Capitulo 1- Descubrimiento
Alex.
Veo el reloj son las 12:05. En este día, me encontraba peculiarmente conforme. Estiro las piernas, con bastante pereza, estaba intentando concentrarme en un libro bastante atrapante, de pronto unos gritos, me desconcentran de mi tranquilidad.
Al levantar la vista, puedo llegar a apreciar a una pareja. Ella está llorando, se toca repetidas veces el vientre, al parecer está bastante furiosa.
Señala con su dedo índice, una y otra vez al hombre que está al frente de ella.
El mismo, en vez de intentar calmarla, empieza a reírse divertido, y cuando me pongo de pie para apreciar un poco mejor la escena y marcharme me doy cuenta de que detrás del arbusto, que se encuentra en el lado derecho de las dos personas, hay una mujer.
La misma, queda sentada, con un largo y provocativo vestido, se ríe: al parecer no le interesa para nada la escena.
El hombre en algunas ocasiones señalan dirección hacia la mujer, y después de un momento al otro, la toma de la mano y ambos se alejan. La chica, empieza a llorar desesperadamente, y se sienta en el banco.
No la conozco, la verdad es que nunca la había visto. Pero por algún motivo, me acerqué.
Ella levantó la vista, y en ese instante no la entendí.
—¿Estás bien..?
—¿Quien eres..? —me preguntó.
—Soy Alex.
—¿Alex..?
Suspiró y sigió mirando a la nada.
Y lo que yo no supe, es que está conocida se volvería parte de mi vida
Olivia
Voy apresurada, estoy por perder la cita con el doctor. Miro el reloj, son las 9:35, la cita es a las menos veinte.
¡No voy a llegar!
Pero voy corriendo hasta que finalmente, llego.
Doy un sonoro suspiro, miro en frente.
El doctor justo estaba llamándome.
—¡Soy yo!
—Pase señorita.
—Hola...
—La felicito usted está embarazada.
Miro sorprendida.
Había ido para saber el motivo de mis náuseas, y a pesar que le había insistido a Lautaro, el mismo había dicho que era el estrés que yo misma tenía.
Entonces, me habían sometido a una serie de pruebas, exámenes y análisis de sangre y al parecer era todo lo contrario de lo que yo pensaba.
Sorprendida, tomo las pruebas, no puedo creer la palabra "positiva" en el papel.
Lo guardo en mi cartera, después de agradecerle de nuevo al doctor; quiero avisarle a mi esposo, este cruzando la calle.
Primero tengo que atravesar la gran plaza central, para poder llegar a nuestra casa. Mientras camino, veo a lo lejos una pareja muy abrazada, por algún motivo que no entiendo siento que conozco al hombre.
Me voy acercando; ya que tengo lentes, y en parte se me dificulta ver a distancia. Hasta que finalmente llego a dos m de distancia y me asombro al ver qué es mi marido, está besándose y abrazándose con otra mujer.
No puedo creerlo, mis ojos se llenan de lágrimas y le digo:
—No puedo creerlo de ti.
—Entonces es con esta, ¿con la que convives todos los días..? —quiso saber la mujer, la cual era desconocida para mí.
—Sí cariño —dijo divertido mi esposo, si se pone de pie.
—No puedo creerlo —dije con lágrimas en los ojos.
—Es que tú eres aburrida, llevamos tres años de matrimonio, y la verdad es que desde el primer momento en que te vi: lo único que hiciste fue aburrirme.
Después de decirme eso, los dos se fueron tomados de la mano y se alejaron.
Empecé a temblar, no sabía si era por el embarazo, pero me sentía muy inquieta. Me senté en el banco en el cual los dos se habían besado, y sentí demasiado asco.
Incluso el bilis, había recorrido hasta llegar a mi garganta pero se detuvo ahí.
Un sujeto desconocido, se acercó, lo vi por el rabillo del ojo. Sin embargo se detuvo frente a mi, si me preguntó si estaba bien cuando levante la vista, y lo miré con curiosidad.
Al día siguiente, después de ese extraño acontecimiento, mi esposo no había llegado a la casa.
Estaba un poco triste, y aún no la había dado la noticia de mi embarazo. Tal vez sí se la daba, el desistía de estar con su amante y se quedaba conmigo.
Mientras estaba en la cocina, preparando una taza de leche, me doy cuenta de que tenía la ecografía del bebé.
Tomo mi bolso con prisa, simplemente salgo del lugar. En cuanto llegó al doctor, me da la buena noticia de que voy a tener un bebé varón.
No puedo salir de mis sueños, en ese momento toda la felicidad se derrumba.
Al recordar las palabras de mi esposo, al recordar esa imagen.
Sonrío pero mi sonrisa no llega mis ojos.
Cuando estoy llegando de nuevo mi casa, me doy cuenta de que la puerta está entreabierta.
Con algo de curiosidad y preocupación, ingreso con bastante silencio: me quito los zapatos, y voy descalza hacia el interior, subo peldaño por peldaño con el corazón en la boca.
Tenía tanto miedo de que haya ingresado un ladrón. Pero, todo esos nervios se disiparon el momento que escuche unos gemidos.
Asombrada, empiezo a acelerar el paso hasta encontrar: a lo que era mi esposo con otra mujer. No podía creerlo, mis ojos parecían que me estaban haciendo una mala jugada.
Pero por más que me pase la mano sobre ellos, nada cambio. A esa hora, me di la vuelta y pude escuchar como ella se reía.
Seguramente me habían visto. Me fuí corriendo a la habitación de huéspedes, me había mudado provisoriamente ahí.
La cerré con llave y empecé a llorar, tomé un cuadrito que había comprado recientemente la foto de mi bebé, lo acaricie con la yema de mi dedo y me quedé ahí. Sin saber muy bien que hacer; encima era dependiente del, ya que mi familia, había perdido todo.
La única forma de salvar a su empresa, había sido entregarme con mi marido.
Suspiré, había pasado tres años desde ese momento y después sorpresivamente mi padre había muerto.
No había podido recuperar, nada de lo poco que lo había ayudado mi marido.
Suspiré, estaba sola y lo peor de todo es que a la única persona que tenía era mi esposo. No tenía ningún título universitario, no sabía hacer básicamente nada.
Lo único que podía hacer era ser buena esposa y ahora me encontraba con esto. El único mayor miedo que tenía en este instante, era que él me pudiera llegar expulsar.
Me sentí tan vacía, tenía todas las ganas de morir. Me quedé en la cama, llorando amargamente hasta que me quedé dormida.