Capitulo 7

912 Words
Alexander POV'S   - No es lo que piensas Dhara ... – dije sabiendo que lo que se iba armar no iba hacer fácil, pero me interrumpió impidiéndome hablar.   - No tienes que decir nada Alexander.  Acostumbras a tener mujeres como tus reinas y luego te consigues a otras y les dices que solo fueron un juego y un pasa tiempo. Esta todo claro ¡Clarísimo! ¿Y en tu lista soy yo la siguiente, no es así? ¿A cuántas te habrás ligado? Solo soy una más que cayó en tus redes ¿Me vas a decir que este es el tiempo límite? Peor fui yo que creyó en tus mentiras – me dijo manteniendo la calma. Estaba muy enojada.   - Estas equivocada, recuerda que antes que tu llegaras yo tenía una vida y sí pasaba mi tiempo libre con mujeres eso no tiene que ver contigo. Se supone que llevas acá unas semanas y te aseguro que no he tocado ni una sola mujer. Por lo menos, ninguna con la que me acosté me interesan ni me van a interesar como para ser la mujer de mi vida. Solo busco una sola – Le hable mirándola fijamente a los ojos con seriedad y actitud, demostrándole que hablaba enserio.   - Aja, ¿qué más? - dijo sarcástica cruzándose de brazos.   Sonreí   - Me encanta que te enojes, te ves aún más hermosa. Desde ahora tengo un contrato que cumplir y que no lo hago solo por cumplirlo, si no por salvar mi vida y ser feliz con la chica que he escogido, una que tiene una sonrisa muy linda, unos ojos hermosos, se llama Dhara y no termina de aceptar que se va a convertir en mi reina o tal vez ya lo es - le dije mirando la sonrisita que se le había escapado de los labios. La tomé de la cintura besándola al compás del tiempo, con delicadeza y dulzura. Mierda Dhara, ¿Que estás haciendo conmigo?   Dhara POV'S   - Tus abuelos y tu padre no se cansan. No han dejado de buscarte- me hizo el comentario Alexander pensativo.   - Me amán y deben de estar preocupados por mí. A parte de que tienen que extrañarme un montón, soy genial – le dije bromeando recordando la sonrisa de cada uno.   - Creída- me dijo riendo a carcajadas- Tienes suerte de encontrar a alguien como yo. Si no te hubiera visto, no me quiero imaginar donde estuvieras justo ahora - me dijo sacudiendo su cabeza.   - Lo sé, pero la pregunta es. ¿Qué te hizo escogerme, porque a mí Alexander? – le pregunte cabizbaja.   Estábamos en una posición muy cómoda, ambos permanecíamos sentados sobre una manta de lana con unas copas de vino, mientras manteníamos una conversación más o menos agradable.   -Vi algo en ti que no había visto en otra. Tus ojos cuando me miraste me lo dijeron todo, absolutamente todo. Sentí esa necesidad de protegerte, cuidarte y conocerte. Seguí mis instintos de mafioso y aquí estas – me dijo escapándosele una linda sonrisa.   -     Fue buena idea ir a esa fiesta, casi me arrepiento – le dije no pudiendo evitar reír a carcajadas   - O sea que no ibas a ir – me dijo alzando una ceja.   - No, desde un principio presentía que algo que pasaría, pero no fue tan malo - dije sonriendo   - ¿A quién le debo las gracias por insistir en que fueras? - dijo sonriendo, pero mi sonrisa se desvaneció al recordarla.   Lo mire y también la de él se desvaneció.   - ¿Que te pasa? - me preguntó   - Fue Scarlett mi mejor amiga. Uno de tus hombres se la llevaron con las demás chicas. Siento que perdí a mi hermana, mi única Amiga. - dije casi llorando. Los recuerdos de ella estaban resientes en mi mente y nunca la olvidaría.   - Te prometo que la voy a buscar. Si tanto se significó para ti, la voy a encontrar. Te la debo. - Me dijo tomándome de la mano y sonriendo.   - En serio me lo prometes? - le pregunte afligida.   - Escúchame, yo Alexander Black, no rompo una promesa ni con una pistola en la cabeza y más si es a ti - me dijo mirándome fijamente.  Mis ojos se cristalizaron y lo abracé, dirán que soy sentimental pero no saben que es perder a quien estuvo contigo desde que tenías cuatro años. Quien nunca te abandonó, quien estuvo ahí para ti siempre en las buenas y en las malas. Es duro que de la noche a la mañana te la arrebaten.   - Te debo una disculpa, al principio pensé mal de ti, pensé que me querías maltratar y abusar de mí, pensaba que me obligarías a hacer cosas que no quería. Si fueras otro tipo de chico ya hubieras hecho lo que quisieras conmigo. Me disculpo, lo siento mucho - le dije sintiéndome avergonzada.   - Mi reina - dijo levantándome la cabeza suavemente por la barbilla – Nunca te hare daño, y no voy a obligarte a hacer nada que tu no quieras. Soy un mafioso, pero contigo el rey que mereces. No tengo nada que perdonarte - me dijo estrechándome entre sus brazos. Sentí su calor, su embriagador aroma que volvía loca a cualquier mujer, sus fuertes brazos alrededor de mi cadera y por último el dulce de sus labios.   - Se me olvidaba decirte que tus labios son únicos, eres una nena perfecta, mi reina perfecta. -
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