Mawunko.
Llega el verano y todavía estamos igual, Yankiray pidiendo que la embarace y yo negándome a más no poder de hacer que ella cargue a mi hijo, mis hermanos cada vez más pegados a ella que hasta parece que fuera la madre, porque con solo darles una mirada hacen lo que dice, mi tia dándome de esas charlas que me tiene las pelotas por el piso pero por simple respeto la oigo, pero ya no puedo más.
—Mawunko. —me giro hacia otra de las mujeres de mis tíos.
—¿Qué pasa?.
—Quiero saber... ¿En realidad todos queremos saber cuando nos vas a dar un sucesor?. —la miro sin decir nada, otra más que me viene a molestar con lo mismo—. ¿Hace cuántas lunas llenas que ella esta acá? Si no queda embarazada es mejor que la dejes y te busques otra esposa que pueda darte un heredero pronto y nos mantengas seguros con los demás clanes que ya estamos en la mira de ellos. —doy media vuelta y camino hacia mi toldo sin responder a nada.
—Mawunko... ¿Cuándo vamos a ver a Yankiray cargando nuestro futuro jefe?.
—Pronto va a estar cargando a mi hijo, no hay que preocuparse de esas cosas.
—¿Tienen problemas para concebir?. —miro a la anciana de mi pueblo con ganas de irme del lugar pero tampoco puedo, los ancianos son muy respetados no podría jamás dejarla con la palabra en la boca—. ¿Ella no te corresponde debidamente? Puedo hablar con ella para saber el problema y solucionarlo.
—No hay problema alguno, solo debe ser que no esta en época de concepción nada más.
—Si tienes problema me avisas y hablo y les doy algo.
—Estamos bien, pero gracias por el consejo lo tendré en cuenta.
—¿Los niños son el problema de la lívido?. —ya no sé para donde mirar de lo incómodo que es—. La vi muy contenta con ellos, no creí que fuera el causante.
—Ya dije que no hay problemas menos con mis hermanos... Simplemente los ancestros no lo han querido aún y gracias por sus palabras, debo retirarme. —me voy a mi toldo y mis hermanos están sentados en sus camas, todos lloran y Caupolican se para viniendo hacia mi con furia—. ¿Qué pasó? ¿Dónde esta Yankiray?.
—Humillaron a Yankiray a más no poder. —lo miro sin decir nada—. ¿Hasta cuándo vas a permitir que le sigan faltando el respeto?.
—Se tiene que defender sola, no puedo estar pendiente de ella y debe ganar su puesto o nadie la va a respetar. —quiero pasar por su lado pero me agarra del brazo apretándome con fuerza—. ¿Qué haces?.
—La mujer que humillan es tu esposa... La principal del jefe no cualquier otra, la principal Mawunko, ¿hasta cuándo debe soportar que la humillen por no darnos un cacique de heredero?.
—Es mejor que me sueltes Caupolican... No olvides tu posición.
—No la olvido... Pero haz algo porque yo no puedo o estaría rebajando tu poder, vas a quedar como que no sabes defender de tu familia.
—Vamos a poner las cosas para comer. —sale de la habitación toda llorosa, la voz le tiembla al hablar.
—Yan. —corren hacia ella abrazándola.
—¿Estas bien?.
—Esas mujeres son malas, no me gustaron.
—Ya esta todo bien... Mejor comamos así dormimos con la panza llenita y tenemos hermosos sueños. —les da un beso a cada uno—. Panza llena corazón contento.
—Esta bien.
No me mira en ningún momento, calienta la comida y les sirve a todos, ella se sienta al final de la mesa como siempre, Caupolican a mi lado derecho y así los más mayores hasta que ella queda con Aneley al final, en las reuniones importantes tiene permitido sentarse a mi lado o en este caso que están mis hermanos quedaría después de Yerimen por la escala de rangos, si la principal es más importante que las demás puede llegar a tener el lugar al lado del jefe, pero eso casi no se ve y dudo mucho que llegue a sentarse a mi lado aún en estás comidas menos en una reunión importante, eso no va a pasar, y aun así no puedo dejar de mirarla, le veo un golpe en su mejilla y casi no prueba la comida, solo alimenta a todos y ella no come absolutamente nada, lo único que hace es revolver la comida de su plato.
—Vamos a la cama que los tapo así ya vamos a dormir. —los arropa contándoles historias que los hace reir y después los besa—. Duerman bien.
—Gracias Yan. —se gira y me mira un rato.
—Voy a dormir con Aneley hoy.
—¿Por qué?.
—Estuvo un poco enferma y me quiero asegurar que duerme bien o no voy a estar tranquila.
—Duermes en la cama conmigo... Como una esposa debe hacerlo. —junta las cosas sucias y sacude la alfombra que usa para los alimentos—. Vamos a dormir mañana haces eso.
—Ya te dije que no voy a dormir contigo. —acomoda todo en la cocina y mesa para después salir con los platos sucios para lavarlos fuera de la casa.
—Yankiray. —salgo atrás de ella y cuando deja las cosas en el suelo la agarro de la cintura alzándola y la entro a la tienda.
—Déjame ¿qué haces?. —va tiesa, no se mueve para nada ni alza la voz—. Vamos a despertar a los nenes Mawunko.
—Te di una orden.
—¿Orden a mi?. —en nuestra parte privada la suelto, se gira furiosa—. Soy tu esposa no me debes ordenar nada.
—Aún así me debes obediencia. —me mira furiosa y de cerca veo mejor su mejilla lastimada—. ¿Quién te golpeó?.
—No tiene importancia.
—Eres la gran esposa. —se cruza de brazos pero es más como cubriéndose mas que de enojo y orgullo de su título—. No pueden hacer eso.
—Yo me tengo que hacer respetar.
—No quiero volver a ver eso. —apunto su mejilla lastimada, me desnudo viendo como se gira dándome la espalda y se sienta en las pieles—. Denúdate Yankiray.
—¿Para qué?, ¿Para humillarme cómo la última vez que te fuiste sin decir nada?.
—Hoy vamos a concretar nuestro matrimonio... Y espero que cargues a mi hijo para mañana.
Asiente sin decir nada, la paro y le saco la ropa porque no hace nada porque no me cree; no voy a negar que es linda, una mujer atractiva en gran manera pero mi corazón lo tiene otra mujer, mujer que me cumple mis necesidades cada día sin esperar nada a cambio, bajo por su cuerpo con mis manos lentamente sintiendo lo suave y tierna que es, sus pechos están en la plenitud de la vida, sus caderas anchas dispuesta a cargar con bebés y tener un parto seguro, eso me gusta.
Nos acostamos en las pieles y ella solo me mira fijo a los ojos, hasta pareciera que ni respirara de lo quieta que esta, bajo sobre su cuerpo y por primera vez nos tocamos, mi piel contra su piel se siente hirviendo, mi respiración se vuelve forzosa y mis manos transpiran donde siento que es muy intenso, sus manos me tocan con suavidad y me siento temblar, como que por donde pasa la mano un fuego terrible me recorre que es vez de quemarme me desespera para seguir sintiéndolo, uno nuestras bocas y me sale un jadeo de agonía donde siento que pierdo el control de mis actos porque ya perdí la cabeza desde que le puse las manos encima. Poco a poco va liberando su cuerpo de la tensión volviéndose más relajada, con mis manos la recorro sin dejar de saborear sus labios, logro que abra la boca cuando pellizco uno de sus pequeños pezones, entierra sus dedos en mis brazos y separa sus piernas involuntariamente, me acomodo mejor en medio de sus piernas sintiendo que se me para el corazón al rozar nuestros sexos, cuando alza las caderas ya no puedo seguir besándola o no vamos a concretarlo como es debido.
—Aaagggg.
—Shhh. —bajo por su cuello hasta llegar a sus pechos—. No grites.
—Ooogggg. —mi mano viaja a su intimidad y más alza las piernas por mi costado—. Por los dioses.
—¿Te gusta?.
—Si. —cuando mis dedos están empapados de su excitación presiono mi pene sobre su entrada—. Duele Mawunko.
—Va a doler al principio pero debes soportarlo... Luego pasa confía en mí.
—Esta bien. —gracias a la lámpara que tenemos prendida hasta que nos preparamos a dormir veo sus rasgos y gestos de dolor al recibirme dentro de su cuerpo—. Mmmgggg.
—Mírame. —lo hace de inmediato, se agarra de mis hombros y entro completo en su interior haciéndonos uno solo, tira la cabeza hacia atrás temblando completamente—. Tranquila... Relájate Yankiray. —beso su cuello con besos suaves y aprieto sus pechos, hago lo que puedo para que pase su dolor y podamos seguir—. Respira... Vamos Yankiray, ya va a pasar.
—Si... Solo... —nos miramos a los ojos y me muevo suavemente sobre ella, no quiero causarle dolor, me gusta ver la cara de asombro—. Aaaggg.
—Mmmjjjj. —no deja de mirarme en ningún momento—. Aaaggg.
*****
Yankiray.
Estoy sobre mi costado mirándolo dormir con mucha paz y tranquilidad, esta dormido boca abajo bien pegado a mí, tanto que no sé donde empieza uno y termina el otro, con su brazo me rodea por la cadera y si me muevo un poco me aprieta más a él, es una reacción involuntaria pero es como si no quiere que me aleje de él, por eso me aprieta al más mínimo movimiento.
Con mis manos debajo de mi cara lo miro cuidadosamente, ¿así que así es lo que siente que me embaracen? Fue muy doloroso al principio pero luego todo cambió... De golpe empecé a sentir que mi mundo giraba, que Mawunko arriba mío era lo único que había en esta tierra, él y el placer que recorría mi cuerpo, jamás había sentido nada igual de lo que pasamos hace un rato, hubiera deseado que alguien me halla dicho de estas cosas, de que se hacia en la cama en si, sabia que debíamos estar en la cama como mi mamá decía, en la cama se es uno, ¿pero de qué forma?, en mi cabeza yo decía acostados abrazados, ¿después de eso?, nada más, nunca me dijo nada más.
Abro los ojos cuando se esta moviendo, me siento tapándome los pechos con la manta y me mira de inmediato, queda unos momentos en silencio y después asiente.
—Voy a prepararte el desayuno.
—Si. —me cuesta pararme del dolor que siento.
—Mmjjjj.
—¿Estás bien?.
—Si. —me pongo el vestido dándole la espalda porque me da mucha vergüenza que me vea desnuda de nuevo—. Estoy bien, solo un poco adolorida nada mas.
—Te preparo un té para el dolor. —lo miro sin creer, esta siendo amable conmigo y se siente raro—. Si es que quieres.
—Obvio que si lo quiero... Gracias.
—Bien... Vamos. —salimos de nuestro lugar privado y voy a ver a los nenes que todavía están acostados.
—Yan.
—¿Ya te despertaste?. —alzo a Aneley y toco su cabecita, me siento mal donde no vine a verla aun cuando tenia la cabeza caliente—. ¿Te duele?.
—No.
—¿Vamos a tomar leche?.
—Siiii.
—Sshhh. —se tapa la boca riendo—. Se van a despertar.
—Ya estamos despiertos.
—Oohhh noooo. —dice tocando su cabeza con mucha gracia que nos reimos todos.
—Bueno... Vayan a lavarse y preparen todo que voy hacer algo de comer ¿si?.
—Yankiray. —me giro y Aneley le estira los brazos, la alza dándole un beso—. Hola pajarita. —ella se ríe envolviéndolo por el cuello dándole unos besos—. Ven Yankiray.
—Si. —me tiende una taza con agua caliente y hay flores dentro.
—Tómalo todo y te vas a sentir bien. —lo tomo todo y me devuelve a Aneley—. Me voy a casar... Chao.
—Chao.
Salgo atrás de él con Aneley en brazos para ir a la cocina para ir por harina así hago un poco de pan que no queda mucho y estos muchachos comen mucho; la aldea esta bien acomodada, la tienda de Mawunko esta en una parte solo, no hay "vecino", de ahí hay una franja libre en donde las tiendas están a los lados, de esa forma todos pueden llegar al jefe mas fácil y hay un control mejor de la repartición de las tiendas y los puestos de cada uno, cuando voy llegando a la cocina que queda en medio de la aldea veo a una chica correr hacia Mawunko y él sonríe cuando la ve, quedo de pie mirando mientras algo corre dentro mío al ver esa imagen, se suben al caballo y se van juntos dejándome parada en medio de la aldea con la mirada de todos en mi humillandome una vez más.
Paso la tarde así, viendo a todas reírse de mi ya que ahora entiendo sus burlas, ahora sé que es porque Mawunko se va con otra mujer mientras me quedo en la tienda limpiando y cocinando para cuando él llegue porque supuestamente viene cansado de tanto trabajar, estúpida, le cocino y le lavo la ropa para que se vaya a ver con otra.
—Llegué. —lo quedo mirando con mucha seriedad, se sienta incómodo donde no dejo de mirarlo con odio.
—Mawunko, Yan nos hizo arroz con leche.
—Mmm que rico. —sirvo un cuenco repleto de comida y me paro yendo a la puerta de la tienda.
—¿A dónde vas?.
—Voy por agua. —salgo de la tienda y voy a la cocina, agarro un cuenco y lo cargo con los baldes de agua que los muchachos se encargan de traer todas las mañanas.
—¿Y dónde fueron?. —me escondo así puedo escuchar.
—Fuimos al monte... Mawunko es insaciable... Se nota que esa no lo complace como yo lo hago. —desde atrás de un mueble muerdo mis labios—. Le tuve que rogar que volvamos que ya era tarde. —las dos se van riendo y yo miro a la nada.
—Yankiray. —miro a Caupolicán que me habla, no me había dando cuenta de que había entrado—. ¿Estas bien?.
—Si... Estoy bien.
—Dame, yo llevo el agua. —caminamos hacia la tienda en silencio donde no dejo de pensar en lo que oí, cuando entro todos me miran.
—¿Por qué tardaste tanto?.
—No me di cuenta. —Aneley se tira en mis brazos y la meso durmiéndola, cuando dejan de comer Mawunko se para.
—Todos a dormir.
—Si. —miro a la nada hasta que me paro así la voy a acostar.
—Yankiray. —me giro y esta parado cerca de nuestro lecho mirándome—. Apúrate. —acuesto a Aneley junto a Lautaro y los arropo dándoles un beso a cada uno, a paso lento voy a nuestra cama—. ¿Qué te pasa? Estas muy lenta... ¿Te duele?.
—Si.
—Bien. —me acuesto de costado pero me gira boca arriba subiéndose encima de mi—. Te voy a preparar bien y...
—No Mawunko... No quiero.
—Tú me pediste esto. —se enoja aún más donde con las manos lo empujo por el pecho—. ¿Ahora me lo niegas?.
—Me duele mucho.
—Te di las flores. —se mueve a su lado del lecho arrodillado—. Son fuertes no tendrías que tener dolor.
—Pero lo tengo. —me agarra con fuerza del brazo cuando me quiero girar—. Me estas lastimando.
—Y va a ser peor si no me dices que pasa.
—Simplemente no quiero.
Se va más que furioso y no vuelve en toda la noche, no puedo dormir pensando en que debe estar pasando la noche con esa chica ya que yo no le di lo que él quería, pero que ella le dé lo que quiere yo no quiero que me vuelva a tocar si esta con otras, no quiero ser una más.
Me levanto más que cansada donde no pegué el ojos en toda la noche, me duele todo el cuerpo a más no poder y tengo que ir a la huerta ya que debo mantener la parte de tierra que nos toca, al ser el jefe nos toca una parte bastante importante y debemos mantenerlo o nos morimos de hambre, no lo vamos a hacer pero no puedo perder todo y que los demás nos deban dar de su parte, eso no me gusta nada.
—Yan ¿vamos a la huerta?.
—Si... Vamos. —voy con todos los críos porque no me gusta que queden solos, van riendo y saltando jugando y yo en una nube que no puedo dejar de pensar en eso.
—Yankiray. —me giro y viene Mawunko a caballo, me tira unas prendas a los pies con furia—. Las quiero listas para la noche.
—No le hables así. —dice Ayen.
—No te metas. —se va y yo los miro.
—No se metan ¿si?. —bajo a Aneley de mis brazos para agarrar las prendas ya que debo llevarlas conmigo—. Debe estar enojado por algo y si opinan se enoja más. —vamos a la huerta y me ayudan a cuidar todo.
—Forastera. —sigo arrodillada sin alzar la mirada—. ¿Te gusta pasar la noche sola?.
—¿Yan saco esto?. —los nenes también las ignoran.
—Muéstrame. —siguen diciendo cosas hasta que llega otra chica.
—Vi la otra noche como Mawunko la envolvió en sus brazos y la entró a su tienda mientras los dos sonreían y jugaban. —la miramos sin creer porque no pasó que hubo juegos, menos risas—. Que anoche hayamos visto como el jefe salía de su tienda enojado no quiere decir que ella no lo atienda como corresponde. —se van enojadas y ella se agacha delante mío—. Debes hacer que te respeten mujer... Yo que tú ya hubiera mostrado mi puesto delante de todas ellas. —asiento sin decir nada—. Soy Ailin.
—Yankiray.
—Lo sé. —se rie contagiándome—. Todos lo sabemos.
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