—¿Y por qué no puedo ir?
Preguntaba Logan, mirando a su padre quién estaba frente al espejo del baño, cepillándose los dientes. Laurie escupió, para luego enjuagarse se la boca, lavarse las manos y la cara, secar y por fin se giro a mirar a su hijo.
Laurie suspiró—Estas castigado y sabes muy bien porque.
Logan rodó los ojos—Me castigas sin una buena justificación papá, no me agrada Zack.
El castaño posó sus ojos en su hijo—Es solo el chico nuevo del pueblo, será un nuevo amigo, como Lewis.
—Pero al tío Lewis no le gustas—contestó Logan, cruzándose de brazos.
—N-No le gusto a Zack, solo estas celoso—rió Laurie, para ocultar sus mejillas sonrojadas.
—¡Papá, esto es en serio!—bramó el niño.
Laurie alzo a su hijo a su hombro, como bolsa de papa, corriendo por el departamento. Cuando Logan tenía 2 u 3 años le encantaba que Laurie haga eso, pero ahora ya era "grande".
—Papá bájame, no quiero—gritaba Logan, mientras el castaño reía.
Laurie lo tiró al sillón, comenzando a hacerle cosquillas. Logan no paraba de reír, pataleando y gritando. Cuando Laurie creyó era suficiente, paró.
—Logan tienes que saber, que eres la persona que más amo en el mundo entero, que siempre eres el primero en quien pienso al tomar mis decisiones, no te vas a deshacer de mí tan fácilmente, así que no tienes que ponerte celoso por nada ni nadie—decía Laurie, al terminar.
Logan lo miró—Bien, eso ya lo sé, solo quiero decirte que quiero seguir siendo hijo único.
El castaño soltó una carcajada sonora, sin poder evitarlo.
—Pero, yo también te amo papá—dijo Logan, segundos después, tirándose a los brazos de su padre.
***
—¿Así qué es una cita?—preguntaba Lewis, el niñero de Logan esa noche.
Laurie levantó su mirada de unos papeles—No es una cita, solo una salida.
—¿Y no llevas a tu hijo por qué? Que raro, siempre lo haces—se burlaba Lewis.
El castaño rodó los ojos—Basta, Lewis.
El aludido río—Ya, ya, lo siento. Es que no tienes una cita hace cuatro o cinco años, debe ser un chico muy lindo.
Ni bien su amigo termino de decir eso, las campanas de la puerta del negocio se abrieron y Laurie sonrío de oreja a oreja. Zack entró, con sus mejillas sonrojadas, devolviéndolo la sonrisa al castaño.
Lewis y Logan se sonrieron entre ellos, si que ellos se iban a portar bien.
—Hola—murmuró Zack, acercándose a Laurie.
—Hola Zack, te presento a mi mejor amigo, Lewis, el cuidará de Logan esta noche—sonrío Laurie, mirando a Louis.
El ojiazul sonrío—Un placer.
—Igualmente Lewis. ¿Vamos?—dijo Zack, para luego mirar a Laurie.
Laurie asintió y sin más, se despidió de su hijo con un abrazo, pidiéndole que por favor se porte bien y luego con un beso.
Lewis esperó a que cruzarán la esquina y luego desaparecieran.
—Toma tu campera Logan, vamos—murmuró Lewis.
***
Al llegar al cine, pidieron tickets para una película de terror, se sentaron el uno al lado del otro, alejados. Aprendieron muchas cosas el uno al otro, como que Zack tenía tres hermanas y Laurie era hijo único.
Al iniciar la película, compartían el tarro de palomitas y sus manos se rozaban inevitablemente. Laurie se removió incómodo, el contacto físico era peor de lo que pensaba. La rodilla de Zack rozaba la suya, en un toque nervioso. Suspiró, tratando de centrarse en la película.
—Me gusto—dijo Zack, al salir del cine.
Laurie le sonrío—Hace cinco años veo películas animadas, no puedo decir lo mismo.
Zack soltó una carcajada, logrando que Laurie sonriera como idiota, tenía una hermosa risa, todo en él era hermoso.
—¿Vamos a comer?—preguntó Zack, sacando al castaño de sus pensamientos.
Laurie asintió—¿Comida china?
Zack sonrío—Lo qué tu quieras.
***
—Odio el olor a pescado.
Se quejaba Logan, detrás del restaurante donde estaban Laurie y Zack. Se encontraban en la ventana, mirando hacía la cocina de aquel restaurante de comida china.
Lewis lo miró—A mi me encanta, especialmente el salmón, recién salido del río.
Logan se río—Yo no como peces.
Lewis rodó los ojos, acercándose más. No podía ir de frente del restaurante, porque los iban a ver, así que solo se acercaron a otra ventana, encontrando a la parejita a unas mesas de la ventana.
—Ahí están—señaló Lewis, escondiéndose de Zack, debido a que Laurie daba la espalda a la ventana.
Logan gruñó—¿Por qué sonríe así? ¿Qué le estará diciendo mi papá?
Lewis río—Le esta pidiendo matrimonio.
El niño lo miró, propinándole un golpe en el brazo, haciendo que Lewis se quejé, sobándose el brazo.
—Te me calmas Logan, ya sabes que hacer—gruñó Lewis.
No era la primera vez que el niño lo hacía, le encantaba asustar a su padre y sería mucho mejor ahora, mientras Zack no lo vea.
Logan se convirtió, su pelaje brillando bajo la Luna, estiró sus patas delanteras y luego las traseras, bostezo moviendo sus orejas. Miró a Lewis, quién solo asintió y sin más, entro a la cocina.
—¡Ah!.
Ese fue el mínimo grito. Todos los cocineros y camareros corrían, tirando platos y cubiertos, mirándolo. "Un lobo, un lobo", y Logan reía en sus adentros, el era un cachorro. Se acercó a la puerta, encontrándose con toda la gente corriendo también, si bien el era grande, pero solo era una característica de hombre lobo.
Y Laurie abrió sus ojos sorprendido, al ver el causante de los gritos.