Capítulo 30: Un día antes

1165 Words
Dos semanas después   Bethany levanto la cabeza de sus apuntes, le parecía estúpido que tuviera que aprenderse todos los nombres de los huesos del esqueleto humano, en realidad no lo era, comprendía que sería necesario en su carrera especialmente en el campo de especialización que deseaba tomar, pero era injusto como su cerebro se negaba a aprendérselos.   Ya había fallado un examen de anatomía, si fallaba otro más tendría que llevar la materia a rastras en el próximo semestre, no quería hacerlo, el profesor de Anatomía no era para nada amable, de seguro tenía un secreto oscuro porque nadie tranquilo podía llevar el ceño fruncido como expresión natural.   Llena de frustración se dejó caer sobre la grama en su espalda, se encontraba en los jardines del campus, estudiando en un bloque que tenía libre, el césped estaba frío peor no mojado, gracias a los cielos de lo contrario tendría el trasero y toda su espalda mojada.   Quitándose los anteojos, se apretó el puente de la nariz tratando de recordar los malditos huesos, comenzó desde los que conformaban los dedos de los pies, y siguió de allí hacia arriba, pero cuando llego a la mitad del cuerpo se perdió de nuevo, estaba segura de que hueso de la cadera no se le llamaba cadera.   Se quejó sintiéndose como una fracasada mientras daba una pataleta contra el suelo, necesitaba aprobar ese examen. Coloco un brazo sobre sus ojos, bloqueando él solo que le daba en la cara, quizás si se relajaba un poco los nombres vendrían a ella con facilidad.   Alguien se acercó a ella, pero decidió ignorarlo, quizás era un estudiante regular que andaba de paso, estaba cerca de un árbol en el que muchos miembros de la facultad se sentaban a tertuliar.   Pero estaba equivocada, el susodicho tuvo el atrevimiento de sentarse sobre ella, aprisionar su cabeza entre sus brazos y besarla, tratando de invadir su boca con su lengua, su primer instituto fue empujar al tipo, luego de darle un fuerte golpe en el abdomen, entonces él salió volando fuera de ella.   —¿Oye que te pasa infeliz? — soltó sin contemplación, tomo sus gafas y las coloco delante de sus ojos, que observaron a un divertido Matt, apretándose el estómago, donde ella lo había golpeado. — ¡Por todos los santos Matt! Puede haberte matado, pensé que eras un hombre cualquiera. — le reclamo molesta.   —Siempre tan fogosa. — respondió mientras le guiñaba un ojo.   —No es gracioso – respondió cruzándose de brazos.   —Me encanta cuando te enojas. — comento, gateo como un felino hacia ella.   —No te va a encantar cuando tenga un arma en mis manos y apunte a tu cabeza. — ella imitó el hecho con sus dedos, hasta realizo el sonido de disparo con su boca. — soy una excelente tiradora, no te gustara el resultado.   —Lo que no me gusta es tu nueva compañera de cuarto. — bufo y torció los ojos, con su tonto gateo ya se encontraba a centímetros de sus labios. — dos semanas sin nada de acción comienzan a hacer estragos en mí.   —Si ya lo veo, me atacaste mientras repasaba los huesos del cuerpo.   —Yo no te ataque, y los dos sabemos que no querías seguir repasando ese tema tan aburrido.   Matt acorto la distancia entre ellos y la beso, el comienzo fueron un simple roce de sus labios, apenas una caricia, pero luego el hombre la tanteo con su lengua y ella suspiró del placer, lo que la llevo a abrir su boca, para comenzar una guerra entre ambas extremidades.   —Te extraño demasiado como para ser saludable. — sentenció Matt al poner distancia entre ambos, tenía los ojos cerrados, frente contra frente, y ambos inspiraban el delicioso aroma del otro, el de Bethany a dulces flores, el de Matt a su loción masculina, que para ella siempre fue agridulce.   —Yo también te he extrañado confeso.   Él se alejó en su totalidad y el corazón femenino sintió un terrible abandono, pero fue remplazado con los brazos del hombre rodeando su tórax, luego de sentarse tras ella, Betty se acomodó en su pecho y se quedaron allí unos segundos en silencio, en su común comodidad iniciaron una conversación acerca de cómo había estado su día.   —Ayer tuve una horrible primicia del trasero desnudo de Cole. — dijo ella, a lo que Matt la observo con una ceja enarcada y un gesto de intriga.   —Explícamelo antes de que vaya a partirle la cara s tu amiguito. — pidió arisco.   —Él y mi nueva compañera están “saliendo”. — ella hizo un gesto de comillas. — y al parecer ya pasaron a la parte s****l, nunca me imaginé que fueran deprisa. — se encogió de hombros. — así que entre a mi habitación sin tocar la puerta, además no había ningún indicio en la aljaba que me hiciera saber lo que sucedía.   —¿Los viste cogiendo? — pregunto jocoso.   —Que palabra tan horrible. — lo censuro molesta. — Y bueno sí, fue repulsivo. — ella se estremeció tratando de borrar el recuerdo de su mente, entonces Matt sé río tan fuerte que incluso derramo un par de lágrimas. — no te rías, Cole es como mi hermano, fue asqueroso verlo de esa forma.   —Es que no puedo dejar de imaginar tu cara de pánico y sorpresa al encontrarlo en tan…— él sopesó la palabra en su mente. — comprometedora situación. — termino satisfecho.   —Salí corriendo como la velocidad de la luz. — afirmo Betty. — Mei no me ha dirigido palabra alguna, creo que está avergonzada, Cole me envió un mensaje de disculpas, pero nada más. — se mordió una uña. — ¿crees que debería hablarlo con ellos? Poner límites en cuanto a los hombres en la habitación.   —Quizás sí, ya que no me dejas entrar a ella desde que Mei llego. — comento con Indignación.   —No me siento cómoda siendo una Voyager, por esa razón no quiero que nos descubran en la misma situación— le explico determinada.   —Bueno los verás mañana en tu cumpleaños. — hablo con calma.   —No quiero celebrar mi cumpleaños. — respondió negando con la cabeza— no me gusta, me recuerda lo mucho que he perdido.   —Pues lástima vamos a hacerlo, quieras o no. — dijo su novio encogiéndose de hombros. — además estoy planeando una escapada romántica luego de la celebración, ¿Qué te parece una Suite presidencial por una noche? ¿Más una botella de champán y fresas con crema? — la observo sugerentemente.   —Eso si suena divertido. — respondió con picardía.   —No puedo esperar entonces. — Matt se puso de pie, pero se inclinó para regalarle un beso de despedida. — nos vemos más tarde, llego tarde a clases de toxicología.   Dicho eso ella lo vio alejarse del lugar, mientras un suspiro de tonta enamorada abandonaba su pecho.
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