El encuentro tuvo lugar en el límite de los territorios, un claro bañado por la luz moribunda del atardecer. Luna Fría y su manada estaban tensos, con los músculos rígidos y los ojos escudriñando cada movimiento. Rayo de Sol, Llama del Ocaso y Cicatriz avanzaron lentamente, sus colas en señal de paz, pero con una determinación inquebrantable en sus ojos. Luna Fría, con su pelaje blanco destacando contra la oscuridad del bosque, dio un paso al frente. Sus ojos azules eran como fragmentos de hielo, endurecidos por el sufrimiento. "Así que vosotros sois los que se atreven a extender la pata", dijo Luna Fría, su voz baja y rasposa. "Hemos oído hablar de vuestra victoria. De cómo un tal Rayo de Sol tuvo los huevos de enfrentarse a Sombra Oscura. ¿Pero qué queréis de nosotros? Los lobos del no

