¡Un cuchillo corto se clavó ferozmente en el abdomen de Janice! La sangre brotó de la herida, empapando su vestido blanco, creando un espectáculo espantoso. Adrián, furioso, corrió a su lado y cogió a Janice en brazos. —¿Qué ha pasado? ¿Qué está pasando? Adrián ya había ordenado atar las manos y los pies de Susana y la había confinado a la cama. Lo hizo para evitar que Susana se hiciera daño a sí misma y para impedir que siguiera haciéndoselo a Janice. A pesar de sus esfuerzos, la escena que Adrián temía seguía desarrollándose. Janice temblaba en el abrazo de Adrián, como una niña asustada. Sus inocentes ojos se llenaron de lágrimas y miró lastimosamente a Adrián. —Adrián, Susana dijo que tenía algo que decirme. Me dijo que me acercara, pero no esperaba... Adrián, duele tanto... Ja

