Respiré hondo. Había pasado una semana, una semana desde que llegué a Homs y aunque no había podido salir más allá que al patio de flores en el que las mujeres pasaban varias horas de la tarde luego de hacer los quehaceres, el agradable clima me ayudaba a calmar un poco mi mente. Las noches eran agitadas para mí, las pesadillas embargaban mi mente y era muy dificil pensar en cosas buenas para que mi corazón dejara de querer partir mi pecho en dos para escapar lejos hacia una maratón. Lo único bueno era que no había vuelto a tropezar con Kiral aunque Madira me había comunicado que muy pronto sería la boda, seguía rogando al cielo, a cuánto dios existiera, que esa boda no se realizara y que me dejaran volver. Respiré hondo mientras pensaba eso. Qué ilusa… ¿Volver a donde?¿Con los Meyer? Per

