¿Han escuchado esa teoría de que los muertos siempre se van en tres? pues era cierto, pocos meses después de su muerte un tío murió, no recuerdo su nombre; es lo malo de crecer de una familia tan grande.
Pero había un problema con esa creencia, mi abuelo no se quería ir solo ¿Cuál era el problema de eso? era que a la persona que se quería llevar era mi.
Eso hizo que ese sentido se le activara a mamá, oh tal vez era ese don de madre que sienten cuando su hijo esta en peligro, aunque solo le paso en sueños por lo que ella decía.
Siempre era el mismo, estamos durmiendo y el se asomaba a mi cuarto y un sentimiento de angustia se apoderaba de mi mamá, le preguntaba que hacia en mi cuarto y el respondía lo mismo
-Ya es tarde, despierta me la llevare a una fiesta-
Esa oración le helo la sangre a mi mamá, tanto que despertaba de golpe y se iba a mi cuarto para asegurarse que aun estaba ahí, digamos que eso fue lo más tranquilo que pudo pasar, durante meses los vasos de las veladoras se estrellaban oh reventaban y los cristales más grandes caían siempre donde yo estuviera, lo más grabe que me paso fueron rasguños, pero pudo no ser así.
Al final otra tía murió y la regla de tres se cumplió, en menos de dos años tres familiares habían muerta, el ciclo se cerro, los sueños se acabaron y las veladoras dejaron de explotar.
Pero eso no significa que no supiéramos de el, en ciertas fechas la casa olía a humo de cigarro, se escuchaban pies arrastrándose, el sonido de una cuchara golpeando la taza cuando mezclas algo ¿Qué era lo raro en eso? todo es pasaba cuando dormíamos.
Digamos que después de eso, mi niñez fue tranquila, hasta que llegue a cierta edad en la adolescencia.
Todo empezó con una pesadilla, de esas que se sienten reales en especifico fueron dos las que me hicieron sudar frio.
La primera aun no se si de verdad fue un sueño oh en realidad paso.
Yo dormía, la luz de afuera entraba por mi ventana, tal vez la luz de la luna y de esas veces que despiertas y no enfocas bien la vista oh eso crees; una figura parada a los pies de mi cama, tal vez del tamaño de un niño, la veía borrosa, de pronto, sentí sus manos masajeando mis pies, un segundo después, comenzó a enterrarme las uñas, el dolor que sentía era real, pero no salía ningún sonido de mi boca, hasta que vi que básicamente sus dedos atravesaron mis pies desperté de golpe, prendí la luz y no había nadie, revise mis pies, no había marcas, esa noche dormí con la luz prendida.
Mucho tiempo después de ese sueño y de una discusión que tuve con mamá me fui a dormir molesta, mala idea hacerlo, bueno ahora lo se, no sabes que es lo que se puede alimentar de ese sentimiento.
Mientras dormía tuve la sensación de que ya se me hacia tarde para ir a la escuela, como si hubiera dormido mucho, pero me sentía pesada, dura, lo que muchos podrían conocer como parálisis del sueño ojala hubiera sido solo eso; de nuevo a los pies de mi cama, una figura negra, pero esta vez alta, casi llegaba al techo de mi cuarto, unos brazos largos y una mano con dedos largos me tomaban de los pies y sentía como me jalaban hacia el, cada vez más cerca, entre en pánico cuando casi me toma de los hombros y grite y al parecer esta vez fue real, porque mamá entro corriendo a mi cuarto.
-¿Que te pasa?-
-No, suéltame-
No se como, pero mi mamá termino abajo de mi y estaba aventado golpes con el puño cerrado, mamá me tomo de las manos para evitar que le golpeara la cara
-Andaria cálmate, respira-
-Alguien me estaba jalando-
-Pero no hay nadie aquí-
Mamá me abrazo y se acostó conmigo, me arrullo para que volviera a dormir, pero me costo mucho trabajo, justo cuando ya me iba a quedar dormida, vi el reloj ya eran las cuatro de la mañana.
Me despertó el sonido de mi alarma, me siento terriblemente cansada, me baño rápido, desayuno y me voy a la escuela, entre las clases y mis amigos, lo de anoche quedo en el olvido y por fin acabaron las clases.
Estaba con mis amigos frente a la escuela y sonó mi teléfono, era mi mamá
-¿Que paso?-
-No tardes en llegar a la casa, tu primo se puso mal y esta en el hospital?-
-¿Que le paso?-
-Aun no sabemos, ya no tardes-
-Voy para allá-
Me despedí de mis amigos y llegue lo más rápido que puede a la casa, me cambie y mientras me quitaba el uniforme vi tres marcas de rasguños en mis hombros
-Mamá, me lastimaste anoche-
-¿Como que te lastime-
-Mira-
Bajo la blusa para que pueda ver mis hombros y se me queda viendo
-Yo no te hice eso-
Puso sus dedos sobre las marcas, las marcas eran más grandes que sus dedos, nos quedamos viendo unos segundos, me di la vuelta y termine de cambiarme.
Ya en el hospital esperando a que mi primo saliera, mamá les conto lo que había pasado en la noche, mis tíos y mi abuela entre susurros le decían lo que debía hacer
-Llévala con alguien que le enseñe a manejar eso-
-Llévala a que le bloqueen en eso-
-La van a seguir lastimando-
-Ponle una medalla de...-
Como si no hubiéramos intentado ponerme medallas de todos los santos habidos y por haber, después de unos días se revientan oh se rompen.
Tal vez me este pasando esto porque deje de creer en la religión católica en la que me criaron, lo único que pido es que esos ataques dejen de pasar, no quiero tener que explicar el porque de esas marcas.
No se que es peor, sentir y escuchar muertos oh otros seres, soñarlos y que te lastimen oh saber las posibles cosas que te pueden pasar a ti y a tu familia oh alguna persona con un vinculo cercano a ti, sus emociones, su sentir, todo eso lo siento.
Estando aquí en el hospital esperando a mi primo hace que me duela la cabeza, pasan muchas cosas en un hospital, enfermos, heridos, muertos, personas que ni siquiera saben oh se han dado cuenta que han muerto, me duele la cabeza.
Odio los hospitales