Su respiración se cortó de inmediato y Susana salió sobresaltada de su aturdimiento. Vio el rostro oscuro de Adrián en la oscuridad e instintivamente luchó por apartarlo. Pero sobrestimó su propia fuerza. Tenía las manos atadas y su cuerpo estaba debilitado por el tormento constante. No podía apartar a un hombre alto y musculoso como Adrián, que la sometía con facilidad. —Querías morir —su voz era fría como si estuviera en una bodega de hielo—, así que ¿por qué intentar escapar? Bajo los efectos del alcohol, perdió el control y, por un momento, llegó a plantearse destruir por completo a Susana. Susana miró a Adrián, que la apretaba, y sintió como si dudara de todo. ¿Cómo han acabado así? ¿Cómo han llegado a este punto? Todo lo bueno que esperaba fue destruido por Adrián. —A-Adrián.

