—Muy bien— podía ver en su cara que no me creía ni por un momento, pero no discutiría conmigo por eso— todo lo que dices es sumamente lógico, espero que puedas lidiar con ambos mejor de lo que yo lo hice— me regalo una sonrisa de oreja a oreja que hizo que un escalofrió pasara por mi espalda, sentía que me había metido en una camisa de once balas.
Un golpe en la puerta nos interrumpió.
—¿Sí? — contestamos al tiempo.
La puerta se abrió y la cabeza de Andrew se asomó, rompiendo una extraña tensión que se había ido formando a nuestro alrededor conforme hablamos. Sentí que mi corazón se estaba saliendo de mi pecho, ¿Cómo hacia para saber que estábamos hablando sobre él?, trate de girar mi cabeza para que no se tonara el rubor que estaba en mi cara, camine para tomar algo de agua y así distr
