Capítulo 5: Propuesta Inesperada

1836 Words
Gabriel no pudo evitar pensar en los rumores que se estaban esparciendo por la mansión. Aunque sabía que eran infundados, la idea de darle a sus hermanos y al personal algo más que chismorrear le resultaba tentadora. Además, había algo en la presencia de Vanessa que comenzaba a ablandar las capas de su dureza. Esa noche, mientras la casa estaba en silencio y Vanessa tocaba el piano en la sala de música, Gabriel decidió que era el momento de confrontar sus pensamientos. Rodando su silla hacia la sala de música, Gabriel observó a Vanessa mientras tocaba una melodía suave y melancólica. Cuando ella notó su presencia, dejó de tocar y lo miró con una sonrisa. "¿Te gustó la música?" preguntó ella. Gabriel asintió, pero su mente estaba en otra cosa. "Vanessa, necesito hablar contigo sobre algo serio." Vanessa frunció el ceño, preocupada. "¿Qué sucede?" Gabriel se acercó más, su expresión más suave de lo habitual. "He estado pensando en esos rumores que circulan sobre nosotros. La idea de que tú y yo... bueno, que podríamos casarnos." Vanessa abrió los ojos, sorprendida. "Gabriel, esos rumores no son ciertos. Tú y yo sabemos que no es así." "Lo sé," dijo Gabriel, su voz firme pero sus ojos mostrando una rara vulnerabilidad. "Pero, ¿y si los hiciéramos realidad? Piensa en ello. Sería una forma de callar a todos esos imbéciles y tal vez... tal vez podría ser algo más." Vanessa lo miró fijamente, tratando de entender sus palabras. "¿Estás sugiriendo que realmente nos casemos?" Gabriel asintió lentamente. "Sí. Sé que es una locura, pero hay algo en ti, Vanessa. Algo que me hace pensar que tal vez esto podría funcionar. Y además, sería una forma de mantener a raya a mis hermanos y a todo el que se atreva a meterse en mis asuntos." Vanessa se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Gabriel le estaba proponiendo. Finalmente, una sonrisa suave apareció en su rostro. "Sabes, Gabriel, eres muy guapo cuando sonríes." Gabriel, sorprendido por su comentario, dejó escapar una risa breve y sincera. "¿Guapo? Nunca había oído eso antes." "Bueno, es cierto," respondió Vanessa, sus ojos brillando con una calidez que Gabriel no había visto en mucho tiempo. "Y sobre tu propuesta... no sé qué decir. Es una locura, pero quizás... quizás podríamos intentarlo." Gabriel sintió una oleada de emociones, algo que no había experimentado en mucho tiempo. "Vanessa, no espero que me ames. Solo quiero que estés a mi lado, que seas mi aliada. Podríamos ayudarnos mutuamente." Vanessa asintió, comprendiendo la profundidad de su propuesta. "Gabriel, no sé qué deparará el futuro, pero estoy dispuesta a intentarlo. Si esto es lo que necesitas, estoy aquí para ti." Gabriel sonrió, una sonrisa genuina que iluminó su rostro. "Gracias, Vanessa. No sé cómo esto va a funcionar, pero sé que contigo a mi lado, todo parece un poco más soportable." Vanessa se acercó y tomó la mano de Gabriel, apretándola suavemente. "Juntos, Gabriel. Lo haremos juntos." Mientras la noche avanzaba, Gabriel y Vanessa se quedaron en la sala de música, hablando de sus planes y de cómo enfrentarían la vida que se les presentaba. Aunque el camino por delante era incierto, ambos sentían una nueva esperanza, una chispa de posibilidad que no habían conocido antes. A la mañana siguiente, Gabriel no perdió tiempo en poner en marcha su plan. Convocó a todo el personal de la mansión y a sus hermanos a una reunión en el salón principal. También hizo arreglos para que la prensa local asistiera, asegurándose de que la noticia se esparciera rápidamente. Vanessa, aunque un poco nerviosa, se mantuvo firme a su lado. Sabía que esto era importante para Gabriel, y estaba decidida a apoyarlo. El salón principal estaba lleno de susurros y miradas curiosas cuando Gabriel y Vanessa entraron juntos. Isabella y Julian estaban presentes, ambos con expresiones de desdén. El personal se alineó a lo largo de las paredes, sus rostros mostrando una mezcla de sorpresa y confusión. Gabriel se dirigió al frente de la sala, con Vanessa a su lado, y levantó una mano para pedir silencio. Las conversaciones se apagaron, y todos los ojos se centraron en él. "Gracias a todos por venir," comenzó Gabriel, su voz firme y autoritaria. "Sé que ha habido muchos rumores y habladurías en esta casa últimamente. Y estoy aquí para aclarar las cosas de una vez por todas." Isabella cruzó los brazos, levantando una ceja en desafío. Julian simplemente miró con escepticismo. "Quiero presentarles a todos a Vanessa," continuó Gabriel, tomando la mano de Vanessa en la suya. "Vanessa no es solo una invitada en esta casa. Es mi prometida." Un murmullo de sorpresa recorrió la sala. Los ojos de Isabella se abrieron de par en par, y Julian parecía incapaz de encontrar palabras. "¡Esto es ridículo!" exclamó Isabella, incapaz de contenerse. "Gabriel, ¿qué estás haciendo?" Gabriel la miró con una expresión fría. "Estoy tomando una decisión por mí mismo, Isabella. Vanessa y yo hemos decidido comprometernos, y no necesito la aprobación de nadie para ello." La prensa, que hasta ese momento había estado observando en silencio, comenzó a tomar fotografías y notas apresuradamente. Los flashes de las cámaras iluminaron la sala mientras Gabriel continuaba hablando. "Vanessa ha traído algo de luz a mi vida, algo que no había sentido en mucho tiempo," dijo, su voz más suave. "Y estoy agradecido por ello. Así que les pido a todos que respeten nuestra decisión y nos apoyen en este nuevo capítulo de nuestras vidas." Vanessa sonrió, apretando la mano de Gabriel en señal de apoyo. "Estoy muy feliz de estar aquí con Gabriel," dijo, dirigiéndose a la multitud. "Y estoy comprometida a hacer que esto funcione." La prensa seguía tomando notas, capturando cada palabra y gesto. Mientras tanto, Isabella y Julian intercambiaban miradas de incredulidad y frustración. Cuando la reunión terminó, la prensa se retiró para difundir la noticia, y el personal de la mansión comenzó a dispersarse, aún murmurando sobre el sorprendente anuncio. Isabella se acercó a Gabriel, su expresión llena de furia. "Esto no ha terminado," le dijo en voz baja. "Vanessa no pertenece aquí, y me aseguraré de que todo el mundo lo sepa." Gabriel la miró con una calma imperturbable. "Haz lo que quieras, Isabella. Pero nada cambiará mi decisión." Vanessa, a su lado, se mantuvo firme, sabiendo que el camino por delante sería difícil pero decidida a enfrentar cualquier obstáculo junto a Gabriel. Mientras la casa volvía a su rutina habitual, Gabriel y Vanessa se quedaron en el salón, tomándose un momento para absorber lo que acababa de suceder. Gabriel la miró con una mezcla de gratitud y determinación. "Gracias por estar a mi lado, Vanessa," dijo, apretando su mano. "Siempre, Gabriel," respondió ella con una sonrisa. "Siempre." El anuncio de Gabriel Rothschild y Vanessa Miller como prometidos se esparció rápidamente no solo por la mansión sino también por la comunidad local. El mismo día del anuncio, los rumores y comentarios venenosos comenzaron a circular, afectando tanto a Vanessa como a Gabriel. En el pequeño café del pueblo, un grupo de mujeres estaba reunido, susurrando y comentando sobre la noticia del día. Una de ellas, una mujer de mediana edad llamada Karen, no pudo evitar expresar su opinión en voz alta. "¿Han oído la última? Gabriel Rothschild, ese millonario amargado, se va a casar con una rumbera," dijo Karen, su tono lleno de desprecio. "¡Oh, Dios mío! No puedo creerlo," respondió otra mujer, Lisa, llevándose la mano a la boca. "¿Qué está pensando? Esa chica, Vanessa Miller, solo puede estar interesada en su dinero." "Exactamente," añadió Karen, sacudiendo la cabeza. "Es obvio que está tratando de aprovecharse de él. ¿Una rumbera? ¡Por favor!" Mientras tanto, en la mansión Rothschild los comentarios venenosos también eran comunes entre el personal. Luisa, la cocinera, estaba hablando con Marta y otros empleados en la cocina. "¿Se pueden imaginar? Gabriel casándose con Vanessa," dijo Luisa, su voz llena de escepticismo. "Nunca pensé que el señor Rothschild caería tan bajo." "Es una pena," añadió Marta. "Ella no es de nuestra clase. ¿Qué pensará la gente de nosotros ahora?" Hasta los hermanos de Gabriel no se quedaron atrás en sus críticas. Isabella y Julian se reunieron en el estudio, sus rostros llenos de indignación. "Esto es inaceptable," dijo Isabella, su voz temblando de ira. "Gabriel está destruyendo el legado de nuestra familia. ¿Cómo pudo hacer algo tan estúpido?" "Es peor de lo que imaginaba," respondió Julian, frunciendo el ceño. "Tenemos que hacer algo al respecto. No podemos dejar que esta mujer se apodere de todo." Mientras tanto, Gabriel estaba en su estudio, consciente de los comentarios y los rumores que se estaban esparciendo. Aunque en parte le satisfacía saber que su anuncio había sacudido a su entorno, también le preocupaba el efecto que esto podría tener en Vanessa. Decidido a enfrentar la situación, llamó a Vanessa a su estudio. Ella llegó poco después, con una expresión de preocupación en su rostro. "Gabriel, he escuchado lo que la gente está diciendo," comenzó Vanessa, sin rodeos. "Están hablando mal de nosotros, de mí en particular." Gabriel asintió, su expresión severa. "Lo sé, Vanessa. Pero no podemos dejar que eso nos afecte. La gente siempre encontrará algo de qué hablar." Vanessa suspiró, sentándose frente a él. "Es difícil. Sé que dijimos que lo enfrentaríamos juntos, pero algunos de estos comentarios son realmente crueles." Gabriel tomó la mano de Vanessa, mirándola a los ojos. "Eres más fuerte de lo que crees, Vanessa. Y no estás sola en esto. Estoy aquí contigo, y juntos podemos superar cualquier cosa." Vanessa asintió, encontrando consuelo en sus palabras. "Gracias, Gabriel. Solo necesito recordarme a mí misma por qué estoy aquí." Gabriel sonrió, una sonrisa rara pero genuina. "Estás aquí porque eres increíble, y porque quiero que estés a mi lado. No dejes que nadie te haga dudar de eso." Con renovada determinación, Vanessa decidió que no dejaría que los comentarios venenosos la derribaran. Tenía a Gabriel a su lado y, juntos, enfrentarían cualquier obstáculo que se les presentara. Al día siguiente, mientras caminaban por el jardín de la mansión, Vanessa y Gabriel discutieron sus próximos pasos. Sabían que la batalla contra los prejuicios y la hostilidad no sería fácil, pero estaban dispuestos a luchar. "Debemos mostrarles a todos que estamos unidos y que nada ni nadie nos va a separar," dijo Gabriel con firmeza. "Estoy de acuerdo," respondió Vanessa. "Y quizás, con el tiempo, las personas verán más allá de los rumores y entenderán lo que realmente importa." Gabriel apretó la mano de Vanessa con fuerza. "Así es. Y si no lo hacen, entonces no importan. Lo único que importa es que nos tenemos el uno al otro." Con esa determinación, Vanessa y Gabriel enfrentaron los días siguientes con valentía y esperanza, sabiendo que, aunque el camino sería difícil, su amor y compromiso les darían la fuerza para superar cualquier desafío.
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