-El viejo del bastón- su voz se puso ronca- él tiene un gusto predilecto por las jovencitas. Hace tres años, cuando te adoptamos... Yo hice un pre-contrato con él, en donde todo quedaba estipulado, Clara, necesito que seas honesta conmigo- tomó mis manos, pocas veces tenían contacto físico conmigo de ese modo tan paternal- ¿Cuento contigo o no?
-Sí...Sí, cuentas conmigo- respiré hondo mirando al suelo y sentí su mano en mi barbilla alzándola.
-No te preocupes por eso, hija, de una u otra forma iba a pasar- sonrió sin mostrar los dientes- Quieras o no, es tu deber.
-Así es, papá- acepté mi final.
FIN DEL FLASHBACK
-¿Contestaste la pregunta número cinco?- asentí y An bufó- Pero claro que lo hiciste, cerebrito.
-Oye, no me culpes, era muy sencilla- me defendí y vi su cara de trauma, no pude evitar reírme- No contestaste, ¿No es así?
-¿Qué comes que adivinas?- replicó- Creo que tendré que darle una mamada a ese viejo para que me pase el año.
La miré horrorizada.
-¿Lo harías? Quiero decir, es tan… Sádico- rompió en risas.
-¿Y cómo crees que la mayoría de las chicas han cruzado su clase?- replicó abriendo un botón de su camisa blanca igual a la mía con la insignia bordada encima del corazón- ¿Recuerdas a Li Chan?
-¿La que se graduó con honores?- pregunté y asintió- No me digas que…
-Oh, no, no te digo que la encontraron en el baño de profesores haciendole un “manual” a ese viejo de Finanzas.
-Vaya- dije realmente sorprendida- Se veía tan recatada.
Me guiñó el ojo.
-Las recatadas son las más putas, cariño. Me sorprende que tú aún seas tan puritana, después de todo, vas a casarte pronto.
-¡Shh!¡An!- la reprendí golpeando su hombro. Ella se quejó- ¡No sabes cerrar esa boca!- miré a todos lados y, por suerte, nadie la había escuchado- El hecho que me case no implica que---
-¿Qué?¿No implica que tendrás que cogerte al tipo?- arqueó una ceja- Ay, ¡Clara, por favor!- suplicó- Debes al menos ver una porno, quiero decir, para que fantasees si es que tu hombre será un viejo asqueroso.
-Ana no me hagas pensar en eso, te lo pido por Dios- supliqué y abrí mi libro de Historia en un claro intento de menguar el tema.
-¿Cuánto falta para tu cumple?- alcé la vista ante su pregunta y creo que no pude disimular la preocupación instalada en mis ojos.
-En una semana- admití y ella suspiró.
-Entonces te queda poco tiempo, linda- fruncí el ceño.
-¿Para qué?
-Para ser libre- aseguró- Debes conocer el mundo antes de que te amarren para siempre.
-No es para tanto- acomodé los plises de mi falda azul marino- De todos modos ya sabía que esto ocurriría, ¿Sabes?
-De todas formas, Clara- frunció el ceño- Eso no implica que estés satisfecha, ¿O es que te gusta ese hombre?
Respiré hondo.
-No lo conozco- confesé- Y por lo poco que vi de él…- un escalofrío atravesó mi cuerpo y ella lo notó. Me dio una triste mirada cargada de lástima- Pero está bien, ¿Sabes?- fingí una sonrisa con la fortaleza que no tenía- Soy una Meyer y eso es lo que me toca hacer por seguir siendo una de ellos.
-¿Y tu familia lo vale?¿En serio, Clara?
Pensé en Asia, la madre que la vida me regaló. Y en Tony quien además de esto siempre había sido bueno, aunque alejado, extraño y serio, siempre me cuidó.
-Sï, pienso que sí- me encogí de hombros-¿Y quién sabe? Quizás termine enamorándome y todo sea más fácil.
-Claro que sí, la cuestión es que el que te enamore sea tu marido y no un empleado- soltó una carcajada y tragué grueso, imaginando lo que podía pasarme si llegaba a traicionar a mi esposo árabe- Oye, Clara, era un chiste- aclaró con rostro preocupado- No era en serio.
Pestañeé varias veces.
-Tranquila, lo sé- dije intentando calmarla- ¿Por qué no estudiamos un poco, An? El examen de Historia es mañana y quiero estar lista, además, seguro que tú aún no te aprendes nada.