Janice se esforzó por mostrarse dócil, no quería molestar a Adrián. Temía que si mostraba su descontento, la echaría de su despacho como hizo con Susana. Aunque Susana se fue por su cuenta, no importaba. El resultado era inevitable. Provocar a Adrián nunca acabaría bien. A Janice le parecía desconcertante que Susana, después de todo lo que había pasado, siguiera sin aprender la lección. Para Janice, Adrián era único, e inclinarse ante él no era gran cosa. La dignidad de Susana no significaba nada para Janice. Adrián respondió con displicencia, sin prestar atención a lo que se decía. Dado que Susana insistió en oponerse a él, no tuvo que mostrar ninguna piedad. Parecía que Susana estaba decidida a enredarse con Donald, pasara lo que pasara. Bueno, Adrián quería ver si Susana podía v

