Especial Día de San Valentín

1731 Words
Cuando Emily miro por primera vez aquellos ojos grises sintió que no podía haber algo más hermoso en el mundo, ella se sintió obnubilada por la presencia de aquel chico frente a ella. Jamás se había sentido así, como si cupido la hubiera flechado en el mismísimo momento en que se cruzaron. Culparía al destino de su infortunio al tener semejante atracción por el chico, pero solo por esta vez le agradecía por haberle permitido dejarla conocerlo. — Hola, sería muy atrevido de mi parte si te preguntara tu nombre — hablo avergonzada la joven bruja. — Por supuesto que no. Mi nombre es Dante, ¿Cuál es el tuyo? — la joven sintió que moriría de pena ante el chico frente a ella, sin embargo, se contuvo de hacerlo solo para seguir admirándolo un momento más. — Me llamo Emily, mucho gusto en conocerte. ¿Visitas muy seguido este lugar? — Dante negó y ella se sintió decepcionada pues, aunque pudiera repetir esa visita al mundo ordinario quizás no podría verlo nuevamente. Emily había salido esa mañana de su casa decidida a escaparse y no presentarse a sus clases diarias debido a que se sentía abrumada, el crear, pensar, ser responsable de todo un mundo y un sistema iban a terminar volviéndola loca. Tenía, no, necesitaba escapar de su realidad con urgencia y esa travesura la había llevado a ese lugar, una aldea con gente amable que parecían ser felices y despreocupados acerca de su propio futuro, un lujo que ella no podía darse, pero estaba allí frente a ese muchacho el cual compraba una serie de objetos en aquel comercio. La pelirroja seria castiga, con suerte sus amigas se encargarían de cubrir su ausencia y no sería descubierta su falta, pero el encuentro con aquel desconocido valía toda reprimenda que pudiera darle su padre y los cuatro iluminados. — Estoy de visita, no me quedare mucho tiempo por aquí, pero supongo que nos podremos ver seguido durante mi estancia — respondió Dante ante la decepción de la chica con intenciones de animarla. — Eso suena fantástico. Nos podemos ver mañana por ahí — Emily señalo una colina donde terminaba el pueblo y comenzaba el bosque. Dante asintió. — Me parece muy bien, ¿Qué te parece como a las cuatro? — pregunto con entusiasmo. — Claro, nos vemos entonces — se despidieron y ella lo observo perderse entre los demás aldeanos. Emily decidió regresar por donde había llegado, subió la colina y se adentró al bosque. Llego a la gran apertura donde se encontraba el portal que unía a sus dos mundos, a simple vista ahí no había nada, pero si cruzabas la brecha entre el árbol y la gran roca entrabas al mundo sobrenatural. Emily atravesó el límite y corrió por las calles con el fin de llegar con suerte a su ultima clase, cuando chocó contra una persona que detuvo su huida. — ¿Se puede saber a dónde vas con tanta prisa?, mas especifico ¿Dónde estabas? — Emily se asustó ante la presencia del vampiro frente a ella. — Por mi padre, ¿tú que haces por aquí? casi me matas del susto Aleister — respondió sin querer mirar al vampiro a los ojos. — ¡Oh no! mi dulce Emily, yo pregunte primero — arqueo una de sus cejas y la miro de forma inquisitiva —. Adivina quién me mandó un mensaje mágico diciéndome que estabas desaparecida haciendo no sé qué y metiéndote en problemas seguramente. — Brenda… — respondió cabizbaja —. ¿Ya le dijo a mi papá? — pregunto con la esperanza de que todo el mundo mágico siguiera ignorando su ausencia. — No, por suerte no, pero no solo me llamo Brenda sino me hablo Draven para decirme que Nora le había dicho que por favor te buscáramos y a cambio ellas nos darían toda su mesada durante dos meses, ahora el dinero de tus amigas y el tuyo nos pertenece. Así que, estoy aquí por la respuesta a la pregunto del siglo, ¿Dónde estabas Emily? — No le digas a nadie Aleister, pero yo salí… — Yo sé que saliste, ¿pero adonde? — Aleister rodo los ojos e hizo un gesto obvio. — No enloquezcas, pero fui al mundo de los ordinarios. Es asombroso, muy diferente al nuestro, sus casas están hechas de paja y los niños corren por ahí sin supervisión, no parece haber escuelas u hospitales claro que… — Detente, ¿Qué hiciste qué? — interrumpió el vampiro perplejo. — Salí a conocer a los ordinarios. — repitió Emily, esta vez fue su turno de rodar los ojos y poner un gesto obvio. — Por Adonaí Emily, te das cuenta de lo que pudiste provocar o hacer, te expusiste a que pudiera pasarte algo y… — Por favor Aleister, no me regañes, tú vas allá todo el tiempo y yo creí que… — Si yo salto de un puente entonces tú también puedes seguirme, ¿no? — dijo con cierto enfado en su voz. — Puede que lo haga — se encogió de hombros y Aleister sostuvo el puente de su nariz con exasperación —. Pensé que, si tu habías logrado conseguir que alguien de allá afuera te sacara de la cabeza a Brenda, quizás yo también lograría encontrar a alguien que hiciera lo mismo por mí. — ¿A qué te refieres? — Aleister la miro confundido y quiso saber que era lo que había en la mente de su pequeña amiga. — Oh vamos, ambos sabemos que tienes una aventura con una chica humana — admitió la chica y el vampiro se quedó mudo e impactado por un momento, pues no esperaba que la pelirroja supiera de su aventura —, quien ha logrado sacarte de aquel estado deprimido en el que te encontrabas. Desde que Brenda y tu terminaron su relación por culpa de su destino. Ni yo misma he podido hacer nada para que tu… — No es así, — interrumpió con dolor —, una simple humana no podría hacerme igual o más feliz que pasar tiempo contigo, con alguno de los muchachos o con mis hermanos. Sí, es verdad que he estado mal, pero es normal Emi no puedes esperar que yo este como si nada cuando la persona que amo va a casarse con alguien más y no puedo ser yo. Emily sintió como su corazón se estrujaba al escucharlo decir aquellas palabras, no sabía porque o quizás si lo sabía, pero elegía debatirse en pensamientos contradictorios que no la llevaban a nada más que estar segura que solo sentía celos de Brenda debido al amor que Aleister le profesaba y que quizás ella jamás encontraría a alguien más. — Ves, yo lo sé todo sobre ti, no creas ni por un solo segundo que puedes ocultarme un secreto. — confeso Emily con un enorme nudo en la garganta. — ¿Me has estado siguiendo? — pregunto Aleister curioso, ella asintió con timidez — ¿eres acaso una acosadora? — ella negó —. Yo creo que lo eres, la pregunta es ¿peligrosa o pacifica? — Emily sonrió y no pudo evitar reír —. Loca, definitivamente loca, de esas que te secuestran y te amarran en el sótano para que nadie escuche tus gritos. — Exactamente, será mejor que te cuides y no salgas de noche porque en cualquier momento podría caer encima de ti — ahora era Aleister el que ría sin parar. Emily lo observo con fascinación pues hacía mucho tiempo que no lo veía de esa manera y era grato para ella. — Hablando enserio, lo siento, pero si, te seguí varias veces porque tenía que ver que no anduvieras en malos pasos después de tu evidente depresión, ya que al terminar tu relación no has sido tú mismo. — Estoy bien, no deberías cuidarme a mí, sino a Brenda, ella te necesita más que yo — expuso el vampiro y Emily lo miro admirada. — Ella está bien, — confeso la bruja —, solo esta triste igual que tu porque la persona a la que quiere, no puede ser para ella, pero quien podría culparla. Yo sé lo que es querer a alguien y saber que nunca podrás estar con esa persona como quisieras. — No puedo creerlo ¿Quién es el afortunado? — pregunto maravillado. — No hay afortunado ¿de qué hablas? — pregunto un tanto pasmada, sin saber que decir. — Oh vamos, yo también se todo sobre ti y ya varias veces me has dado a entender que hay alguien que te gusta. — manifestó el chico. — Supongo que tienes razón, quizás me gusta alguien — admitió un tanto perdida — Tiene ojos claros, es guapo, alto, lindo, pero no solo eso, es genial, amable, atento… me escucha y es mi mejor… — ¿Amigo? — pregunto confundido —. Creí que yo era tu mejor amigo. — declaro con gesto ofendido. — Si lo eres, pero supongo que él también puede serlo ¿no?… — Claro que si Emi, sin embargo, no creo que sea una buena idea que juegues hacerte la fuerte, la rebelde y temeraria para desafiar el futuro que tus padres han trazado para ti. Solo mírame a mí y a Brenda, no podemos estar juntos debido a que ella esta prometida con Johan, no te enamores de alguien que no puedes tener. No le hagas esto, ni a él ni a ti. La pelirroja lo observo un tanto asombrada de sus palabras porque tenía razón, no obstante, ella no lo admitiría en esta vida. — Ven, vámonos, te acompaño a tu clase. — se ofreció el vampiro a llevarla. Ambos caminaron sin decir nada más, Emily pensó en las palabras de Aleister quizás no podría cambiar su destino como gobernante, pero estaba segura que lograría llenar aquel vacío que sentía en su pecho, ella se enamoraría de alguien que pudiera tener, alguien que la amara intensamente y diera todo por ella, aunque eso la llevara a desafiar el futuro impuesto por sus padres. Al día siguiente, volvió a escaparse con la intención de unirse con su destino, encontró a Dante bajo un árbol sobre la colina en donde habían quedado, lo miro y supo que él seria el amor de su vida, aunque eso la llevara a la muerte.

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