La obsesión del Ceo

Mi abuela trabaja para las empresas Valencia desde que tengo uso de razón. Crecí rodeada de telas y costuras. De hecho, mi principal sueño desde que soy una niña es convertirme en una prestigiosa diseñadora de modas, pero la vida tenía planes diferentes para mí. Desde muy joven aprendí a aprovechar cada oportunidad que me diera la vida. Por eso cuando mi abuela me informo que uno de sus jefes patrocinaría mis estudios no dude en tomar la oportunidad.El señor Aníbal Valencia, le tenía mucho cariño a mi abuela porque ella trabajo varios años en la empresa y ofreció encargarse de mi educación y patrocinar la mitad de mi beca, la otra mitad la pague con muchos esfuerzos... Desde los catorce años he trabajado en diferentes oficios. En el colegio desde un inicio fui sometida a constantes humillaciones de parte de mis compañeros porque era evidente que no pertenecía a su mismo círculo social. Sin embargo, no me importo, yo estaba concentrada en estudiar y sacar a mi abuela de trabajar. Hubiera deseado nunca desviarme de mis objetivos, pero lo hice. Tuve la desdicha de cruzarme en el camino de los primos Valencia, los herederos de la empresa número uno en el sector de la moda. Ambos primos eran como el día y la noche, uno se mostraba arrogante, egocéntrico y apático, en cambio, el otro irradiaba luz, transparencia y calidez; sin embargo, las apariencias suelen engañar. Durante años estuve enamorada de Diego Valencia, lo consideraba el muchacho más guapo y perfecto, solamente obtuve desprecio de su parte. Él me repetía día y noche que nunca se rebajaría a salir con alguien como yo. A pesar de sus humillaciones Diego no es el dueño de mi repudio y odio. Que una persona te maltrate y te humille constantemente te lastima, pero que una persona te trate con cariño, te permita pensar que eres lo más importante en su vida y destroce tu corazón. Eso te mata. Fernando Valencia, me asesinó cruel y dolorosamente. Primero me fingió amistad y cariño hasta ganarse mi corazón para luego destrozarme vilmente. Crueldad y malicia son las palabras que lo definen, que definen al hombre que aposto mi virginidad con su primo y amigos para luego de obtenerla abandonarme sin importarle nada sin siquiera pensar un segundo en nuestro hijo. No puedo entender cómo me pude equivocar tanto con él. Cuando descubrí su engaño no toleraba tanto dolor y decidí acabar con mi vida. En ese momento no encontraba otra salida. Descubrí que todo era un engaño y que la única persona que me había dado amor en mi vida únicamente fingía para ganar un carro último modelo, eso era lo que yo valía un carro. Sin embargo, no logre mi cometido y fui rescatada por mi tío. Por fortuna, mis cortes no fueron profundos. Los doctores además de salvarme la vida me regresaron los deseos de vivirla porque me informaron que estaba embarazada. Al percatarse de la situación mi abuela enfureció. Tan solo tenía dieciséis años y esperaba un hijo. Además Fernando y yo nunca fuimos novios oficiales, nadie sabía de nosotros. Por ello mi abuela me consideraba una mujer fácil. Ella me propuso dos opciones, la primera era que me deshiciera del niño y la segunda que lo entregaba en adopción. Era prácticamente una niña y no tenía demasiadas opciones. No tenía trabajo y no había terminado mis estudios ni siquiera tenía familia a quién acudir porque lo único que tenía en el mundo era a mi abuela y mi tío y ambos estaban furiosos conmigo. Cómo último recurso le escribí un email a Fernando confesándole todo, pero él me respondió que debería abortar y que seguramente ese niño no era suyo. Me sentía sola en el mundo, pero había tomado una decisión, mi hijo nacería sin importarme ni mi abuela ni ese cobarde. Con todo el dolor de mi corazón lo entregue en adopción a mi tío. Mi hijo paso a ser mi primo, ni siquiera me permitieron amamantarlo los primeros días, lo arrancaron de mis brazos sin ningún tipo de contemplación. No existe dolor más grande que escuchar que llama mamá a otra mujer y esa mujer ni siquiera lo quiere, ni lo cuida como lo haría yo. Desde el nacimiento de Aarón han transcurrido siete dolorosos años, pero ya no soy la misma. Ya no soy una niña, ahora soy una mujer, termine mi carrera en Administración de empresas y estoy dispuesta a recuperarlo. Necesito demostrar que puedo darle estabilidad económica y para ello entre a trabajar en la empresa Galván & Valencia. Soy la asistente personal de Diego Valencia, el tipo que me humilló y quién inicio la apuesta. Sé será un infierno trabajar con él porque me odia por alguna razón que no comprendo, pero no me importaría someterme a las peores humillaciones, haré todo por mi hijo.