Capítulo 2

1369 Words
  Raquiel estaba profundamente dormido, con Vlad tras él igual de profundo rodeándole la cintura protectoramente, cuando el sonido del celular rompió con aquella calma nocturna. El rubio, entre dormido y entre despierto, tanteó la mesa de noche para agarrar su celular, podría haber usado su telequinesis para ello, pero estando en ese estado de semi inconsciencia no era capaz de hacerlo. Vio en la pantalla que se trataba del General Boomer, y sabiendo que él no llamaría a esas horas a menos que fuera algo urgente, contestó de inmediato.  -Jefe - contestó con voz pastosa, sentándose en la cama. Vlad, que también se había despertado con el ringtone de Butter de los BTS, se desperezó e hizo una mueca al ver que todavía faltaban unas horas para que amaneciera.  -Wood, te necesito en la Casa Blanca – le dijo Jasper, mientras se montaba en su camioneta -. Activamos el protocolo Invasión.  Raquiel tragó saliva. El protocolo “Invasión” era el nombre en clave que tenían para indicar que la Casa Blanca había sido, como el mismo nombre del protocolo lo decía, tomada.  -Bebé ¿qué ocurre? - le preguntó Vlad, percibiendo la preocupación del rubio.  -La Casa Blanca ha sido tomada – dijo Raquiel, levantándose inmediatamente de la cama y abriendo su closet para buscar su uniforme, pero al no encontrarlo se desesperó -. Mierda ¿en dónde está?  -Está en la secadora, te lo puse a lavar anoche – dijo Vlad, saltando de inmediato de la cama -, ya te lo traigo.  Tras aplicarse una buena cantidad de perfume para disimular que no había tenido tiempo de darse una ducha, salió de la habitación ya listo para la acción, pero antes de salir del apartamento, Vlad lo detuvo y le dio un pico en los labios.  -Por favor, cuídate – le da una manzana que tomó rápidamente de la barra de la cocina -, y come alguito, no vaya a ser que te dé un desmayo.  Raquiel le dio un apurado beso para ahí sí irse a cumplir con su deber. Estaba muy apurado, así que se fue en su motocicleta, en la que podría esquivar a los autos con los que se encontrara, porque supuso que las calles de la capital estadounidense en ese momento de crisis estarían a colapsar. Se había comprado antes de su auto una Ducati con algunas joyas preciosas del mundo mágico que Sariel le había regalado por su cumpleaños número 20. “Esto es lo bueno de ser hermano de una reina” le dijo Raquiel a su hermana cuando le dio aquel regalo, pero poco la podía usar ya que su padre insistía en que no buscara la muerte de esa forma, y solo para darle tranquilidad le hacía caso.  Mientras Raquiel llegaba a su destino, a unos metros de la Casa Blanca el ejército ya se estaba posicionando. Los primeros en llegar habían sido los policías que patrullaban por la zona, y vieron como prioridad ayudar a los heridos, así que todo era un caos de ambulancias entrando y saliendo, los policiales nerviosos sin saber exactamente qué hacer, y camiones llegando con soldados tanto expertos como novatos que estaban de guardia esa noche, listos para tratar cualquier amenaza, o al menos intentar hacerlo.   Las cosas habían ocurrido tan rápido y de una manera tan inexplicable que ni siquiera el General Boomer, que tenía todos los protocolos en la cabeza y la experiencia suficiente para tratar con terroristas, tenía claro qué hacer. En toda la historia de los Estados Unidos nunca se ha tenido que usar el protocolo Invasión, porque se supone que una de las edificaciones más seguras del mundo estaba diseñada para contrarrestar ataques externos, tenía la mejor defensa aérea que alguna edificación pueda tener, teniendo un avanzado sistema de defensa contra misiles, y a su vez, otro sistema defensivo que lanzaba misiles que podían tumbar cualquier aeronave; eso sin nombrar el bunker que podía aguantar cualquier ataque nuclear. Pero la cuestión era precisamente esa, que la Casa Blanca estaba diseñada para soportar ataques externos de carácter militar, no ataques de alguien que al parecer solo con el poder su mente podía deshacerse de más de 50 personas en solo seis minutos. Todos los protocolos de defensa y ataque en el mundo estaban diseñados para que los hombres se defendieran y/o atacaran a otros hombres, no a alienígenas, y por eso los soldados y policías que estaban organizando un frente a unos metros de la edificación supuestamente más segura del mundo, tenían miedo. Pero claro, ellos no sabían que estaban tratando contra un alienígena, solo contra alguien con habilidades super humanas.    Pero Boomer sabía que sí contaban con las armas para tratar contra un alienígena. Sabía que había algunas armas en los sótanos del área 51, pero ni con los estudios de los más expertos armamentistas sabían cómo utilizarlas, al parecer los alienígenas eran lo suficientemente inteligentes como para haberse creado el escenario mental de que sus armas podrían ser robadas por otras razas, y las habían diseñado de tal forma que al parecer solo su portador pudiera activarla.  -¿Ya aseguraron a la vicepresidenta? - preguntó Jasper apenas ingresó a la carpa que habían logrado instalar en cuestión de minutos como puesto de mando.  -¡Sí! ¡Mi General! - respondió enérgicamente su teniente general. Los demás militares en la carpa le hicieron el respetuoso saludo con la mano en la frente, y él les indicó que podían descansar -, ella y su familia están en nuestra base militar a las afueras de la capital, habilitamos una línea segura para que usted y ella puedan comunicarse.  -Bien, porque es ella en estos momentos quien está al mando, a falta del presidente – dijo Boomer, mirando las pantallas que el Servicio Secreto había instalado en el puesto para tener una vista externa e interna de la Casa Blanca - ¿Qué tenemos?  -Según lo que vemos por las cámaras infrarrojas, el presidente y su familia están en su recamara, vivos – dijo William, uno de los agentes del Servicio Secreto -, al atacante también lo tenemos identificado, es este - señaló a un individuo que se movía por toda la habitación -, por el momento no ha intentado algo contra la familia presidencial, pero no podemos esperar a que lo haga, tenemos que entrar.  -Si prestaste alguna vez tus servicios en el ejército, sabes que no es así de fácil, menos tratándose de una amenaza desconocida – dijo el General, y William, que efectivamente había pertenecido al ejército hace años, optó por callar.  -Eh, deberían hacer estas carpas más grandes, los altos debemos encorvarnos para caber – dijo Raquiel entrando en la carpa, dándole un mordisco a su manzana, como siempre con aquella energía que contagiaba a los demás, y el General pudo entonces sentir cómo algo de su estrés disminuía - General – saludó el rubio con el formal saludo militar.  -Descanse, comandante - respondió Jasper devolviéndole el saludo.  -¿Qué sucede? ¿Algún grupo terrorista ingresó en la Casa? ¿Al Qaeda acaso?  -No, algo mucho peor – le dijo Jasper, mostrándole en su tablet una foto del susodicho -. Encontramos a nuestro objetivo de otro planeta.  -Ay, no - susurró al reconocer a aquel joven como Daryon.  -El equipo a tu cargo fue formado inicialmente para localizar al alienígena, pero ahora deberán encontrar la manera de enfrentarlo sin que les haga daño a ustedes ni a los que estén dentro de la Casa – posa una mano en su hombro y lo mira como queriéndole dirigir una disculpa -, lamento darte la misión más peligrosa de tu vida en tu primer mes como comandante.  -No se preocupe, jefe, soy todoterreno – dijo Raquiel, sonriendo solo como un joven aventurero y sin miedo a nada lo puede hacer. Jasper le devolvió la sonrisa al volverse a acordar de su hijo, que al igual que el joven que tenía al frente no le tenía miedo a nada, pero lamentablemente por eso fue que murió.  -Bien, entonces reúne a tu equipo, tenemos poco tiempo, no sabemos ese alienígena por cuánto tiempo mantenga con vida a la familia presidencial, o a todos los que estemos cerca.  
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