—¿Estás segura de esto? —peguntó Antonio Lester tras escuchar la solicitud de su hija luego de escuchar la historia de lo que había ocurrido recientemente en la casa Solón. —Lo estoy —aseguró Thamara, asintiendo y sintiendo cómo ese nudo en su estómago no le permitía vomitar a pesar de que la sensación de estar a punto de hacerlo tenía dos días plantada en la boca de su estómago—. Y necesito que sea pronto. Bastián está... No dijo más, no pudo, las dolorosas palabras que explicarían su decisión se atoraron en su garganta, dejándola sin aire y aumentando sus ganas de llorar. » Tengo miedo —declaró Thamara sin poder evitar que sus lágrimas rodaran—. Si no actúo pronto seré la que pierda, y no quiero quedarme sin mis hijos. —No vas a perderlos —aseguró Antonio, abrazando a una mujer qu

