NARRA LEYLA HAWTHORNE
Mi pie se movía incontrolablemente, golpeando el suelo del coche de Paige. Había cancelado todas sus citas de la tarde y ella misma me había traído hasta Glasgow para que encontrara a Keir.
Viajábamos en silencio. No habíamos vuelto a hablar desde el banco y aquel silencio sepulcral era bastante incómodo. La miré de soslayo y me pregunté si era conveniente hablarle, ya que apenas me había dejado hablar en el banco.
—Gracias por hacer esto por mí —susurré sin verla, pues había regresado mi vista hacia el frente, observando el paisaje de la carretera.
Se rio de modo bufón.
—Lo siento, pero no te creas tan importante —espetó con desprecio—. Yo no hago esto por ti. Lo hago por Braden y por mi familia.
Me giré sobre el asiento y la vi de frente. Quería saber cuál era
