Capítulo 26 El primer eclipse.

1714 Words
Ikigaí vio a Nuriel, como si se comunicaran telepáticamente, aunque solo era el entendimiento, pues ambos se habían vinculado a Kalila, además de poseer su cuerpo, ella ahora los unía, como si de un puente se tratará, entonces, no necesitaban palabras, fue por ello, que el fénix movió sus manos y la gran cabaña, quedo cubierta por lo que parecía ser una cúpula, rojiza. — ¿Qué? — la inquietud de Declan hacia el bienestar de Kalila, era cada vez más difícil de ocultar, eso estaba más que claro. — Es necesario. — explico Ikigaí. — Aun no es tiempo que nuestro destino sepa todo lo que puede ser, porque aún puede que el futuro se tuerza. —la grandeza del fénix ya no era tal, aunque mantenía su gran tamaño, todos podían ver el miedo y la incertidumbre en sus ojos. — ¿A qué te refieres? Y se claro por favor. — no estaba en su vocabulario el pedir las cosas, mucho menos el rogar por ellas, pero Declan ya no se sentía igual, ya nadie lo era en ese bosque. — Me refiero a que Kiriko aun pude cometer los errores del pasado y si ese fuese el caso, todos estaremos condenados. — no, no parecía un glorioso fénix, más se asemejaba a un hombre perturbado, perdido. — La diosa luna observo el mundo en silencio, al igual que nuestro padre sol. — comenzó a relatar Ikigaí. — Hasta que una noche la diosa luna creyó un desperdicio el que este lugar este vacío y los creo a ustedes, seres que se sentirían más cómodos bajo el manto nocturno, y nuestro padre sol… se sintió celoso. — reconoció casi con diversión el peli azul. — Por lo que creo a sus hijos, seres tan únicos, como escasos. — Ikigaí no mentía, ellos a diferencia de los descendientes de la luna, eran muy pocos, pero mucho más letales. — Se dice que el sol estaba orgulloso de que la luna lo persiguiera, un eterno juego, donde uno brillaba y el otro huía, pero cuando la diosa creo a sus hijos, poco a poco perdió el interés hacia el sol, entonces un día, sucedió, la luna se quedó más tiempo del acordado, sus hijos la llenaba de dicha y el sol quiso la atención de la luna, su fulgor fue tanto, que la tierra se tiño de rojo, el primer eclipse surgió, fue la primera vez que los hijos de ambos dioses nos encontramos cara a cara, no fue algo grato, pero creo que Nuriel lo sabe mejor que nadie. — el fénix dejo ver una sonrisa petulante. — Fue una buena lucha. — reconoció con una sonrisa. — Sangrienta para ambos bandos. — agregó bajo la mirada incrédula de los descendientes de la luna, que quizás hasta ahora, se daban una idea de que tan viejo era el fénix. — Hasta que finalmente, decidimos llegar a un acuerdo, donde se dispuso que las sirenas ocuparían los mares y océanos, los elfos y hadas se quedarían con los bosques del oriente y yo… disfrutaría de los cielos, lo demás podía ser de los hijos de la luna. — ¿Por qué pelearon? ¿Qué fue lo que ocasiono su enemistad? — la pregunta de Ukara era valida y Nuriel solo elevo sus hombros. — Si tu pregunta es, si hubo falta alguna de alguno de los dos bandos, la respuesta es no, solo fue lo desconocido, y los celos, ni los hijos de la luna conocían a los hijos del sol, ni viceversa, además, la luna es hermosa, nos gusta, como a ustedes les gusta el sol, allí fue donde los celos aparecieron, ni ustedes querían vivir en completa oscuridad, ni nosotros queríamos vivir solo de día, pero tampoco queríamos compartir y mientras nosotros peleábamos aquí, nuestros padres peleaban en el cielo, creando el primer eclipse que duro lo que los humanos consideran hoy en día, años. Hasta que la luna continuo su camino y el sol el suyo, aun así, cada cierto tiempo coinciden, a veces sin querer, otras veces adrede, el amor y el odio se mezclan, sin saber nunca que ganara. — Lo mismo sucede con Kiriko. — interno Ikigaí, porque Nuriel comenzaba a divagar, el recordar milenios de vida, distraían al fénix. — Su alma, está condenada, cuando el humano se revelo contra los hijos de la luna, pidieron ayuda a los hijos del sol, su explicación fue absurda, al menos para nuestra gente, todo se reducía a los celos, porque ustedes son más fuertes, por el poder con el que nacen, pero, sobre todo, porque ustedes tienen una compañera o compañero destinado, mientras ellos deben sufrir de falsos amores, entonces creían justa su destrucción. — el cielo comenzó a oscurecerse, aun a lo lejos mientras el sol brillaba, el reflejo de la luna apareció, como si indicara que estaba atenta al relato. — No me pareció justo. — dijo Nuriel, tomando su parte en el relato, pues él era el primogénito, el más antiguo. — En ese entonces lo veía como algo absurdo el necesitar a alguien para sentirse completo, claro que mientras yo tenía mi inmortalidad, los humanos no, muchos morirán sin conocer lo que es el verdadero amor, entonces, fueron con las hadas y elfos, obteniendo la misma respuesta, pues ni los elfos ni las hadas poseen destino alguno, ellos se deben a la naturaleza ¿verdad Ikigaí? — había cierto reclamo en la voz de Nuriel y el peli azul sonrió como niño regañado. — Así es, pero no es mi caso, al igual que tú, yo soy único, no soy un hada como mi madre, tampoco un elfo como mi padre, soy una quimera, la mezcla que tal vez no debería existir, pero existo, la naturaleza es buena, pero yo necesitaba más y la escogí a ella, no puedes reprocharme anda fénix, solo yo conozco mi soledad, solo yo escuche su llanto. — Nuriel suspiro con cansancio, pero lo dejo estar, esa sería una charla para más adelante se dijo. — En fin, los humanos finalmente acudieron a las sirenas. — Nuriel negó con la cabeza y vio por un fugaz momento al cielo. — No son seres malos, pero comparten con los humanos algo, los celos, no de un amor, pues ellas si tienen destinos, lo que codician es el poder caminar, vivir fuera del agua, no creen justo que todos tengamos la capacidad de vivir en casi cualquier lado y ellas en cambio estan limitadas, fue por ello por lo que les contaron el secreto de nuestros padres. — el cielo se cubrió de nubes, donde el sol y el reflejo de la luna quedaron ocultos, se avergonzaban de algo, sus descendientes lo sabían. — ¿Cual? ¿Cuál es su secretó? — Tahiel sentía su piel de gallina, algo en el aire lo inquietaba, aunque todo era por el relato. — El día que el sol y la luna se encontraron, tuvieron un hijo de ambos, un hijo nacido de un eclipse, un demonio o un santo, depende que rostro quiera mostrarte. — ¿Qué? — Ukara estaba más que sorprendido, pues si veía a Nuriel e Ikigaí como seres aún más mágicos que ellos, no podía imaginar como seria ese hijo del que ahora Nuriel hablaba. — Eso, lo que escuchas, nadie sabe dónde vive, algunos dicen que, bajo tierra, otros que, en el cielo, lo único que es verdad es que existe y si lo invocas debes estar preparado para lo que veras y lo que te pedirá a cambio, no sé qué fue lo que los humanos le dieron a cambio, solo sé que lo invocaron y pidieron a un ser más que capaz de destruirnos a todos y él se los concedió, la niebla, lo llamaron, un alma condenada, que necesitaba un cuerpo, pero además alguien que lo controle. — Allí es donde entra Asher. — intervino Ikigaí. — Y antes de él, fue el padre de Kazumi, y antes de él, fue el padre del primer cazador, ellos son los que controlan la voluntad de esa alma, es por ello que Kiriko le regreso el control a Kalila hoy, su alma está cansada, jamás pensaron en ella, porque no creyeron que un alma pudiera enamorarse o no les importo, pero así sucedió, el primer cazador se enamoró de Levana y aun así, su padre le ordeno asesinarla y él lo cumplió, como un buen hijo, acato la voluntad de su padre, aun sin desearlo, aunque luego el dolor lo llevo a suicidarse, luego, con Kazumi, sucedió algo similar, se enamoró de Aysel, pero antes de intentar matarla busco una solución, separar a los seres mágicos de Aysel, pero no lo consiguió, y nuevamente su padre ordeno destruir al amor del cazador, sus vidas fueron cortas, fugaces, pero aun así, esa alma encontró su verdadero amor y ahora la historia se repite… — Ikigaí estaba flotando del mismo nerviosismo, por lo que Nuriel coloco una de sus grandes manos en el hombro del peli azul para hacerlo descender. — Ahora nos enfrentamos a esto. — dijo Nuriel. — El todo o nada, porque ahora Kiriko no está enamorada de un hijo de la luna, ella está enamorada de tres. — sus ojos hechos brazas recorrieron los rostros de Ukara, Declan y Tahiel. — Y Kalila está enamorada de nosotros dos, aun así, Asher maneja la voluntad de Kiriko, a no ser que… — ¿Que? — Declan temblaba, jamás su cuerpo había tenido esa reacción, pero era inevitable. — Que Kiriko se rebele y rompa con el poder que Asher tiene sobre ella. — ¿Como logramos eso? — Ustedes tendrán que enamorar a Kalila y nosotros a Kiriko, solo así tenemos una oportunidad, si fracasamos, la cazadora acabara con todos, incluso con los humanos. — explico Ikigaí, conocedor de los dos únicos caminos que había para Kalila. — ¿Por qué ella acabara con los humanos? — Porque no existe peor dolor que el de un corazón herido, y el de ella ya casi esta desecho, si esta vez debe repetir la historia y acabar con quienes ama, para respetar la voluntad de su padre, ella acabara con el mundo entero, para que comprendan su dolor.
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