Decepcionado

1442 Words
Poco después se unieron a ellos dos hombres que de italianos no tenían ni la frente, más bien parecían ser rusos, tenían ese aspecto. Uno de los hombres vestía un traje formal en color oscuro, el otro vestía casualmente, tenía los dos brazos completamente tatuados, la iluminación del jardín y la poca distancia permitían a Maya observar esos detalles. Lo que al inició le había parecido una cita romántica con la mujer, se había convertido en una especie de cita de negocios en dónde los ánimos parecían estar cabreandose. —No les permitiré que vengan aquí a tratar de imponer sus estúpidas reglas, yo no me manejo de esa manera, suficiente fue con no ordenar que acabarán con ustedes cuando su hermano se atrevió a tocarme —Marcus perdió los estribos y alzó la voz demasiado. Maya entendió en ese momento lo que había sucedido días atrás con el golpe en su rostro. Marcus se paró y dio un fuerte golpe sobre la mesa, desde los arbustos salieron varios hombres que por lo visto estaban vigilando desde las sombras, Dan acudió de inmediato. —¿Qué pasa, hermano? —preguntó refiriéndose a Marcus, él iba a contestar, pero uno de los hombres habló primero. —¿Hermano? Ja, ja, ja, pero sí el recogido de quinta se ha apuntado a ser tu familiar cercano —el hombre vestido de traje se refirió con despreció a Dan. Marcus se enfureció terriblemente, tomándolo por la solapa. —Dan es mi hermano porque se ha ganado ese lugar, y porque a mí se me da la gana, ¿Lo entiendes? —Ja, ja, ja, tranquilo, mi comentario fue de lo más inocente —dijo mientras que al soltarlo Marcus, se ordenaba el traje. —Será mejor que se larguen, incluyendote a ti, Pamela —la rubia se levantó molesta. —Pero pensé que pasaríamos la noche juntos como antes. —Pues te has equivocado, tú lo has dicho, eso era antes. Los dos hombres y la mujer tuvieron que retirarse cuando algunos vigilantes se acercaron con la intención de sacarlos. —Acompañenlos a la salida de la villa, y asegurense que abandonen mi territorio. Los hombres lo obedecieron inmediatamente, Marcus se quedó solo en compañía de Dan. —Uff, amigo, la situación se está poniendo intensa. —Ni que lo digas —contestó Marcus mientras encendía un cigarrillo. —Lo mejor será que aceptes la oferta de De Luca, soportar a Miranda no será nada en comparación con el poder que obtendrás al casarte. —¿Qué te parece si hablo con De Luca y te ofrezco en prenda para casarte con la mimada Miranda? —¡Hey! No es para tanto —Dan alzó las manos y retrocedió alarmado. —Lo ves, no es fácil, tener que soportar a esa mujer sería un sacrificio muy grande. —Lo sé, pero debes pensarlo, los Carotti ahora son nuestros enemigos declarados. —Siempre envían por delante a Pamela para ver si caigo de nuevo bajo sus encantos. —A dónde van hacen lo mismo, Pamela es el gancho que lanzan Dabo y Paolo. —Pues conmigo ya no va a funcionar esa artimaña, eso es cosa del pasado. Maya había tratado de escuchar lo que decían Marcus y Dan, pero hablaban demasiado bajo, así que optó mejor por dormir. Durante los días siguientes, su rutina fue mecánica, por las mañanas desayunaban juntos, después salían hacia la oficina, y por la tarde el chofer la llevaba de regreso a la villa, Marcus regresaba ya tarde por la noche. En el tiempo que compartían en la oficina, lo notaba tenso, preocupado, era obvio que algo estaba pasando. La chica pasaba la tarde pensando alguna manera de perjudicar a Marcus, pero no lograba encontrarla, observaba el movimiento de la empresa, y el comportamiento de Arched, pero no encontraba nada que pudiera usar en su contra. Esa noche Marcus la invitó a cenar, ella se esmero en su arreglo, cuando bajo a la terraza donde él la esperaba, pudo ver que estaba algo pasado de copas. —¡Oh! Debí apurarme, creo que te hice esperar demasiado. —No te preocupes, anda, ven, siéntate aquí a mi lado —dijo extendiendo la mano. Ella lo obedeció dócilmente, en cuanto se sentó, la cena fue servida, como siempre, todo era perfecto, la suave música, el ambiente, y él hombre frente a ella. —Te pido una disculpa, he estado ocupado estos días. —No tienes que disculparte, yo solo tengo que cumplir con mi trabajo. Después de cenar, Marcus la tomó por la mano y la llevó al centro de la terraza, tomó sus brazos y los colocó alrededor de su cuello, después la tomó por la cintura, así bailaron moviéndose lentamente. Maya también había tomado algunas copas, decidió no resistir y dejarse llevar por el momento. —Tu aroma es exquisito, me encanta —dijo dando un suave beso sobre su cuello. Aquello hizo que el corazón de Maya se desbocara, empezó a latir frenéticamente. —Creo que será mejor que suba a mi habitación, he tomado demasiado. —Te acompaño. La tomó por la cintura para dirigirse hacia la habitación de la chica, subieron las escaleras con cuidado, al estar frente a la puerta de la habitación, él se acercó para besarla inesperadamente. Maya estaba en una lucha entre el deseo de su cuerpo, y su mente, Marcus abrió la puerta y la condujo hasta la cama. —Desde que te vi por primera vez he deseado esto, he imaginado la suavidad de tu piel y la dulzura de tus besos. Sí no la hubiera besado de nuevo en ese momento, hubiera sonreído como una tonta. No necesito que Marcus le retirará la ropa, ella lo hizo con prisa, mientras él se desvestía frente a ella. Lo mirada sorprendida mientras ardía en deseo, el cuerpo de ese hombre era perfecto, sus marcados abdominales y los pronunciados músculos de su pecho, lo hacían parecer todo un Dios griego, un adonis, el hombre que cualquier mujer querría tener en su cama. Marcus quitó enseguida las delicadas prendas de encaje que aún cubrían el cuerpo de la chica, la recorrió completa con su experta boca hasta situarse en medio de sus piernas. Para ella todo aquello era nuevo, cerró los ojos decidida a dejarse llevar por la experiencia, había pagado infinidad de terapias que alejaran el bloqueó mental que le impedía ir más allá en sus relaciones, pero no le pasaba lo mismo con Arched, a pesar que el era el origen de sus traumas. Lo que siguió fue una sinfonía de ahogados gemidos y jadeos, las sensaciones que despertaban aquellas caricias del hombre equivocado tal vez eran su pasaporte al infierno, pero por el momento prefería no pensar en ello. De pronto ahogó un profundo grito dentro de su garganta, un dolor lacerante empezó en su entrepierna y recorrió su vientre, Marcus se detuvo por un momento. —¿Estás bien? ¿Quieres que pare? Ella solo negó moviendo su cabeza lentamente, él comenzó a moverme suavemente, el terrible dolor pronto fue pasando, dando lugar a sensaciones más intensas, cuando Marcus la sintió preparada, aumentó el ritmo de sus movimientos. Maya se sintió invadida por una ola de placer inexplicable, Marcus la había lanzado hasta las estrellas, era como si no existiera nada más en ese momento. Marcus ahogó un leve gruñido, y se dejó caer sobre ella, así permanecieron por algunos minutos, después se dio la vuelta y se acostó a su lado, su mirada permanecía fija en el techo. —¿Pasa algo? —se animó a preguntar la chica, tal vez no le había agradado su inexperiencia. Él no contestó, tan solo movió la cabeza, ella tomó la manta y la envolvió alrededor de su cuerpo, se paró para dirigirse al baño, sus piernas no le respondieron. —¡Hey! —Marcus se levantó rápidamente y la tomó por la cintura justo a tiempo, la llevó hasta el baño, así lavó con delicadeza su cuerpo. Ella tenía el rostro enrojecido, su desnudez ante él le avergonzaba, al igual que ver por completo su cuerpo. —Creo que será mejor que me marché y te dejé descansar, nos veremos mañana, te espero en la terraza para el desayuno, ¿Te parece? —ella asintió. Marcus se vistió rápidamente y salió de prisa, ella se echó a llorar sobre la cama, había entregado su primera vez a su peor enemigo, y no solo eso, por lo visto lo había decepcionado. ¿Cómo podría verlo a la cara de nuevo? ¿Y sí alguien más se enteraba? Se sentía profundamente consternada.
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