Al día siguiente, mientras estaba preparando el desayuno.
Me di la vuelta y me choqué con alguien.
—Fíjate lo que haces, eres tan inútil —dijo una voz chillona, y era de una mujer.
Cuando le prestó atención a su rostro, me doy cuenta de que se trata del amante.
A los ojos sorprendida, sin entender muy bien que hacer aquí.
—¿Qué haces aquí..? llamaré a la policía.
—¿De verdad..? —preguntó burlona —Pues, Lautaro me ha permitido estar aquí. Así que tú no eres nadie para venir a interponerte —dijo contorneando sus caderas lejos de mí.
Cansada de toda esta actitud de mi esposo, dejó el vaso de leche a un costado.
Voy corriendo escaleras arriba, abro la puerta de su despacho sin pedirle permiso y le anuncio:
—Estoy embarazada.
Él se gira, con una ceja levantada y dice:
—Te felicito —dijo simplemente se dio la vuelta.
—¡Es tu hijo! —le reclamé completamente enojada.
Di un pisotón, en la madera del suelo.
—No sé qué quieres que haga. Como verás traje Amelia para que viva con nosotros. Ya que ella es el amor de mi vida y tú no. Si quieres te puedes marchar, pero cierto... No tienes dónde ir —dijo con una sonrisa socarrona y simplemente se giro.
—¡Yo no me iré! es mi casa —dije dándome la vuelta y él no dijo nada.
Suspiro de alivio, al menos no me iban a echar de la casa, pero no sabía que hacer.
Tendría que buscar alguna manera, de poder librarme de esta situación. Pero, en ese momento no se me ocurre absolutamente nada.
Suspiré, de nuevo para poder preparar mi desayuno. Cuando veo que la leche que estaba en la taza, se encontraba en el suelo.
—¡Mira que desastrosa que eres! ¡limpia! —me ordenó, y yo la miré con el ceño fruncido.
Tomé un trapo de piso, empecé a juntar los pedazos de cerámico, mientras que ella se salía por la puerta de la salida.
Me corté con un trozo de cerámico, y mire apenada básicamente que estaba sangrando.
Me desmayé, de la impresión.
No sé cuánto tiempo pasó, pero me sentí adolorida.
Me levanté bastante confundida, y puedo ver que está todo oscuro. No entiendo dónde me encuentro.
Cuando recuerdo, que me había desmayado arriba de los cerámicos y de los cristales.
Mi brazo, estaba todo dañado con pequeños cerámicos introducidos en mi piel.
Hice una mueca al quitarme uno por uno, y empecé a llorar.
No solo era el dolor, si no el saber también que seguramente mi esposo me vio arrojar el suelo, y no hizo nada.
Después de que me quite cada una de los cristales de mi brazo, me puse de pie. Yo limpiaría, para algo mi esposo pagaba a una sirvienta.
Fui a limpiarme la herida. Pero como tenía la duda de si mi esposo me había visto arrojar el suelo.
Fui a la parte de vigilancia, quedaba en el medio de la casa, y no era muy recurrente que yo haya entrara.
La verdad es que nunca lo había hecho, en cuanto ingrese, por fortuna el hombre de la vigilancia no se encontraba.
Así que miré con curiosidad el aparato, sin saber muy bien. Cómo hacer para volver hacia atrás.
Hasta que me di cuenta, que tenía que retroceder en una opción. Lo hice habían pasado 3 horas desde que me desmayo al parecer, y cuando me desmayé, fue justo después de que la amante se marchara por la puerta.
Porque mi marido, había pasado por mi lado, se me quedó mirando después caminó como si nada.
Sigió a la salida, estaba tan molesta, golpie la silla que estaba a mi lado. Me sentí tan miserable y enojada.
Tragué saliva en seco. Así, sin saber muy bien que hacer en ese momento.
Pero la rabia y el enojo estaban puestas en mi. Mis ojos se llenan de lágrimas y lo peor de todo, es que no sé muy bien que hacer o qué decir.
Lloro con mayor amargamente y en ese momento lo único que quiero es no sufrir.
Me alejo, dando pasos largos hasta que finalmente me encuentro frente a frente.
Ingreso, por fortuna tenía un baño propio y me limpio la herida la cual me arde mucho. Después de desinfectarme, y deben darme, no de cuenta de que digo que buscar una manera de salir de aquí.
Me doy la vuelta, ahí empieza a caminar hacia la escalera, pero me quedo quieta. La puerta del despacho de mi esposo, está abierta.
No era algo muy común, que digamos siempre la dejaba con llave entonces me pareció una buena opción para entrar.
Y eso hice, en cuanto ingrese pude ver por el rabillo del ojo que no habían cámaras.
Aliviada, empecé a revisar por alguna razón todo. De pronto, mientras estaba quitando el polvo de unas carpetas que había abandonadas en la parte de abajo; puedo ver qué hay una foto mía y de mi familia.
No entiendo porque él tiene algo así.
<<¿Por qué..?>>