Esta vez, en vez de colgar la chaqueta en el perchero, la tiro en el sofá con mis ojos entrecerrados.
No es normal que vuelva a las cuatro de la mañana, vengo realmente agotada.
Camino hacia mi habitación y allí me siento sobre mi cómodo sofá y comienzo a despojar mis pies de mis zapatillas para después hacer lo mismo con mi ropa y quedar totalmente en bragas y brasier.
- Mierda...- Susurro recostando mi cabeza en la almohada. A un costado de mí, Jason duerme tranquilamente.
Me corrió el rostro, j***r.
Eh tenido esa imagen de él corriendo el rostro para que no logre darle un beso toda la maldita noche. Bebí y bebí tratando de olvidarme de esa imagen y, desgraciadamente, no tuve éxito.
Sé que es exagerado pero duele.
Los chicos intentaron animarme para que corra o simplemente salga del bar a divertirme con ellos pero no, no quería. El único que se quedó conmigo fue Mark, el ayudó a que no me pasara con los tragos y le agradezco demasiado ya que gracias a él, no estoy ebria como para perder la conciencia por la mañana, pero sí para una jaqueca terrible.
Decido cerrar mis ojos para dormir pero no puedo. El sueño se me fue ahora que me acosté y eso es malo. No voy a poder reconciliar el sueño.
Con un suspiro, vuelvo a abrir mis ojos y miro al techo.
- ¿No puedes dormir?- Escucho una voz ronca a mi lado, por lo que dedujo que mi novio está despierto.
Decido cerrar mi boca y no contestarle.
Si él se enojó por un simple obsequio, yo tengo derecho a enojarme porque me corrió el rostro y porque se enojó por algo verdaderamente insignificante. Y eso me dolió y duele demasiado.
Como el hecho de que me corrió el rostro.
Cubro más mi cuerpo con la sabana y minutos después, un chillón llanto se hace presente en nuestros oídos.
Lucinda se despertó con pesadillas- Es lo primero que se me viene a la mente.
Esperamos unos cuantos segundos más para ver si no deja de llorar, lo cual hace que nos de una señal de que uno de sus padres se despertó y trata de tranquilizarla, pero no. La niña sigue llorando, y ahora lo hace más fuerte.
- Mierda- Susurramos los dos al unísono mientras nos levantamos de la cama y caminamos hacia la muy colorida habitación de nuestra sobrina.
La cojo entre mis brazos y comienzo a mecerla, sentándome en el pequeño sofá a un costado de su habitación.
- Calma- Susurro a la vez que su llanto se va calmando-. Shh. Todo está bien, tienes que dormir. En pocos días es tu cumpleaños y tienes que estar reluciente con tu gran sonrisa- Murmuro viendo como sus ojos se cierran de a poco.
Al final, con una sonrisa, me permito dejarla sobre su cama y cubrirla con su acolchado de color rosa chillón.
Eso fue rápido.
- Serías una buena madre- A un costado de mí, Jason se encuentra recargado sobre el marco de la puerta. Asiento con mi cabeza y, lamentando el hecho de que tenga que pasar por su lado, suspiro y lo hago-. Ven aquí- Logra colocar sus manos en mi cintura y atraerme a él.
Cuando estamos frente a frente, trato de evitar su mirada, mirando al suelo o hacia cualquier otra parte.
- Alex...- Susurra buscando mi mirada.
- Lucinda necesita dormir- Saco sus manos de mi cintura y apago la luz del cuarto de mi sobrina para luego, casi correr, hacia mi habitación.
En el momento que llego a mi cama, me cubro con mis sabanas y cierro mis ojos tratando de dormir antes de que Jason llegue.
- Alex, ¿Qué pasa?
¡JÁ! Y aún pregunta que pasa. ¡Que mierda te pasa a ti, idiota!
Pero, en vez de decirle eso, me mantengo callada, sintiendo como se acuesta en la cama.
- ¿Estás enojada? Yo tendría que estar enojado, pero sin embargo te perdoné- Esta vez sí, furiosa me doy la vuelta para mirarlo.
- ¡Obvio que estoy enojada! Me corriste la cara y te enojaste por algo insignificante, algo absurdo. Pero no, como eres celoso y un orgulloso, arrogante y más cualidades que no quiero decir ahora...- Murmuro mirando sus ojos, los cuales mantienen su mirada en mí.
- Creo que lo siento.
- ¡¿Crees?!
- Bueno, ya. Lo siento. Me enojé por algo absurdo, pero sí me puse celoso. ¡Te entregó un obsequio al frente de mi! Y para colmo, decides irte con él a las tontas carreras ilegales.
No es nuestra primera pelea.
- Tal vez él sí sabe entenderme y no se pone celoso porque otro chico me obsequia algo- Y no dije que al menos él no me corría la cara porque la puedo empeorar más de lo que ya está.
- ¡Porque quizá él no es tu novio!
- Como sea, Jason. Buenas noches- Me doy la vuelta dándole la espalda y cierro mis ojos, oyendo un suspiro de su parte.
A la mañana siguiente, después de ponerme mi ropa de trabajo, la cual consiste en un jean n***o junto con una camisa blanca con los bordes metidos en el pantalón, busco mi mochila y dejo el delantal n***o en ella, para después colocar mis audífonos, un short de mezclilla y una remera negra con letras blancas. No hace falta poner mis vans ya que las tengo en mis pies.
- Buenos días- Murmuro entrando a la cocina.
- No tienen nada de buenos- Responde mi amiga de mala gana.
- Creo que nos hemos levantado con el pie izquierdo.
- Y con el derecho. Sabes como me pongo cuando me levanto con los dos pies.
Sí, es una manía rara de mi mejor amiga. Ella siempre dijo que al levantarse con el pie izquierdo, se levanta de malas, con el derecho de buenas y con los dos pies juntos, se levantan mil Katherines enojadas.
Desde que nos mudamos lo dijo.
- Uh... ¿Y eso por qué?
- Nada importante- Al escuchar esas dos palabras, sé que me tengo que mantener callada.
Comienzo a servirme té en mi taza de siempre y, junto con unas tostadas, me siento al lado de Katy a desayunar. Minutos después de que mi novio y Geremy se levantaran, decido mandarle un mensaje a Justin para que me pase a buscar.
Creo que es hora de comprarme un auto, o una moto.
- Está bien, pero ven rápido- Digo.
- Sí, no te preocupes que en quince estoy allí.
- Más te vale, Justin.
- Si, si. Nos vemos pronto. Te quiero.
- Yo igual- Cuelgo y lanzo mi celular al sofá.
Ir a trabajar un martes a las ocho de la mañana es agotador.
Sí, a las ocho de la mañana es la hora en la que el restaurante abre. Se preguntaran porqué mierda abre a esa hora si es un restaurante y se supone que se vas a comer o a almorzar allí, pero Jerry es diferente a todas las personas.
Él no es normal, mi jefe no es normal.
Quiere que abramos a esa puta hora para que alistemos absolutamente todo para recibir a los "invitados" (Porque así los llama él) para que puedan almorzar.
Nos tardamos mucho en preparar las cosas.
No es que seamos unos holgazanes o algo por el estilo, es que el restaurante no es grande, pero sí espacioso y ancho. Y él quiere que limpiemos hasta las patas de la silla.
Minutos después, el auto de mi amigo se encuentra estacionado en la calle.
- ¡ME VOY!- Grito cogiendo mi chaqueta y guardando mi celular en mi bolsillo- No me esperen porque vuelvo tarde.
- ¿Irás a las carreras?- Pregunta mi amiga desde la cocina.
- No creo, hoy es martes. Normalmente se dan los fines de semanas- A un costado de la mesa, Jason se encuentra mirándome fijamente-. Adiós- Con la excusa de querer saludar a mi novio, comienzo a dejar un beso en la mejilla de Katherine y de Lucinda. De Geremy no pues todavía no se levanta el flojo- Hasta la noche- Susurro poniéndome de puntitas para dejar un beso en su mejilla.
- Te quiero- Susurra colocando sus manos en mi cintura y dejando un casto, pero mojado, beso en mis labios-. Suerte en tu trabajo.
- Lo mismo digo- A duras penas me separo de él y camino hacia la salida del departamento para ir al coche de Justin.
[...]
- ¿Te gustaría el nombre Jeff?- Le pregunto a Laura quien se encuentra con una libreta en mano.
- Es lindo- Asintiendo con su cabeza, escribe el nombre en la libreta.
- Si es nena, ¿qué tal el nombre Olivia? Me gusta desde pequeña- Chillo con algo de entusiasmo.
- Sí, es lindo pero muy común en las nenas- Dice pero igual lo anota.
- ¿María?
- No me gusta- Dice negando con su cabeza.
Dejando mi libreta a un costado de la mesada, comienzo a restregar mis ojos con un suspiro.
El hecho de que Laura, mi compañera de trabajo, esté embarazada es algo exasperante de ver y de tratar. Está de tres meses, por lo tanto no tiene un gran bulto en su panza pero parece que sí. La chica es demasiado exagerada.
No sé para que viene a trabajar si no hace absolutamente nada, eso no me molesta, claro que no, pero sería mejor que se quedara reposando en su cama en vez de traer una libreta y buscar nombres para su futuro hija o hijo, o de venir a transpirar a causa del vapor que el horno desprende.
Jerry trata de cuidarla con lo mejor de él, pero debo admitir que ella no pone mucho de su parte.
- Laura, tu turno ya terminó hace cinco minutos- Le recuerdo mientras veo como abre sus ojos y comienza a sacarse su delantal apurada-. ¿Por qué tan rápida para guardar tus cosas?- Pregunto riendo y sabiendo que cada vez que su turno acaba, tarde como una hora en preparar sus cosas.
- Es que tengo que ir con el medico- Murmura cogiendo su bolso-, tengo turno a las cinco, y son menos cuarto. Adiós y suerte- Dice al final saliendo de la cocina.
Me siento en la silla que rodea una gran mesa donde se hace el pan, porque sí, Jerry no compra el pan sino que lo hace. Es muy pretencioso con el tema de la comida.
Mi turno termina a las cinco y diez, por lo tanto, en el momento que salga tendré tiempo de pasar por el supermercado. Analizando la heladera de casa, me di cuenta que falta mi querido dulce de leche.
Hay fanáticas de la nutella como también hay fanáticas del dulce de leche, o tal vez solo haya una fanática del dulce de leche, y tal vez esa fanática se llama Alex Collins.
Para matar el tiempo, decido cuidar a mi dulce Pou.
Sé que el juego ya está muy pasado de moda, pero eso no impide que tenga en mi celular, y ame, a mi mascota virtual. Cabe decir que es a falta de una mascota de carne y hueso. En el departamento donde vivo no se permiten animales.
- Si quieres puedes irte ya- Justin aparece por la puerta con varios platos y vasos sucios sobre una bandeja negra.
- Sí, si quiero- Me levanto de la silla y guardo mi celular para poder sacar mi delantal y meterlo en mi mochila.
Busco mi mochila y, antes de salir y despedirme de mis compañeros de trabajo, me fijo si tengo todo lo necesario. Sacando mis audífonos y mi ropa, corro hacia el baño para cambiarme.
Considerando el hecho de que salgo a la tarde de trabajar, y hay demasiadas personas las cuales no quiero que me vean con mi ropa de trabajo, es mejor llevar ropa en mano. No es que no me guste mi uniforme, pero como hay demasiado sol y el pantalón es n***o y largo, me dará calor.
Excusas y más excusas. La realidad es que no creo que sea la ropa adecuada para salir a la tarde. Además la ropa queda perfecta con la mochila
Una vez cambiada, salgo del baño y coloco el pantalón n***o junto con la camisa en mi mochila.
- Hasta luego- Me despido de todos, teniendo la suerte de que todos se encuentran en la cocina.
Un de las cosas buenas de este trabajo es que no nos hacen salir por detrás, sino por la puerta en donde entran y sale todos los clientes. Eso me gusta.
Me coloco mis audífonos, pasando el cable de éste por debajo de mi remera. Poniendo las dos manijas de mi mochila sobre mis hombros, comienzo mi camino rumbo al supermercado por mi dulce de leche.