CAP 3 - Temor

1214 Words
Pov Anna Belle -¿Cuál es mí cuarto? - pregunté quitando las gafas y mirando al suelo. - ¡¡Valla!! Sí tienes voz y todo- contexto con sarcasmo acercándose para pasar su brazo por mí cuello, la vi venir así que me separé antes de que llegara a más. - No te gusta que te toquen. - Correcto. - puede que mí voz sonara un poco seca, no era esa mí intención. - Dormiremos en el mismo cuarto, espero que no te moleste, ven te enseño. La seguí por el pasillo lleno de fotos mientras me enseñaba todo. - La del fondo es la nuestra, aquí esta el baño y esta otra da al cuarto de mis padres, ya ves que la cocina y el salón están unidos, allí hay una pequeña terraza, pero la de nuestro cuarto es un poco más grande. Abrió la puerta y entró. Su cuarto era muy colorido, parecía una explosión de arcoíris. - Esta es mí cama y esa la tuya - dijo señalando la que estaba cerca de la ventana. He vaciado un par de cajones y una parte del armario para ti y en el baño tienes tu propia estantería. - Gracias. - dije posando la bolsa en la cama y abriéndola para sacar el móvil que me había comprado Carlo. - Un móvil muy viejo ¿no? - Puede, te importa... - ¿Quieres que me valla? - Solo será un momento. - Esta bien, nunca me han pedido tal cosa... pero vale. Sofía era de esa clase de persona que parecía no cuestionarse nada, puede que porque fuera por ser así o porque entendía que necesitaba espacio. Esperé a que cerrara la puerta y marqué, crucé mí brazo por debajo del pecho y esperé. - Hola ¿Carlo?, soy yo. - Anna, que alegría, ¿todo bien? - Si, ya he llegado, gracias de nuevo por el carnet, lo usaré en las reuniones. Te tengo que dejar ya sabes. - De acuerdo, hablamos. Colgué y apagué el teléfono. Lo metí en el último cajón de mí mesilla junto a la identificación falsa y el dinero que me dio. Salí del cuarto y fui al salón donde Sofía hacía zapping con los pies sobre la mesa. - Voy a darme una ducha. Solo contexto con un asentimiento de cabeza. Volví al cuarto y cogí ropa para vestirme después de ducharme. Entré al baño con todo lo necesario y comencé a desvestirme, tenía la cicatriz hinchada, puede que me sacara la bala hace dos meses, pero tubo que abrir bastante por la profundidad a la que estaba, andar me costaba mucho y sí estaba muy hinchado cojeaba un poco. Después estaba ese tatuaje en la ingle, ese que decía que era de su propiedad y de nadie más, marcada de por vida. Aparté la vista y entré a la ducha. Dejé que el agua por primera vez me relajara. Pero cuando sentí que la puerta de la calle se habría y que se oían diferentes voces procedentes del salón, salí apresurada a secarme y vestirme. Cuando salí del baño descubrí quienes eran esas personas. Tranquilicé a mí agitado corazón que ya esperaba otra cosa. ¿Acaso pasaría el resto de mí vida en alerta? Parece ser que sí. - Hola cariño- dijo mí tía abalanzándose hacia mí, hice una pequeña mueca con los labios apretados, intentando sonreír pero era una cosa rara. Quería que me soltara pero no me daba opción, el aire comenzó a faltarme, me sentía agobiada. Y cuando pensé que iba a entrar en pánico me soltó. - ¿Qué tal tus padres? - Pregunto mí tía "Tan tranquilos." - Bien. Están contentos de que este aquí. - Me alegra escuchar eso. Hace años que no sabemos de ellos. -¿Y bien?, ¿Quién es el chico que nos llamo? - Sabía bien por donde iba por como movía las cejas mí tío. - Solo un viejo amigo, nada más. - De aacuueerdoo,- dijo Sofía alargando las palabras mientras se acercaba a mí -  papá, mamá, mejor dejamos el interrogatorio para otro momento, seguro esta cansada del vuelo y quiere descansar. Sofía me arrastró por el pasillo hasta nuestro cuarto y cerró la puerta. - Me debes una. - dijo mirándome mientras me señalaba intensamente. Me senté en la cama y miré todo el cuarto con más detenimiento. No dijo nada solo me miraba con su móvil en las manos. - Y bien, ¿vienes por estudios o trabajo? - Trabajo. - ¿No eres un poco joven? Aún tienes diecisiete. ¿No hay nada que quieras estudiar? Simplemente no conteste, no tenía casi educación, ahora solo intentaba sobrevivir, encontrar un trabajo y en cuanto pudiera me iría de esta casa, no quiero ponerlos en peligro. En cualquier momento puede descubrir donde estoy. - ¿Por qué eres tan callada? - Pregunto curiosa cruzando las piernas a lo indio. Me encogí de hombros. -No tengo nada que decir, eso es todo. - Bueno, respeto tu espacio y tu silencio pero se me hace raro, no sé, quizás esperaba otro tipo de relación contigo. - Oye Sofía, no es culpa tuya el que yo sea así, es que ... sinceramente, no tengo nada que decir. No quería que se sintiera mal y de echo la podía incluso comprender, es hija única y a juzgar por como me habla y como me trata, supongo que solo quiere que tengamos una buena relación, para mi así es suficiente, involúcrame lo suficiente -Me gustaría dormir.- Dije tras un largo silencio. Me tumbé y giré hacia la ventana, no quería seguir con esta conversación y sentía que dentro de poco comenzaría la pequeña crisis del mono. Desperté ya entrada la noche dando un salto en la cama y mirando a mí alrededor, asegurándome que no era real lo que me había despertado, aun estaba en mi cama y no en el suelo después de recibir una paliza. "Solo fue una pesadilla" -¡¡Por dios que susto!!- Dijo Sofía encendiendo la lampara de su mesita - ¿Qué paso? -Nada, solo un mal sueño.- me senté en la cama y pasé mis manos por el pelo, estaba sudando.-¿Te importa que salga al balcón? -No, pero abrígate aquí hace mucho frío por las noches. aun estamos en invierno. Tenía la respiración agitada y las manos me temblaban, no podía controlarlas, las cerré en un puño y conté muy despacio hasta diez con los ojos cerrados, dando largas aspiraciones conseguí calmarme un poco. Salí y me senté en el suelo apoyándome en la pared. La pierna me temblaba no por el frío sino por la abstinencia, mí mente iba más rápido que de costumbre. Solo había un pensamiento en este momento y tirarme por la terraza no sonaba tan mal. ¿Qué razón tendría para vivir? Entré de nuevo y cogí el teléfono cuando me aseguré de que Sofía se había vuelto a acostar, lo encendí una vez salí de nuevo a la terraza y esperé a que contestara. -¿¿Anna?? - Preguntó soñoliento. - Esto es un error Carlo, necesito salir de aquí- murmuré. - ¿Qué ocurre? - No puedo hacerlo, - comencé a sollozar- vivir ahora mismo es demasiado.
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