Pov Wyatt
Oí es día de carreras, necesito hablar con Sofia para ver si quiere venir, últimamente es como mí amuleto de la suerte.
- ¿Qué hay Sofía?
- Hola cachorrito, - dijo de forma burlesca. Es la única humana que sabe que soy hombre lobo.
¿Porqué? Bueno, cuando tenía cambios de humor me escapaba al bosque y en una de esas me siguió y vio como me transformaba, pero en vez de asustarse o salir corriendo dijo que le parecía guay.
- Te lo dejo pasar por ser tú, te llamaba por si quieres venir esta noche a las carreras.
- Lo siento, mis padres están como locos por la llegada de mí prima y cenaremos todos juntos en familia.
- ¿Tienes una prima? No sabía que tuvieras más familia.
- Bueno, vive lejos y hace muchos años perdimos todo tipo de contacto, pero va a venir unos meses.
- Bueno, al menos ahora tendrás compañía en casa.
-Pues sí, quien sabe, igual se convierte en mí compinche cuando me escape por las noches.
- O sea, la quieres de coartada.
- Anna siempre ha sido una niña buena si ella dice que dormimos nadie la cuestionara. Ahora te dejo que tengo que prepararme para ir a buscarla al aeropuerto, sería mejor tener compañía …
- ¿Quieres que te lleve?
- Pero que bien lees entre líneas, no tengo ganas de conducir. ¿Pasas por mí casa?
- En quince minutos en tú puerta.
Terminamos la llamada y entré a darme una ducha rápida. Terminé de prepararme, cogí las llaves del coche y salí de mí cuarto.
- ¿Te vas? - preguntó mí madre con un plato de fruta en la mano.
- He quedado con Sofia, va al aeropuerto a recoger a su prima y la voy a acompañar.
- Me parece bien, pero conduce con cuidado, ponte el cinturón, atento a las señales y los semáforos, no te excedas en el límite de velocidad...
- Mujer ¿no crees que exageras? - Preguntó mí padre robando una pieza de fruta.
- Sigue siendo mí bebé.
- Mamá, sabes que no corro y menos llevando humanos.
- Solo prométeme que iras con cuidado.
- Lo prometo.
Ella siguió andando con mí padre pisándole los talones, no había terminado de ponerme mí chaqueta cuando la oí pegar un grito acompañado de una risa.
- Adam, bájame.
- No, o me das de comer o te como.
"Ok. Indirecta entendida, hora de irme"
Me alegra la buena relación de mis padres y entiendo que al ser lobos son sexualmente activos pero en cuanto están cinco minutos separados se buscan como locos, también entiendo por todo lo que han pasado, si al menos yo tuviera a alguien...
Subo en mí coche y me pongo el cinturón, arranco y me deleito con ese rugido del motor, Conduje hasta la casa de mí amiga y la esperé en la puerta parado en doble fila. La di un toque y al minuto ya estaba saliendo.
Hoy llevaba el pelo en tonos morados y unos pantalones ajustados acompañados de una sudadera gigantesca, tiró su abrigo a los asientos traseros y se sentó.
- Prende la calefacción mamón, que hace frío.
Hice caso y una vez se puso el cinturón nos pusimos en camino.
Sofía siempre había sido mí amiga, desde que nos mudamos a la manada y mamá quiso que fuéramos a un colegio con gente humana. Sofía de echo fue mi primer amor y la única novia que he tenido hasta la fecha. Cuando me transformé por primera vez me acerqué a su casa por la noche esperando que fuera mí mate pero resulto no serlo.
Aún así salimos durante dos años hasta que vio mi transformación, luego quiso saber más y le conté lo de los mates y demás, desde ese día rompimos como novios y somos como mejores amigos. Es la única que me da la calma que necesito y hace que no me convierta en un carámbano.
Mis padres también se sorprendieron cuando les dije que no era mí mate y mí padre me dijo que tuviera paciencia. Viendo la historia de mis padres... mejor no volverme loco con el tema.
- Por cierto, ¿Qué llevas hay?
- Mira, -dijo dándole la vuelta, -es un letrero con su nombre ya te he dicho, muchos años sin verla, seguro ni nos reconocemos.
Aparqué lo más cerca posible y entramos a esperar. Cada vez que aterrizaba un avión y comenzaba a salir gente levantaba su letrero sonriente.
Una mujer de cabello oscuro y tez blanquecina, con unas grandes gafas de sol comenzó a caminar hacia mí amiga, casi no se le veía el rostro entre el pelo y las gafas, cojeaba un poco de su pierna izquierda y llevaba ropas oscuras, traía una pequeña bolsa en las manos.
"Genial, viene con su novio."
Tuve que apartarme un poco porque aquella mujer tenía un fuerte olor a sexo, alcohol y drogas. Me asqueaba. Era demasiado fuerte.
Sofía fue a darle un abrazo pero esta se aparto levantando la mano para que no se acercara. Fruncí el ceño porque no me gusto aquel gesto hacia mí amiga. No se lo merecía.
Salimos del aeropuerto en completo silencio y digo en completo silencio, porque aunque Sofía hablara se encontraba con un muro de silencio, miraba en todas direcciones y cuando pasábamos cerca de los guardias se movía discretamente sin que la notaran.
Sofía no se estaba enterando de nada asique decidí meterme en su mente y ver porque era así.
Era un completo caos, no podía ver mucho porque su mente iba demasiado rápido, aculataba cosa en su cabeza que hasta eran difícil de ver para mi.
" Tengo que mandarle un mensaje a Carlo, que sepa que estoy bien, ¿Por qué tubo que venir con un chico?, como lo odio, son todos iguales. ¿Les digo o no a los tíos?, mejor no, es mejor así. Se que lo prometí pero necesito tomar algo, esto esta mal, mejor me voy..."
Su cabeza iba a cien por hora, hablando de cosas sin sentido. Pero decir que me odiaba era muy fuerte.
Cogí su maleta para guardarla pero parecía no querer soltarla.
- Anna, solo va a guardarla en el maletero. - aclaró Sofía a su prima que al parecer no entendía. - Después te la devuelve.
Quizás tenga algún problema mental y Sofía no está enterada.
La soltó y la guardé bajo su atenta mirada. Montamos y una vez se abrocharon el cinturón arranqué mirándola por el espejo retrovisor. Solo se dedicó a mirar por la ventanilla tapándose con el pelo.
Tuve que aguantar ese olor todo el camino pues sabía que hacia frío y Sofía no me dejaría bajar las ventanillas.
El viaje más largo de mí vida, hasta se me quitaron las ganas de ir a las carreras de por la noche, tenía el estómago revuelto.
Las dejé en la puerta de su casa y se apresuró a salir cuando aún estaba el coche en marcha. Salí por instinto, estaba intentando abrir el maletero y cuando mis manos rozaron las suyas un escalofrió recorrió mí espina dorsal, mi corazón se saltó un latido, nunca sentí algo igual. Abrí y ella cogió su bolsa llevándola rápidamente a su pecho.
- Es aquí. Mis padres aún no han llegado del trabajo, si quieres después de instalarte podemos ir a dar una vuelta. - Negó y se dirigió a la puerta con la cabeza agachada hasta que Sofía abrió la puerta.
- Nos vemos- dije perplejo desde el maletero.
- No me esperes que no iré esta noche.
- ¿Sabes?, Creo que yo tampoco iré, demasiado coche por hoy.
- Como quieras, ¿Nos vemos mañana?
-Claro.
Monté en el coche después de cerrar el maletero y volví a casa, ahora solo oía un solo pensamiento de Anna en mi cabeza, "como le odio" , una y otra vez. Olía fatal, no llevaba el olor de mí mate pero ese escalofrió... no fue normal.