Mi razón no estaba conectada a mi cuerpo en ese momento. Todo de mi lo pedía a gritos y ni idea de cómo reaccionar. No quería reaccionar.
Tragué grueso, respiré su mismo aire y con timidez tome su mano y la puse sobre mi muslo.
—Sí hacemos esto, será solo para experimentar, como un amigo que le ayuda a una amiga… Nos odiaremos frente a nuestras familias y en la universidad luego de esto… Y no podemos enamorarnos. ¿De acuerdo?.
John reparó mis labios hinchados y rojos, subió su mano por mi muslo hasta mis encajes, y negó.
—¿Nada de sentimientos?
Negué con la cabeza.
El pelinegro asintió y suave y sin prisa deslizó mi vestido por mi cuerpo hasta librarme de él, tomó mis manos y las dejó en la orilla de su camiseta, y con torpeza la fui sacando, hasta dejar sus perfectos bíceps fre
