Luego que el mesero dejó la orden sobre la mesa frente a cada uno, Adara sintiéndose aún débil probó de la sopa que su acompañante ordenó para ella. Mentalmente agradeció la selección, la tibieza del líquido le ayuda a recomponer su estómago algo resentido gracias a los efectos del alcohol y del nerviosismo burbujeante que se agolpa en esa parte de su cuerpo. En silencio, sorbo a sorbo, se dedicó a saborear la sopa, por breves momentos aislada del entorno, de a poco fue acabando con el contenido del plato, y en otro tanto, eventualmente observa de manera disimulada el movimiento de las manos de Karl al movilizar sus alimentos del plato hasta su boca, que no estaba a su vista, porque producto del temor que todavía está presente, se niega a levantar la vista de su plato.
- Tráigale a
