Me levanto del sofá y comienzo a coger los vasos que se encuentran sobre la mesa.
- Iré por más jugo- Trato de coger la jarra, en la cual tendría que haber jugo, pero no lo hay.
- Yo te ayudo- Aparece Ethan cogiendo la jarra con una sonrisa.
Asiento y me encamino hacia la cocina. Una vez allí, coloco los vasos sobre la mesa que hay ubicada entre medio del fregadero y el pasillo para ir a la sala de estar.
Él coloca la jarra en el fregadero y comienza a echar agua en ella. Lo miro apoyando todo mi peso en la mesa.
- ¿Cómo va tu relación con Nataly?
- Bien, supongo- Responde preparando el jugo de naranja. Vuelvo a asentir con mi cabeza.
Dando mi opinión, está dudoso. O sea, no lo dijo con toda la seguridad que tendría que tener un chico al hablar de su relación, o de su novia, pero como en éste caso estamos hablando de su relación, sigue dudoso.
Ojala que todo con ella esté bien, es su segundo novio, por lo tanto, su segunda relación. Y sé que la chica se está esforzando demasiado para que funcione, debo admitir que le está yendo bien después de todo.
Ya llevan dos años juntos.
Los primeros meses fueron los mejores para ella. Hacia que envidiáramos su relación con Ethan. Recuerdo que cada vez que volvía de trabajar le hacia un obsequio, y deja que te diga que no era cualquier obsequio, siempre se daba el lujo de comprar lo mejor para su novia; collares de oro, así también como anillos de los dos materiales. Ramo de flores extravagantes y demás cosas que no cualquiera podría comprar.
- Cuentame de su vida en el internado- Me pide rompiendo el silencio y dejando la jarra a un lado de la mesa.
- No es mucho.
- Lo quiero saber de todas formas- Él comienza a servir el jugo en los vasos.
- Bueno, primero que nada quiero que sepas que odiaba a tu novia. Era la peor persona para mí- Observo como él suelta una carcajada- En serio lo digo. Katy y yo no la queríamos porque...- ¿Cómo decirle al novio de tu amiga que ella antes era una cualquiera que se revolcaba en cualquier cama?- antes era una puta. No cobraba- Aclaro riendo. Él es contagiado por mi risa.
- Bien. Que suave por decirlo de ese modo.
- ¡Já! Siempre al grano, amigo Ethan- Le guiño el ojo con una sonrisa.
- Bien...- Susurra sirviendo la última gota de jugo en el ultimo vaso- Eres linda, por eso quiero que sepas que si te hubiera conocido antes, hubieras sido mi novia.
¿Y eso?
Y así se retira el novio de una de mi amiga, dejándome completamente congelada ante sus palabras.
¿j***r?
[...]
Me acuesto en mi cama con un suspiro, esperando a que Jason salga del baño y también se acueste.
Desde el momento que Ethan se fue de la cocina dejándome, como ya dije, helada; traté de no cruzar palabras con él. Tampoco lo miré, pues no había ocasión para hacerlo. Y, cabe destacar desde lo sucedido en la cocina, Jaso hizo exactamente lo mismo que yo estaba haciendo con Ethan, conmigo.
IGNORARLO.
Y si hace falta hasta que lo grite en frente de sus ojos para que le quede claro que del único hombre que estoy enamorada es de Jason Denovan, lo haría.
- ¿Te dormirás ahora?- Pregunto cuando siento como la cama se hunde por su peso. Al ver que no me contesta, decido darme vuelta para mirar sus ojos, pero en vez de eso, nada más puedo mirar su perfil.
- Alex, escuché lo que Ethan dijo- Suelta.
Bien, creo que este es el momento de maldecir absolutamente todo, pero no. Sé que no hice nada para seguirle el juego, ¡ni siquiera le hablé después de eso!
- Entonces si lo viste, debes saber que no le dije nada, es más, lo ignoré toda la noche.
- Nataly también lo escuchó.
Esta vez sí;
Mierda, mierda y más mierda.
Con un suspiro restriego mis ojos.
- Creo qué...
- Te amo- Me corta haciendo que coloque mis manos a un costado de mi cuerpo y lo mire con una sonrisa-, no tienes una idea de todo lo que siento por ti.
- Yo también te amo- Susurro cerca de sus labios. Apoyo mis labios contra los suyos, dejándolo con ganas de más en el momento que me separo- Quiero saber que es lo que más te molestaba de mí en el internado. Siempre tuve esa duda.
- Lo que más me molestaba de ti era...- Mira al techo pensando hasta que una sonrisa se le escapa de sus labios-, cuando te juntabas con Justin. Te odiaba a ti y en la forma que sonreías frente a él. Me hacia pensar que era un idiota por no sacarte esas sonrisas yo.
Me derretí de amor.
- Eres muy tierno- Dejo un beso en su mejilla con una sonrisa- Yo simplemente odiaba tu arrogancia. Te creías superior a todo y eso me molestaba. Recuerdo cuando te veía con Nataly besarse, por poco se comían. Era odioso.
- Yo creo que estabas celosa- Dice con cierto tono de burla. Lo fulmino con la mirada y después hago puchero con mis labios- ¿Qué te gustaba de mí?
- Uhm...- Respondería "todo" pero sería una manera formal para no hablar mucho. Aunque verdaderamente todo de él me gustaba cuando me enamoré. Y me sigue gustando todo de él- Después de declararte, cambiaste demasiado. Y me gustó ese Jason, el que ya no se creía mucho, pero sí se era alguien importante y eso lo sabía. Me tratabas con cariño y... en el momento que te descubrí hablando con tu amigo sobre la apuesta esa, juro que por un momento sentí mi corazón romperse- Observo como me mira con atención-. Ahora te toca.
- Todo. Desde tus pies hasta tu cabeza. Y tú forma de ser, ni hablar. Me enamoraste con eso. Siempre fuiste única, siempre eras tú la que me hacia entender que no era nadie para tratar a las personas así y eso me encantó. Creo que desde que llegué al internado y nos quedamos encerrados en ese cuarto de limpieza, supe que ibas a ser un grano en el culo, pero uno de los mejores granos en el culo- Le sonrío-. Y vernos de esta forma ahora, es como decir "Wow, como cambian las cosas de la noche a la mañana" y...- Sí, no lo dejo terminar.
Mucha habla pero poca acción.
Cuando siento como su lengua lame mi labio, pierdo absolutamente toda la cordura mandándola a la mierda, por eso me pongo a horcajadas de él y comienzo a besarlo con más desesperación.
Si Lucinda nos viera en este mismo instante diría que estamos creando bebés, y millones de esos.
En el momento que separo nuestros labios para mirarlo a los ojos y ver cuan desesperado está por seguir besándome, no puedo evitar no soltar una gran carcajada, la cual abunda por toda la habitación.
¡j***r! Sus ojos mostraban desesperación plena, estaba desesperado por seguir atacando mis labios y dejarlos de un color carmesí... o tal vez bordó.
- ¿De que te ríes?- Se queja mirándome sin ninguna señal de burla en su rostro.
- Tu cara fue épica, amor. Verte de ese modo...- Y ya no hablo más, y no porque él me esté besando, sino porque vuelvo a soltar otra gran carcajada.
Creo que al paso que voy despertaré a las personas que se encuentran en la siguiente habitación.
- No da risa. Sabes como me pongo cuando me besas- Dice bajándome de arriba de él.
- ¿Te acuerdas cuando gritaste a todo pulmón que estabas enamorado de mí? ¡Fue lo mejor!- Chillo con una sonrisa.
- Sí, creo que hice el...
- ¡No lo digas!- Le tapo la boca con mis manos- No hiciste nada malo. Sabes que no somos una pareja normal. ¿Sabes quien fue la que tomó el primer paso? ¡YO! Yo te pregunté si querías ser mi novio. Ahora falta que yo tenga que pedirte matrimonio- Exclamo.
- Claro que no- Jason se levanta de la cama en bóxer y comienza a arrodillarse frente a la cama. Comienzo a híper ventilar tratando de que mis ojos se vean con lágrimas.
- ¡Vas a pedirme matrimonio!- Chillo contenta.
- ¡Claro que no! Que asco. Sólo voy a orarle a Dios que te haga un poco más buena y menos pesada. Al menos para algo tienes que servir- Se encoje de hombros.
Mi mandíbula por poco cae al suelo.
¡Claro que sabía que no iba a pedirme matrimonio! Pero, ¿Por qué no seguirle el juego?
- ¿Qué asco?- Pregunto indignada- ¿Asco te da casarte conmigo?
- Obvio que sí. Ew. ¿Imaginas que tengamos hijos? Saldrían como una mezcla de hermosura y fealdad.
- Obvio que la hermosura de mi parte y la fealdad de la tuya- Digo con una sonrisa-. Acuéstate, idiota- Él con una sonrisa se levanta del suelo y se acuesta de vuelta en la cama, cubriendo su cuerpo con las sabanas.
- Bueno, amor. Es hora de dormir. Mañana es lunes y... tenemos que ir al Shopping a comprar el regalo de Lucinda- Asiento con mi cabeza y me doy la vuelta para dormir.
Dos segundos después, siento el brazo de Jason rodear mi cintura y apegar mi cuerpo más a él.
Y con su último susurro, me permito caer en los brazos de Morfeo.
- Te amo.
[...]
Todos los años nos hemos esmerado mucho en el regalo de nuestra sobrina. Siempre era lo esencial par nosotros en una niña de seis años, muñecas, castillos, teléfonos de juguete, ponys, y demás juguetes que una niña querría.
Por ese motivo, un lunes a las ocho de la mañana, decidimos salir para comprar su muy dichoso regalo, y también por el motivo de que mi novio es muy exquisito para escoger regalos. Ella sabe que siempre somos nosotros los que le regalamos cosas extravagantes y, no es por presumir, pero es verdad que nuestros regalos son los mejores de todos.
¡Nah, es mentira!
Sí, nos esmeramos mucho en nuestros regalos pero tampoco buscamos cosas muy costosas.
- ¿Qué te parece éste?- Pregunta sosteniendo un pony de color rosa con su cabello de muchos colores encendidos.
- No está mal pero...- Se lo quito de las manos y comienzo a observarlo de arriba abajo y de costado a costado.
Siempre es necesario llevar unos regalos que valgan la pena y que no tengan ninguna imperfección.
- ¡Mira esto!- Exclamo enseñándole una pequeña mancha negra en su pata izquierda.
¡Y vaya que se nota mucho, pues el pony es rosa!
- Alex, no le busques defectos a todas las cosas- Dice él con su rostro cansado.
- Pero si vamos a escoger un regalo, que esté en buenas condiciones.
- A esta mancha la frotas con un trapo húmedo y ¡PAM! Magia. Desaparece- Ruedo mis ojos dejando el costoso pony en el estante de madera pegado a la pared, en el cual se encontraba minutos atrás.
Seguimos caminando, admirando cada uno de los juguetes que las señoras que atienden quiere que compremos.
Sinceramente, creo que en ocasiones soy yo la exquisita con los obsequios. ¡Pero es así! Hay algunos juguetes que no están en buenas condiciones y sí, con un trapo húmedo cualquier mancha desaparece pero no, conociendo a mi sobrina sé que no tendremos tiempo ni de sacar el pony para que esa mancha salga.
- ¡Ahg! Era una mancha insignificante, Alex- Exclama mi novio-. ¡Lo compraremos!- Dice decidido volviendo hacia el estante donde el pony se encontraba.
Bufando, camino hacia él y le arrebato el pony de sus manos, dejando éste de vuelta en el estante, lo fulmino con mi mirada y le doy la espalda, caminando en busca de otro regalo.
Minutos después, siento un gran golpe proveniente de donde Jason se encontraba, por lo que me doy la vuelta y veo como varios juguetes están en el suelo, junto con una parte del estante y Jason al lado con el pony en sus manos y con cara de inocente.
No puedo, juro que no puedo evitar largar una gran carcajada al ver el rostro de mi novio.
- ¡Oh por Dios, señor!- Exclama la chica del local. Rápidamente corre hacía él y comienza a recoger todos los juguetes del suelo, no sin antes fijarse si estos no están rotos.
¡Y claro que no van a estar rotos! El estante no se encontraba tan alto y la mayoría de los juguetes son de plástico.
Mi novio, cambia su rostro y ayuda a la chica a coger los juguetes.
- No sabe cuanto lo siento, señorita. No fue mi intención- La chica, se levantan del suelo colocándose un mechón de su cabello detrás de su oreja y le sonríe algo tímida y sonrojada-. ¿Qué?- Pregunta él algo confundido por la mirada de la chica. Cuando Jason entiende porqué la chica lo mira de ese modo, su sonrisa seductora adorna su rostro.
- N-no se preocupe. Por algo trabajo aquí y... lo arreglaré.
No sé si la chica sabe que tiene novia, ¡Y SOY YO!
- Bueno, muchas gracias entonces- Murmura Jason mirando a la chica de la misma forma que ella lo mira a él-, creo que te debo unas disculpas por todo el desastre que te hice- Susurra dando una leve patada al estante aún en el suelo.
- Creo que en vez de disculparte, sería mejor que te pase mi número de teléfono- Y, seguramente todos se preguntan si esto pasa normalmente, por lo que me tengo que limitar a responder con una afirmación y un, ya estoy acostumbrada y no me molesta, siempre y cuando la chica no se sobrepase con mi novio. Y creo que esta chica sí se está sobrepasando con mi novio.
- Sí, creo que no hay problema que me pases tu número si me haces un descuento por el juguete que llevaré. Prometo hablarte- Le guiña un ojo con una sonrisa, y juro ver que las piernas de la chica flaquearon.
- ¡Claro que sí!- Exclama. Se hinca en el suelo y comienza a recoger todos los juguetes para después ponerlo en el estante, el cual ya se encuentra muy bien ubicado en su lugar.
Cinco minutos después, en sus manos se encontraba el dichoso pony rosa, pero no el mismo del estante, sino otro sin ninguna machan negra en su pata. Finalmente, tuve que decir que mi novio era mi hermano para que nos hiciera el descuento y, antes de salir del local, la chica anotó su número telefónico en un papel blanco y se lo entregó a Jason.
- Creo que siempre que salgamos a comprar un regalo, tendré que venir solo para que me hagan descuento- Dice tirando el papel que, anteriormente, la chica le dio.
- No. Porque yo vendré contigo para ver como te portas con ellas- Contesto demasiado segura sentándome en la silla.
Como siempre, aprovechamos el hecho de que venimos al Shopping y almorazamos, o cenamos, en éste caso, en Burger King. Nuestro restaurante de comida rápida favorito.
- No te pongas celosa, amor. Yo te amo a ti- Susurra posando su mano encima de la mía. Yo sonrío y tiro un beso al aire.
Cuando pasamos a retirar nuestras hamburguesas, nos sentamos sonrientes a comerlas. Los vasos de coca cola son demasiado grandes, por lo tanto nos vimos en la obligación de solamente pedir uno, ya que ninguno de los dos es de tomar mucha coca cola.
- ¡ALEX!- Doy media vuelta y veo a Mark corriendo hacia mí. Me levanto de la silla y le doy un gran abrazo, ya que él venía directo a mí para envolverme en sus brazos.
- ¡Mark! ¿Qué haces aquí?- Pregunto volviendo a tomar asiento. Mark copia mi acción con una gran sonrisa en su rostro, al contrario de Jason, que se encuentra serio dando grandes mordiscos a su hamburguesa.
- Pasé por aquí para comprarte un obsequio- Escuchamos, a un costado nuestro, una tos.
Jason ahogándose con un pedazo de hamburguesa.
- Toma coca cola- Le ordeno pasándole el vaso. Él me hace caso y luego mira a Mark.
- ¿Para qué un obsequio? ¿Acaso celebran algo en especial?- Pregunta mirándome.
- No, sólo quise darle un obsequio. Es solo eso, hermano- Ríe Mark mientras su "hermano" lo fulmina con la mirada-. Aquí tienes- Dice extendiendo su brazo hacia mí y entregándome una caja de color rojo.
Con una sonrisa, seguramente radiante en mi rostro, recibo la pequeña caja y la abro.
Aretes, y son lindos.
- Gracias, Mark- Le doy un segundo abrazo para después guardar la cajita en mi bolsillo.
- De nada- Murmura apoyando sus codos en la mesa-. Bueno, es momento de irme, veo que llegué en un almuerzo especial- Dice haciendo una mueca.
- ¡Oh, no, claro que...!
- ¡Hasta que te das cuenta!- Exclama Jason- No me dio gusto verte. Adiós.
Mark se levanta de la silla y deja un beso en mi mejilla por lo que río al escuchar el gruñido de mi novio. Luego camina hacia él golpea su espalda despidiéndose con un "Adiós".
- Fue muy descortés de tu parte decirle eso- Digo con mi ceño fruncido.
Sí, señores y señoras, esta nueva Alex ha madurado demasiado.
- No. Descortés fue él para venir a interrumpir nuestro almuerzo.
- No es una cita.
- No, pero estamos almorzando juntos y eso hay que aprovecharlo.
- Todos los días almorzamos juntos.
- Pero no solos. Y no importa, parece que lo prefieres antes que a mí por defenderlo de ese modo- Rueda sus ojos seguido de un largo suspiro.
Es mi celoso preferido.
Minutos después, nos encontrábamos caminando alejados hacia el auto de Geremy, porque sí, nos prestó a Petunia, su muy cuidado auto con nombre.
Y debo decir que ese nombre es muy normal para un auto, por lo que eh escuchado, siempre le ponen ese nombre a su auto.
Muy original de tu parte, Geremy.
Me monto en el asiento como copiloto y con un suspiro me pongo el cinturón.
- ¿Estás enojado?- Le pregunto viendo como enciende el motor y saca el auto del estacionamiento, mientras tanto, no me responde- Jason - Susurro-, amor no seas así.
Y me sigue ignorando.
Decido rendirme así de fácil y apoyar mi cabeza en la ventanilla.
Sinceramente, me cansan demasiado sus actitudes. No entiende que únicamente lo amo a él y ya no sé como mierda demostrarlo.
Cuando llegamos al departamento, me bajo del auto sin esperarlo y, por supuesto que él hace exactamente lo mismo, pues es Jason quien se encuentra enojado y no yo, aunque posiblemente en un futuro demasiado cercano me moleste yo también.
Abro la puerta con mi llave y, cuando logro pisar la alfombra que cubre el suelo del departamento, corro hacia el sofá y me tiro en el con mi celular en mano.
"¿Vienes a las carreras de hoy?"
Dicta el mensaje de mi amigo Cole.
"Si"
Segundos después, le mando un mensaje a mi mejor amiga por lo que minutos después me contesta en el lugar donde está y, sabiendo ese curioso dato sé que se van a tardar demasiado en volver.
Eso significa que tengo que seguir sola con un Jason enojado.
Asegurándome que no se encuentre detrás de mí, saco la cajita de mi bolsillo y me permito observar con más detenimiento los aretes de Mark y, de verdad que son lindos.
Pequeños pero lindos.
Intento colocármelos en mi oreja, pero se me hace imposible ya que no hay un espejo en mi campo de visión. Por eso me levanto del sofá y camino hacia el baño.
Una vez que ya tengo los dos aretes incrustados en mi orejas, puedo sonreír ya que me quedan bien.
Me gustan.
Dejo ciertos mechones de mi cabello sobre mis hombros, para que logren cubrirme los aretes y poder caminar hacia mi novio y, en todo caso que los llegara a ver, me va a importar un bledo. Es un simple obsequio, pero por las dudas es colocarme el pelo de este modo.
- Jason- Susurro tirando mi cuerpo a la cama, a un costado de él-, no estarás enojado por toda una eternidad. Dime algo- Pido mirando sus ojos-. Amor- Y sigue sin decirme absolutamente nada.
Pasan los minutos y silencio es lo que sigue reinando en esta habitación. Intenté de todas las maneras posibles que él logre decirme aunque sea algo insignificante, pero no, ni siquiera me mira. Así que ya cansada de su actitud de mierda por unos simples aretes, decido levantarme de la cama y comenzar a vestirme para ir a las malditas carreras.
Saco un jean de color azul, adherido al cuerpo y un crop top militar. Me coloco mis vans de color n***o y camino hacia el baño para colocarme el poco maquillaje que me aplico cada vez que salgo.
Recojo mi cabello en una coleta alta dejando algunos mechones sueltos.
Salgo del baño y busco mi chaqueta, junto con mi celular.
- Mark, ¿me pasas a buscar?- hablo frente a mi novio, por lo que al momento me arrepiento y me voy hacia la sala de estar.
- Sí, en unos minutos estoy allí.
Cuelgo y apoyo mi trasero en el sofá seguido de un suspiro, un muy largo suspiro.
- ¿Te verás con ese?- Jason aparece en bóxer caminando hacia la cocina para coger una manzana.
- ¿Ahora sí decides hablarme?- Pregunto con una sonrisa plasmada en mi rostro.
- Por unos minutos, hasta que te vayas, y después cuando vuelvas, no- Ruedo mis ojos y camino hacia él-. Responde a mi pregunta.
Ignorando su tono exigente, camino hasta quedar a unos escasos centímetros de él y subir mi cabeza un poco para poder mirar sus ojos.
- ¿Me das un beso?
- No quiero- Responde mordiendo su manzana.
Joder.
- No seas malo y dame un beso- Susurro acercando mis labios a los suyos y, en el momento que estamos a punto de conectar nuestros labios, me corre el rostro.
Él nunca me corrió el rostro. Jamás.
Cuando estoy por protestar, mi celular suena indicando que tengo una llamada y antes de ir hacia él, mantengo mi mirada en mi novio.
Con mis ojos picando, salgo del departamento corriendo.
¿Qué le pasa? Se enojó por un simple obsequio.