Amor entre dos mundos

Años atrás. Una pequeña se encontraba en la cama fría de un hospital, ella estaba conectada a muchas máquinas que la mantenían con vida, su estado era reservado y no hablaban con nadie, especialmente con la prensa. — La pequeña niña prodigio perdió a sus padres —habló una enfermera —, ella ha permanecido inconsciente por un buen tiempo. — ¿Qué pronósticos dan los doctores? — preguntó una enfermera de nuevo ingreso —. ¿Son buenos o no? — Su estado es reservado, ahora vamos a hacerle el baño en cama. Las enfermeras empezaron a limpiar a la pequeña niña, en lo que lo hacían las máquinas a las cuales estaba conectada para mantenerla con vida. Empezaron a sonar y ella convulsionó. — ¡Llama al doctor! — dijo la enfermera vieja — ¡Apresúrate! La enfermera se apresuró y llamó a los doctores; ellos acudieron inmediatamente para hacer todo lo necesario y mantener con vida a la pequeña. — Vamos, cariño — la enfermera dio RCP —. No te des por vencida, vive. El monitor mostró una línea recta que señalaba que la niña había abandonado este mundo. La enfermera, como último recurso, inyectó adrenalina en el corazón de su paciente, pero a pesar de todo esto, no hubo ninguna novedad. La niña miraba oscuro, de repente sintió que alguien colocó una mano en ambos ojos y seguido de eso un fuerte dolor en su corazón. Ella se despertó de golpe. En el momento en que miró a su alrededor vio una completa oscuridad, pero eso no duró mucho tiempo, ya que empezó a ver almas en pena. —¡Ayuda! —gritó desesperada —. ¡Alguien ayúdeme! Las enfermeras fueron en el momento en que escucharon el ruido, se sorprendieron al ver a la niña despierta. —¡Llama a los doctores! ¡Apresúrate! La enfermera se apresuró y en el momento que le dijo a los doctores lo que había sucedido, se sorprendieron, así que fueron a ver si realmente era cierto lo que decía la chica de nuevo ingreso. — ¿Quiénes son? — preguntó con inocencia —. Oh, ya veo. — ¿A quién le hablas? — preguntó un doctor —. Dime cariño. — A los doctores, ese señor dice que trabajó aquí hace mucho tiempo, pero no quiere irse. Los doctores les hicieron algunos estudios y ahí comprobaron que era completamente ciega. Sus ojos de color celeste hielo les confirmaban esto; sin embargo, hicieron esto, ya que eran protocolos del hospital. — Habrá que mandarla al psiquiatra, no es normal que esta niña mire personas que simplemente no existen. Todos los doctores estuvieron de acuerdo, la pequeña terminó por ser internada en un psiquiátrico donde le daban la atención que supuestamente necesitaba. — Y bien — preguntó la psiquiatra —. ¿Sigues viendo a esas personas que dices que ves? — No — dijo la niña temblando, pero al mismo tiempo con una seguridad — no las veo en absoluto. — Ya veo, bien, de igual forma te vas a quedar aquí para observar tu evolución. La niña mentía, ella seguía viendo igual o más fantasmas que al inicio, pero dijo esto, ya que deseaba salir de ese sitio que la atormentaba día a día y sentía que finalmente terminaría por quedar verdaderamente loca. Llegó donde la tenían y ahí miró a una mujer con alas blancas que le sonreía dulcemente. Ella se acercó mientras acariciaba su espalda. —¿Dijiste lo que te dije? Por favor, no lo digas con palabras, solamente piénsalo y yo lo voy a escuchar. —Sí, lo dije a cómo me había dicho; sin embargo, no voy a salir de aquí tan pronto, ya que quieren ver que tan veraz es lo que estoy diciendo. —Era de esperarse, pero no te desanimes, el cielo te tiene preparadas grandes cosas allá afuera, así que sonríe y mantén el ánimo arriba. Años después. Las calles agitadas de Londres retumbaban por muchos lados. En la cercanía se encontraba un joven muy apuesto, medía al menos 1.90, piel blanca como la nieve, ojos claros y cabello rubio eran las características de dicho personaje. —Kris — saludó su amigo —. ¿Nos vamos? Tengo entendido que Yuri viene en camino, imaginó que después de todo lo que ha pasado no quieres verla. —Sí —él frunció sus labios evidentemente incómodo —. Vamos al hotel para descansar, no quiero tener a Yuri revoloteando por aquí. Los jóvenes se marcharon, Kris tuvo la necesidad de salir del hotel, había una luna llena y deseaba contemplarla en un jardín que había cerca de donde se hospedaba. Mientras iba caminando al jardín, sintió que alguien lo seguía. Al ver hacia atrás, no miró a nadie, siguió su camino y algunos minutos después se tiró en el césped verde que se extendía por todo lo largo. —Qué bello paisaje — suspiró —. Como quisiera una vida tranquila, sin nadie que me acosara o que quisiera sacar provecho de mí, me preguntó si existe algún alma designada para acompañarme en esta solitaria vida. Kris estuvo por un rato, luego decidió irse del parque. Mientras caminaba nuevamente, sintió que alguien lo seguía. Al ver atrás, miró a una chica rubia muy atractiva. —Ya déjame en paz, Yuri, no quiero que me estés sofocando, entiende que es sano tener un espacio para cada uno. Kris comenzó a correr, mientras él corría también lo hacía la chica, estaba bastante cerca del hotel cuando un carro lo atropelló, su cuerpo dio varios giros y terminó por quedar tirado en el pavimento, había mucha sangre por todos lados, los transeúntes se detuvieron, al ver la escena decidieron llamar a una ambulancia. — ¡Kris! — gritó su amigo — ¡¿Qué fue lo que hiciste, Yuri?! La ambulancia llegó y se lo llevaron, en el camino, su pulso dejó de existir y empezaron a reanimarlo. — Lo perdemos, lo perdemos — dijo la paramédica —. Traigan el desfibrilador. Trajeron el desfibrilador, su amigo presenciaba absolutamente todo, él pedía a los cielos que no se lo llevaran, aún era una persona demasiado joven para morir. Un ángel que lo acompañaba fue retirado de repente, llegó otro arcángel que le ordenó que lo dejara solo. —Su destino es diferente, ya no es necesario que lo protejas, son órdenes superiores. —Muy bien — dijo el ángel —, si es lo que dicen los superiores, no hay nada que pueda hacer al respecto… —Hora de la muerte — dijo la paramédica —, diez de la noche. —¡Kris! ¡No me hagas esto!…