Cuando llegamos al parqueo, Jaxon no dudó en enfrentarme. —¿Qué fue eso?— Preguntó. Apenas cerró la puerta del auto, su voz rompió el silencio con desconcierto y molestia que tan bien sabía disimular… pero no conmigo. —Lo siento —pedí disculpas, bajando la mirada—. Sé que no fue la manera correcta de comportarme. —Entonces, ¿por qué lo hiciste? ¿Qué pasó entre ustedes para que reaccionaras así? Respiré hondo, no había vuelta atrás, era momento de decirlo. —Lucían… es mi ex esposo. Vi cómo su expresión cambió de inmediato, como si finalmente las piezas del rompecabezas encajaran en su mente. —Ahora todo tiene sentido —dijo, más para sí mismo que para mí. —No volverá a pasar. Te lo prometo. Me sentía tan avergonzada, tan expuesta, pero Jaxon no apartó la mirada. —¿Aún lo amas?— Pre

