Adrián se estaba aprovechando de ella, haciendo que le doliera el cuerpo como si se lo hubieran aplastado. Las lágrimas corrían por su cara, empapando su pelo, pero Adrián no mostró ninguna reacción. Le quitó el aliento una y otra vez, sin contener su ira y volcando todas sus emociones en sus actos. Estar con Adrián fue una vez el sueño de Susana. Nunca imaginó que el sueño se convertiría en una cruel realidad. Adrián destruyó sus aspiraciones y esperanzas. No quedó claro cuánto tiempo se quedó Adrián antes de dejar a Susana sola en la habitación. Se sentía como una muñeca de trapo rota que podía ser abandonada en cualquier momento y que no era digna de él. La indulgencia de aquella noche hizo que Susana tuviera fiebre alta durante dos días enteros. Su estado físico empeoró y su es

