Jazmín.
Una mano grande aterriza en mi hombro, sacándome de mis pensamientos. —¿Estás lista? —
—¿Eh? — Me sobresalto y me doy la vuelta. Declan está de pie detrás de mí con sus pantalones de pijama bajos, con el torso desnudo, el cabello despeinado y mojado. Mmm Yum. Si, estoy lista
—Dije que ya terminé. Puedes ducharte ahora— dice.
—Ah. Claro. Si, ducharme— Doy un paso hacia el baño y luego dudo. —Declan la semana pasada, si tanto querías alivio, ¿Por qué no te masturbaste? —
Parpadea como si no entendiera, la pregunta. —Porque me pediste que no lo hiciera, y dije que no lo haría. Una promesa es una promesa— hace una pausa y luego me sonríe. —Si digo que voy a hacer algo, lo digo en serio. Quiero ser el tipo de hombre en el que puedas confiar, ¿sabes? Ya que embarazarte es una prioridad para ambos—
Mi estómago se revuelve demasiado agradablemente. ¿El soportaría una exigencia tan tonta y frustrante solo por mí?
—Ya veo. Eh…gracias— digo de golpe y me apresuro a entrar en la ducha.
Me lavo el pelo durante un buen rato, como si pudiera masajear el caos en mi cabeza para darle algún tipo de coherencia, para convertirla en una resolución de seguir el plan como se debería. Pero todo sigue dando vueltas. Como el agua que se va por el desagüe, mis pensamientos se arremolinan, mareándome de incertidumbre.
Salgo en pijama, secándome el pelo con la toalla, para encontrar a Declan que ya ha terminado con su rutina y está en la cama.
—¿Vienes? — pregunta.
—Si— Casi con cautela, me meto y me deslizo bajo las sábanas a su lado. Es tan cálido y huele tan bien.
Dios, ¿Cuántos años han pasado desde que compartí la cama con un hombre? He estado durmiendo sola durante tanto tiempo que debería sentirse extraño, pero en cambio se siente tan bien. Como volver a casa. Cuando inhalo el aroma de su piel limpia, me quita todo el estrés y la preocupación de los músculos.
Sin embargo, a pesar de su relajante presencia, mis ansiedades aún no me dejan en paz. Después de quince minutos de inspeccionar el papel tapiz como si hubiera un hechizo mágico para resolver problemas escondido en su patrón pregunto: —¿Ya te dormiste? —
La voz de Declan en la oscuridad responde. —No—
Enciendo la lámpara de noche y me incorporo. —No sé por qué no estoy cansada todavía— hemos tenido un día largo, sin mencionar todo el ejercicio que acabamos de hacer, pero de alguna manera estoy completamente despierta.
Deja escapar un largo suspiro de resignación por la nariz. —Bueno, yo tampoco así que hagamos algo—
—¿Podríamos …ver la televisión? — Frunzo el ceño. La idea suena aburrida, incluso para mí.
Se frota la barbilla por un minuto. —¿Por qué no jugamos algo? —
—¿Cómo el Monopoly o algo así? —
—No, no traje ningún juego de mesa. Me refería a un juego cursi de preparatoria como Verdad o Reto, o Yo nunca— Mueve las cejas. —O a la botella—
Mi cuerpo esta tan saciado por los orgasmos que me acaba de dar, que no creo que pueda volver a hacerlo. Creo que ya tenemos lo de los besos cubiertos, gracias— le doy una palmadita en el hombro. —¿Cómo funciona Yo nunca? —
¿No lo has jugado antes? — Su expresión es una suave mezcla de confusión y sorpresa.
Me encojo de hombros. —Supongo que no me invitaron a ese tipo de fiestas en la preparatoria— O en cualquier momento después de eso, en realidad.
—La forma en que funciona es que alguien comienza con, “Yo nunca”, y luego dice algo que nunca ha hecho, y cualquiera que lo haya hecho tiene que realizar algún tipo de penalización. Se turnan para ir en círculo, o de ida y vuelta, ya que solo somos dos, hasta que alguien ha perdido tres veces, lo que termina la ronda—
—Suena bastante simple. Entonces, ¿Qué usaremos como penalización? Supongo que es un juego de beber—
—Hay un minibar aquí— lo señala. —Podemos tomar un trago cada vez que perdamos—
Asiento. —Muy bien, hagámoslo—
Reunimos una pequeña pila de botellas de licor miniatura y nos sentamos con las piernas cruzadas en la cama, uno frente al otro. —¿Lanzamos una moneda en el aire para el primer turno? — pregunta.
Agito la mano. —No, tu primero. Conoces las reglas; puedes enseñarme cómo funciona—
—De acuerdo— Desenrosca una pequeña botella de whisky. —Esta siempre atrae al menos a unas cuantas personas a la habitación. Nunca he tenido un perro o un gato—
—Oh, pobrecito— Tomo el whisky que me ofrece y doy un trago, haciendo una mueca por el ardor.
—Teníamos una perrita vieja y grande llamada Heidi. Era tan gentil y amigable, que mamá la dejaba jugar conmigo incluso cuando apenas era una niña de dos años— Luego lo miro de nuevo. —Espera, dijiste “perro o gato” específicamente, no “mascota”- ¿tuviste algo más? —
—Si. En principio, mis padres aprobaban las mascotas como una forma de que aprendiéramos a ser responsables—
Esa actitud parece terriblemente poco sentimental, no puedo evitar pensar. ¿Ver a las mascotas solo como herramientas de enseñanza, no como compañeros cariñosos? Sin embargo, me guardo el comentario. Tal vez simplemente somos diferentes. Tal vez Heidi no habría sido tan crucial en mi infancia si hubiera tenido más familiares y amigos humanos.
—Pero papá era alérgico a los gatos— continúa Declan, —Y mamá no quería nada que hiciera ruido ni desorden, así que tampoco perros ni pájaros. Avery tenía una tortuga, Nick tenía un hámster y yo tenía peces tropicales—
¿Qué pasó después de que te fuiste de casa? — pregunto.
—Casi siempre he tenido peces de vez en cuando a lo largo de los años. Siempre he pensado que podría ser genial tener un perro, para llevarlo de excursión, de campamento, cosas así, pero nunca he tenido tiempo para dedicarle toda la atención que necesitan, y seria cruel tener uno solo para ignorarlo, ya que estoy tanto tiempo en la oficina—
Parece pensativo, casi meditabundo por un momento. luego dice: —De todos modos, ahora es tu turno—
—Mmmm. Nunca he…— reflexiono brevemente. —He estado fuera de los Estados Unidos—
Arquea una ceja. —¿Qué? ¿En serio? —
Si. entonces, ¿fuiste al extranjero por viaje de negocios? ¿O de vacaciones familiares? —
Niega con la cabeza. —Por trabajo, trato principalmente con empresas nacionales. Y mi familia…nunca fue de las que hace cosas juntos—
—Oh— observo la alfombra por un minuto, sintiéndome un poco idiota. Puede que haya crecido sin padre, pero siempre he sido cercana a mamá. —Entonces, ¿Cuál fue el motivo para viajar—
—Después de la universidad y antes de empezar en la empresa de papa, mi amigo Jordan y yo hicimos una gira por Europa— Toma un trago de vodka, vaciando la mitad de la pequeña botella.
—Eso es increíble. ¿Cuál fue tu parte favorita? —
—Probablemente era demasiado joven para apreciar la rica historia y cultura de aquel entonces, pero viajamos de mochileros por Francia e Italia, así que tengo muy buenos recuerdos. Hay tantos sitios antiguos y hermosos; me encantaría volver algún día—
No sé cómo responder. Seria divertido ir contigo está totalmente fuera de mis posibilidades, incluso si quisiera, e intento convencerme de que no quiero. Así que termino respondiendo. —Eso suena genial. Te toca otra vez—
—Supongo que sí, ¿eh? — hace una pausa para estirarse, con la espalda crujiendo suavemente. —De acuerdo. Nunca he visto Titanic—
—Un golpe y un fallo— respondo alegremente.
—Yo tampoco he visto esa película— Lo que significa que no habrá alcohol para mí, al menos hasta el siguiente turno de Declan.
Levanta los brazos como si estuviera rogando al techo por misericordia. —Oh, vamos. Bien. Dame tu mejor intento—
—Nunca he comido sushi— Saco la punta de la lengua para provocarlo. Creo que el licor ya se me está subiendo a la cabeza.
—De ninguna manera— me mira boquiabierto. —Ahora solo estas bromeando conmigo. ¿En serio, nunca? Bueno, la próxima vez que salgamos, te llevaré a mi bar de sushi favorito—
—Trato hecho— He renunciado a intentar evitar que me invite a actividades parecidas a una cita. Y para hacer honesta…— no quiero parar. Me gusta demasiado pasar tiempo juntos. sonriéndole, bromeo: —No olvides tu bebida—
—Si, si— bebe el vodka restante de un trago y tira la botella vacía a la basura. —En tu defensa, no desarrollé el gusto por el sushi hasta que tuve treinta—
—Entonces, ¿todavía hay tiempo para mí? —
—Si, joven saltamontes. Ahora, mi turno otra vez— Me dedica una sonrisa malvada. —Eres un tipo literario así que…nunca he intentado escribir una novela—
Lo miró fijamente y empujo su firme bíceps.
—Hey, eso es jugar sucio—
Extiende las manos en un gesto de autodefensa. —Así es como funciona el juego, cariño. Siéntete libre de usar cualquier dato que sepas sobre mi también. Entonces, ¿de qué trataba tu novela y donde puedo comprarla? —
—Era un libro para niños, y no se puede. Lo abandoné cuando me di cuenta de que era una porquería— Apuro mi whisky y tiro la botella.
Me mira con simpatía. —Estoy seguro de que estabas siendo demasiado dura contigo misma—
—No, la idea era realmente tonta— niego con la cabeza con una risa irónica. —Volviendo al juego. Ya que estás haciendo todo lo posible, nunca me he acostado con una mujer—
—Mierda— Destapa otra botella de vodka y toma un trago. —Me estás pateando el trasero—
—Deja de quejarte, solo has bebido una vez más que yo. ¿y que? ¿Estás diciendo que soy aburrida? ¿Por qué hay demasiadas cosas que no he hecho? — Finjo hacer pucheros.
—Nunca lo haría— pone su mano justo sobre mi corazón, sus rasgos se suavizan. —Solo necesito encontrar las preguntas correctas que hacer— luego me dedica una sonrisa. —Si no lo supiera mejor, pensaría que estás tratando de emborracharme para aprovecharte de mí—
—Sr. Llamada s****l, puedo aprovecharme de usted cuando quiera. No necesito la ayuda del alcohol— Le doy un puñetazo juguetón y ligero como un pluma en el hombro.
—Solo me quieres por mi semen—
Es una broma muy estúpida, y todavía no he bebido lo suficiente como para ponerme así de tonta, pero no puedo dejar de reírme hasta que me desplomo en la cama con los costados doloridos.
El también se ríe y se apoya en el cabecero con su vodka. —Disfruta tu victoria mientras dure. Te ganaré en la próxima ronda—
Jugamos durante otra hora, olvidándonos del licor, solo para continuar la conversación. El resto de sus preguntas se centran en mi como si me conociera de toda la vida, y termino solo un punto por detrás de él. Si mi cerebro no estuviera tan aturdido por el alcohol, podría encontrar extraño que dos personas de treinta y tantos años necesitaran usar la excusa de un juego de beber para aprender más el uno del otro, pero trato de no concentrarme en cosas así con Declan. Intento recordarme a mí misma que debo disfrutar del aquí y ahora.
Nos acurrucamos bajo las sábanas de nuevo, y esta vez, mi tensión se ha desvanecido. Debería estar más angustiada por lo mucho que me gusta compartir la cama con él. Pero no puedo sentirme mal cuando estoy acurrucada junto a él así, a salvo en sus cálidos y fuertes brazos.
Me prometo que me volveré loca por la mañana y me quedaré dormida en paz.