿esta usted desesperada una vez más? – mi tono es jocoso, pero la verdad es que el desesperado soy yo – ¿Qué es lo que quieres? – me pregunta – Quiero que grites como prometiste que lo harías – niega – No has hecho nada que merezca que grite – supongo que tiene un poco de razón, sus gemidos no me bastan, necesito más que eso y pienso conseguirlo, bajo mi mano, la paso entre nuestros cuerpos y busco su botón de placer para masajearlo con el mismo ritmo en el que me muevo – no hagas eso – jadea – ¿Por qué no debería hacerlo? – le pregunto, muy absurdo porque se la respuesta – Eso me hace sentir más – acelero el ritmo – Y es justo lo que quiero que suceda, entonces no debo de detenerme – está gritando, así como le pedí, sus jadeos se interrumpen para dar lugar a una voz intensa de deseo, espero a que ella este una vez mas en el limite para dejarme ir, para que ella venga conmigo. Yuliana es una mujer interesante, se ve enérgica, se comporta de esa misma forma, pero tras dos orgasmos callo rendida en el sofá, sonrío al mirarla, la tomo en brazos y la llevo a la habitación. La deposito sobre la cama antes de alejarme e ir al baño a limpiarme y regresar con unas toallas húmedas para hacer lo mismo con ella. – ¿Qué estas haciendo? – pregunta entreabriendo los ojos – Desde que llegaste has preguntado eso muchas veces – le hago notar – tu solo descansa – asiente y vuelve a cerrar sus ojos, la tapo y me acuesto a su lado. Me quedo pensando en la situación, no es a lo que estoy adaptado, pero por sentirme como lo hago con ella, me parece que puedo hacer el esfuerzo y soportar la situación, no me puedo dormir porque no soporto dormir con nadie, así que me quedo despierto durante todo lo que queda de noche, cuando comienza a amaneces me levanto de la cama y me comienzo a preparar para ir al trabajo, ella se despierta cuando suena la alarma de su teléfono y vienen a la cocina donde estoy bebiendo mi café. – Definitivamente debes tener doble personalidad – ese es su saludo – Buenos días para ti también – le respondo – Dame un poco de lo que bebes – miro mi taza – No te lo recomiendo – se sienta frente a mi – ¿esta envenenado? – pregunta – No tengo intenciones de morir hasta que te aburras de mi – le respondo – solo te lo decía porque es muy amargo – me pongo en pie, le sirvo una taza y se la pongo en frente – pero de todas formas puedes probarlo – asiente – le da un trago vuelve a bajar la taza y la pone sobre la mesa – Esto sabe a mierda – me rio – Ya lo sé, a mí tampoco me gusta – en realidad no lo hace – ¿y por que lo tomas? – vuelvo a mi silla – Porque a diferencia de ti, no dormí absolutamente nada – le reprocho – Yo no ronco así que si no dormiste no es mi culpa – niego – Es tu culpa – le respondo – no puedo dormir con nadie – hace una mueca – Bueno, digamos que es mi culpa, aun así, hay otros tipos de café – me da solo un poco de la razón – Es el único que se hacer – se levanta, me quita la taza, toma la de ella y deja cer el contenido de ambas en el fregadero, mira a su alrededor – ¿Dónde tienes el polvo de café? – me pregunta, le señalo con el dedo y me siento asombrado de lo cómoda que se siente en mi casa, unos cinco minutos después me devuelve la taza, al probar el café compruebo que en verdad esta mucho mejor que el que hice – Antes de irme te voy a dejar las instrucciones escritas en un papel – habla y me quedo sin entender – ¿instrucciones? – le pregunto – Para hacer el café – suspiro, le da importancia a muchas tonterías – Siéntate, necesitamos hablar, anoche no tuvimos tiempo – le pido, ella lo hace y me mira con atención, me concentro en lo que tengo que decir para no sentirme tentado a quitarle la ropa antes de hablar, una vez mas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD