Iba a responderle, pero la mano de Demetri se posó en la mía, indicándome que él hablaría por mi.
—Señor, Regina no tiene la culpa de nada. Yo soy el culpable, yo la insté a que cometería esa acción.
Me quedé mirando a Demetri fijamente. Él se estaba echando la culpa, cuando claramente, todo había sido por mi culpa y mi insistencia.
—¿Cuando es la boda?— Preguntó mi madre.
Demetri y yo nos miramos asombrados. —¿Boda?— Preguntamos al mismo tiempo.
Mi padre Lauro, se levanta del sofá, los nervios ya no le permiten estar sentados.
—No creerán que después de lo que vimos, las cosas se quedarán así. ¿Cuándo es la boda ?
—Deben decirnos cuándo es la boda. Hoy mismo pondremos fecha— Exigió mi madre.
Me levanté de mi asiento con la intención de encararlos, jamás había estado de acuerdo con su forma de educar pero eran mis padres, y merecían respecto.
—Mamá, papá. Demetri, es mi jefe. No podríamos casarnos— Le dije avergonzada.
—¡Así que tienes una relación con tu jefe! Espero que este jefe no sea como el inútil de Yeison— replicó mi madre.
Antes de que pudiera responderle. Demetri giró su silla de ruedas, y una vez más quedó de frente ante mis padres.
—Como les dije, Regina no tiene la culpa de nada— Dijo con tranquilidad.
Mi padre se agachó y lo miró fijamente a los ojos.
—¿Cuándo es la boda señor Demetri? No creerá que manoseó a mi hija para dejarla en casa sola.
Al ver la actitud de mi padre no tuve más remedio que resolver a cómo diera lugar la situación.
—Padre tranquilo. La verdad es que Demetri y yo, lo hablamos anoche, y nos vamos a casar, queríamos darle la sorpresa pero se nos adelantaron— Le dije finalmente la mentira que ellos querían escuchar.
Mi padre se paró al lado de mi madre y sonrió. —Al menos se hará cargo de mi hija.
Demetri no lo pensó dos veces, y me siguió la corriente.
—Claro señor, jamás dejaría a Regina y menos depuesto de lo que pasó— Dijo como si fuera cierto.
Demetri tomó mi mano, y le dio un tierno beso, incluso casi yo misma me creía lo que estaba diciendo.
—Ya que usted será mi futuro yerno. Me presento, mi nombre es Lauro Cooper y mi esposa Tomasa.
—Es un gusto conocerlos, lástima que haya sido en estas circunstancias. Mi nombre es Demetri White.
Ambos se dan la mano, mientras mi madre me mira con una sonrisa dibujada en su rostro.
—Señor Demetri. Traiga esta noche a sus padres a cenar con nosotros, debe pedir la mano oficialmente de nuestra hija— Dijo mi madre sin dar lugar a un ‘No’ por respuesta.
Antes de que Demetri pudiera decir algo, intervine, todo se estaba dando muy rápido.
—Papá, mamá, es muy rápido. ¿No creen?.
—No, ni es muy rápido. Esta noche, llévalos a nuestra casa. Cocinaremos para ellos— finalmente dijo mi madre.
Y sin esperar más respuestas, se dieron la vuelta y se marcharon, dejándonos en un agotador silencio.
—Lo siento mucho señor Demetri. Todo esto es mi culpa, si tan solo no hubiera tomado de más, esto no estaría pasando— Dije lamentándome en gran manera.
—No se preocupe, después de todo, yo también tuve la culpa. Además usted era virgen, y sería lo correcto que me hiciera cargo de usted— Respondió dejándome muy asombrada.
Me dejé caer en el sofá, me llevé la mano al rostro, quería desaparecer en ese momento por la vergüenza que sentía.
—¿Ahora qué haremos?— Le pregunté a punto de estallar en lágrimas.
Demetri se quedó en silencio uno segundos y luego se acercó a mi.
—Vamos a fingir que nos vamos a casar. Llevaré a mi familia, la cual estará feliz, porque desean que me case y tenga hijos, y su familia estará feliz, porque piensan que se va a casar— Propuso Demetri.
—¿Y luego que? Porque es obvio que no nos casaremos.
—No, nos casaremos, no creo que usted desee casarse, por lo que cuando se acerque la supuesta fecha de la boda, usted dirá que yo la engañé y que no puede casarse conmigo por eso, ambos vamos a sostener esa mentira, hasta nuestras familias superen eso— Dijo, demostrando que tenía todo armado.
Me quedé pensativa y era más que claro que su idea era fenomenal. Mis padres estarían felices y los de Demetri también.
—Me gusta su idea. Hagámoslo así. Está Esta es nuestra oportunidad para zafarnos de nuestros padres casamenteros— Le dije riendo.
Demetri no pudo evitar reírse también, después de todo, era un plan que pondría todo en orden pero a la vez, nos pondría patas arriba.
—Nos vemos en la oficina. Iré a mi mancada, le informaré a mis padres, y tomaré una ducha— Dijo.
No dije nada, lo acompañé hasta la puerta, y luego la cerré tan rápido él salió.
Volví a mi habitación, me entré al baño, dejé caer el agua sobre mi cuerpo, sin poder dejar de pensar en lo que había pasado.
La noche anterior con mi jefe había sido espectacular, pero eso debía guardarlo para mi.
Alrededor de las ocho de la mañana, finalmente llegué a la oficina.
Trabajaba para una de la empresas más importante, Demetri White es un hombre de negocios, encargado el mundo de los bancos, las constructoras, tecnología e inversiones en hoteles. Todo el mundo quisiera tener un trabajo allí.
Al entrar a la oficina, lo primero que veo es a mi mejor amiga, quien estaba muy preocupada después de lo que había pasado en mi cumpleaños.
—¿Cómo estás? Anoche te llamé y no me contestaste, me quedé muy preocupada. Incluso anoche llamé a tu madre y me dijo que no habías ido a su casa— Me dijo llena de nervios.
—¡Ah con razón! Mi madre fue esta mañana a mi casa y vio algo que la decepcionó mucho— Le comenté.
Martina arrugó su cara, mostrándome que no podía ser cierto eso que decía.
—¿Qué pasó?.