19- Que demonios pasa conmigo

1532 Words
Declan Me despierto con el ruido de alguien que llama enérgicamente a la puerta. Jazmín se sienta a mi lado, parpadeando con ojos lagañosos, su cabello despeinado de una manera adorable que me hace querer memorizar como se ve ahora mismo. —¿Eh? — murmura. No podría estar más de acuerdo. Ante otra ráfaga de golpes enérgicos, gimo en voz alta, frotándome los ojos para quitarme el sueño. —Voy, voy. Un momento— Me acerco con dificultad y le abro la puerta a Avery, con los ojos brillantes y la cola tupida. Nos dedica a ambos una sonrisa sentimental, como para arrullarnos: —Aww, que monos. Buenos días a los dos— dice con una voz alegre. Casi gruño. ¿Qué quieres? inmediatamente me pregunto por qué estoy de tan mal humor hoy. En su lugar consigo decir. —¿Qué pasa? — —El resto de la familia estaba pensando en salir a almorzar antes de que todos vuelvan a casa— dice Avery. —¿Quieres unirte a nosotros? — ¿Almorzar? ¿Qué hora es? miro el reloj con los ojos entrecerrados. Vaya, casi son las diez y media. Estaba durmiendo tan profundamente que ni siquiera escuche mi alarma. Menos mal que Avery vino o perderíamos nuestra hora de salida. Jazmín todavía en pijama, se acerca a mí. —Estoy dispuesta si tu también, Declan— La perspectiva de una última reunión con mi familia debería sonar maravillosa, pero por alguna razón, prefiero comerme un insecto que almorzar mientras mi familia arrulla a Jazmín. Niego con la cabeza. —Me temo que deberíamos irnos pronto— —¿Irse? ¿Ya? — protesta Avery. —Pero…— —Lo siento— digo rápidamente interrumpiéndola. —Me preocupa como van las cosas en la oficina— Jazmín frunce el ceño, claramente decepcionada, pero asiente en señal de aceptación. Sabe que el mundo de los negocios nunca descansa. —Estoy segura de que pueden sobrevivir unas horas más sin ti. De todos modos, no volverás a la ciudad hasta la tarde, así que ¿por qué no te tomas todo el día libre? — argumenta Avery. —Te digo que no puedo— espeto. Mierda, eso salió mucho más duro de lo que pretendía. Intento suavizar mi tono con una broma. —Ojalá pudiera, pero ya sabes que papá siempre decía sobre la alta dirección…no podrían sacar arena de una bota con instrucciones escritas en el talón— —De acuerdo, si insistes— La respuesta de Avery es lenta y dudosa. —Al menos toma algo de desayuno gratis de abajo. Lo han revisado bastante bien, pero creo que vi que quedaban algunas magdalenas y yogur— —Lo haremos— Alcanzo el pomo de la puerta. Avery añade: —Ha sido genial verte. Espero que podamos volver a hacerlo pronto y siéntete libre de traer a Jazmín contigo— me guiñe un ojo. Aprieto los dientes. —Definitivamente. Te llamaré— cierro la puerta antes de que pueda decir nada más. Estoy actuando como un completo idiota. Tendré que disculparme más tarde o enfrentarme a la indiferencia patentada de mi hermana. Probablemente también debería disculparme con Jazmín por privarla de un buen almuerzo; no puede quedarse sin mí, ya que soy su acompañante. Pero ahora mismo, en lo único que puedo concentrarme es en la desesperada necesidad de salir de aquí. No tengo ni idea de por qué estoy tan nervioso. A la luz del día, todo parece repentinamente abrumador: lo genial que ha sido pasar tiempo con Jazmín, lo mucho que la quiere toda mi familia, lo intensa que fue la noche anterior, todo sobre este viaje. Lo cual no tiene ningún sentido. Todas esas cosas deberían haber sido buenas. Y lo fueron en ese momento, peor ahora me raspan y me arañan como papel de lija. Nos duchamos apresuradamente y nos vestimos, hacemos las maletas, comemos rápido y en silencio, y pronto nos ponemos en camino. En el coche, Jazmín me lanza rápidas miradas de reojo cada pocos minutos, como si intentara vigilar a un animal salvaje sin provocarlo. Después de casi media hora, finalmente pregunta. —¿He…hecho algo malo? — Siento una punzada de culpa en el estómago. Mierda, la he asustado. No debería dejar que mi inexplicable mal humor envenene el aire de esta manera. —No, estás bien— la tranquilizo rápidamente. —Solo necesito volver a la ciudad— —Ya veo— dice en voz baja. Luego se da la vuelta para mirar a la ventana del pasajero. Conducimos en un silencio tan tenso que duele, edificios, árboles y campos pasando rápidamente. Maldita sea. Mis manos se aprietan con los nudillos blancos sobre el volante. Prácticamente me mordí la pierna para escapar de la fiesta, pero ahora que estamos lejos, algo dentro de mí se arrepiente. ¿Por qué actúo así, me siento así? ¿Por qué no puedo averiguar que quiero? Bien…miro a Jazmín de reojo. Se que al menos hay una cosa que quiero. Pero no puedo tenerla. Ese no fue nuestro trato. Hago todo lo posible por recordarme a mí mismo que, por muy divertida que sea Jazmín, todo esto es solo temporal. Nuestras vidas y objetivos son demasiado diferentes. Nosotros no podemos cambiar solo porque hemos tenido algunas semanas de diversión. Es imposible. Pero ahora mismo, por más que lo intento no puedo recordar exactamente porque es imposible. Jazmín se mueve incómoda en su asiento. —Um, tu familia es genial— Es obvio que está tratando de entablar una conversación., y que necesito darle un hueso, o de lo contrario, esta atmosfera sofocante podría matarnos. Pero es difícil cuando la reacción de mi familia hacia ella es parte de lo que me molesta. —Si, lo son— Mi voz sale más brusca de lo que pretendía y me aclaro la garganta. —Quiero decir, mis padres eran totalmente disfuncionales, pero como adultos, mi hermano, mi hermana y yo somos muy unidos— Y ambos están casados, enamorados y con hijos. Los malditos niños del cartel de la felicidad conyugal. Lo que me hace preguntarme, por milésima vez, que demonios salió mal conmigo. —Escucha— dice Jazmín, y su tono firme me hace mirarla y luego volver a la carretera porque no puedo soportar su mirada penetrante. —Has estado actuando raro desde que nos levantamos esta mañana. ¿Estás bien? ¿Todavía quieres hacer esto? — —Por supuesto que si— La respuesta salta de mi boca rápidamente. Nunca he querido nada más. Entones me doy cuenta. No puedo ser demasiado ansioso, demasiado crudo con ella. tratando de recuperarme, de convencerme a mí mismo tanto como a ella, bromeo. —¿Follar con una mujer hermosa por diversión? Ni siquiera tengo que invitarte a cenar primero. Bueno, me ofrezco a llevarte a cenar la mayoría de las veces, al menos— Sus hermosos rasgos se suavizan sutilmente. Traga saliva, abre y cierra la boca, y luego murmura. —Bien. De acuerdo. Solo quería asegurarme— Sus expresión tensa se tensa aún más. Parpadea un poco más rápido que antes. Incluso con mi atención en la carretera, puedo decir que está molesta, y la culpa me apuñala las entrañas. Mierda, no quería hacerle daño. Eso es lo último que quiero. Pero ni siquiera entiendo que dije mal. Desde el momento en que nos conocimos, ha estado empeñada a mantener las cosas temporales, casuales, sin ataduras. Una transacción con un fecha de vencimiento estricta, no una relación. Entonces, ¿no es un amigo con derecho exactamente lo que buscaba? —No lo decía enserio— digo torpemente, odiando haberla molestado. —Está bien. No dijiste nada malo— La voz de Jazmín es baja, de alguna manera aguda y gruesa al mismo tiempo. Está apartando la mirada de mi otra vez, hacia la ventana. Ojalá y pudiera al menos ver su rostro para tener una idea de sus sentimientos. Estoy dando tumbos en la oscuridad, así que empiezo a divagar. —Quiero decir, no es que me guste invitarte a cenar. De hecho, disfruto mucho…— ¿Qué demonios? De todas las palabras en que podría haber dicho, ¿Por qué mi inútil cerebro eligió algo tan estúpido? Solo quiero tocarla, pero tengo las manos atascadas y siento que no puedo. Ella me interrumpe misericordiosamente. —Dije que está bien. todavía estamos en pie para la próxima semana, ¿verdad? — —Si— me quejo. Claramente no está bien. Pero lo que esta igualmente claro es que Jazmín no quiere hablar más de ello. Si dice que está bien, ¿Qué más puedo hacer aparte de dejarlo? Y una parte cobarde y vergonzosa de mi está agradecida por el indulto, porque entrometerme en sus sentimientos significaría entrometerme también en los míos. Miro el reloj del coche. Todavía tenemos una hora y media hasta que lleguemos a la ciudad y pueda dejarla. Mierda, este va a ser un viaje largo e incómodo a casa. A pesar de que todo se ha ido al infierno hoy…casi ni quiero volver a ese oscuro y frío pent-house mío, cuando sé que Jazmín no estará allí conmigo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD