—Anoche, me fui a un bar, me encontré con nuestro jefe, tomé de más, y terminamos en la cama, entonces mis padres nos vieron durmiendo juntos— Le conté sin rodeos.
Martina no podía creer lo que le estaba diciendo, incluso se empezó a reír, porque parecía ser una gran mentira.
—No es verdad. Tú vas a estar con un hombre cuando te cases.
—Pues te digo la verdad. Anoche, yo y Demetri, lo hicimos.
Martina no podía creerlo, pero a la vez se mostraba emocionada, incluso más que yo.
—¿Ya son novios entonces?
—Peor que eso. Ahora mis padres creen que nos vamos a casar, y esta noche hay una cena con ambas familias para que él pida mi mano y además conocerse— Le respondí atormentada.
Martina me abrazó, pero sin quitar de sus labios una sonrisa traviesa.
—Vas a casarte con el hombre que toda mujer desees.
—No llegaremos a casarnos, porque solo fingiremos una boda que no llegará a concretarse— Finalmente le dije.
Antes de que Martina pudiera responderme, el teléfono de mi escritorio sonó. Así que rápidamente, fui a tomarlo.
—Buenos días.
—Venga a mi oficina Regina— Escuché la voz de Demetri.
Rápidamente cuelgo el teléfono, tomo mi tablet de apunte,!6 me dirigió hacia la oficina.
Entro sin tocar la puerta, ahí lo veo, detrás de su escritorio, todo radiante.
—¿Cómo lo puedo ayudar señor?
—Necesitamos crear una historia convincentes para nuestros padres— respondió con preocupación.
Tomé asiento frente a él, y no pude evitar reírme.
—Parece que es la primera vez que hace planes de bodas— Dije casi a carcajadas.
Demetri me miró fijamente a los ojos, como si no comprendiera por qué me reía.
—No veo cuál es la gracia. Si vamos a fingir un compromiso, debe parecer real. Y las bodas reales requieren… detalles. —Dijo mientras escribía algo en su laptop.
—¿Detalles como qué? ¿Flores, pastel, vestidos y lágrimas de mi madre?— Contesté riendo a más no poder.
—Detalles como cómo nos conocimos, cuándo fue la primera cita, cómo me declaré. —respondió con toda seriedad, mientras abría una carpeta con el título: Plan de boda Regina & Demetri.
—¿Hizo un archivo? ¡Está haciendo un plan de boda que parece real! —exclamé, tapándome la cara para no reír.
—Por supuesto. Si vamos a mentir, lo haremos con profesionalismo.
—No puedo creer que mi jefe sea tan meticuloso hasta para una farsa. —Le dije sin poder contener mi asombro y risa a la vez.
Él me miró, y por un momento, me empecé a poner seria, su rostro no estaba para nada iluminado de risas.
—Me temo que si alguien supiera la verdad, pensarían que no soy un hombre honorable y tampoco quiero que piensen que me aproveché de ti— Finalmente reveló.
De acuerdo —dije finalmente. —haremos el plan. Pero debo advertirle que mi madre es la mujer más curiosa del planeta. Le va a preguntar de todo: desde mi color favorito hasta si ronco cuando duermo.
—Perfecto, ensayemos porque mi madre y mi hermana también son muy curiosas— respondió con un brillo desafiante en los ojos.
—¿Ensayar qué?
—Nuestra historia. Empiece, señorita Regina: ¿cómo nos conocimos?.
—Nos conocimos porque soy su asistente. —dije con obviedad.
—Eso no sirve, suena aburrido. Necesitamos algo romántico, algo que haga llorar a las madres y suspirar a los demás y que quieran que el amor llegue a sus vidas.
—¿Y qué sugiere? ¿Que diga que me atropelló con la silla de ruedas y me enamoré en el impacto? —Respondí con ironía y risas.
Demetri no pudo aguantar mi pésimo sentido del humor, empezó a reírse, como si no tuviera más remedios que hacer eso.
—Eso sí sería memorable. Pero no, diremos que coincidimos en un evento de caridad. Tú me ofreciste café, yo te invité a cenar… y desde entonces, no pude dejar de pensar en ti. Luego resulta que tenías una entrevista en esta empresa y que así te volviste mi secretaria— Dijo dejando claro que tenía todo armado.
Lo dijo con tanta naturalidad, que por un segundo me lo creí, entonces entendí que todos los demás, también lo creerían.
—¿Está seguro de que nunca ha hecho esto antes? —pregunté, ya un poco más seria.
—No —respondió él. —Pero contigo parece fácil— Contestó, dejándome casi en silencio.
Decidí romperlo ese pequeño silencio antes de que mi corazón hiciera alguna estupidez.
—Si.
—Entonces esta noche será la cena. ¿Está lista para conocer a mis padres?— Preguntó con ánimos.
—Por supuesto que sí. Siempre estoy lista, he sobrevivido a mis padres, los cuales son demasiado conservadores.
—Me alegra escuchar eso. Porque mi familia está que saca chispas de la felicidad.
—¿Por qué?— Pregunté.
—Porque mi madre ya me envió un mensaje diciendo que está “feliz de que por fin una mujer decente me haya aceptado”. Y mi hermana, ya pidió cita para probarse el vestido.
—¿Qué? ¡Pero si esto es solo un teatro!
—Sí, pero con mi familia, el teatro es un musical completo. Créeme, no sabes en lo que nos hemos metido, pero, esta farsa no durará mucho.
No pude evitar reírme, aunque por dentro estaba empezando a sentir miedo, mucho miedo.
Esa noche, las dos familias estarían cara a cara… y un error en el guion podría convertir nuestra comedia en una tragedia.
Después de aquel ensayo, finalmente salí de la oficina con el corazón a punto de salirse por mi boca.
Después de un día tan agotador, finalmente había llegado el momento de marcharme.
Sin ponerme en sobre aviso, me marché de la oficina.
Llegue a mi departamento alrededor de las 6 de la tarde.
Estaba muy nerviosa, más nerviosa que nunca. Todo lo que estaba pasando, no me estaba dando tiempo para pensar en mi ex y en la vergüenza tan nefasta que me hizo pasar.
Pero bueno, el tiempo seguía corriendo, no podía quedarme estancada, pensando en cómo Yeison quiso destruir mi dignidad.