Thamara miró atrás, viendo cómo toda la gente de la casa estaba desmayada en casa, pues la orden había sido no matar a nadie, solo sacarlos de ese lugar.
¿Sería sospechoso? Probablemente sí, pero de todas formas Thamara no quería hacerle daño a ninguna de las personas que, por más de tres años, les habían cuidado a ella y a sus hijos. Esa sería su forma de agradecerles por todo lo recibido.
El asistente de su padre, un hombre joven y capaz, tomó a Renata de los brazos de Thamara, que no parecía querer moverse de donde estaba, y la subió al auto donde ya tenían a Donato, entonces el auto se arrancó y la morena giró aterrada para ver a Santino Tapia.
El corazón de Thamara latía a cien, y su estómago dio un vuelco al ver el auto comenzando a alejarse demasiado. Su primer instinto fue cor
