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A Sus Ordenes

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1/3 Trilogía “Hermanos Reyes”

Justine maldecia la vida de un adulto responsable. Acaba de perder su trabajo con el cuál costeaba sus gastos universitarios.

Su mejor amiga, Andrea le ayuda a conseguir trabajo en la casa de un importante socio de su padre.

Para celebrarlo deciden ir a un bar dónde conoce a un hombre con el cuál después de un leve coqueteo decide tener una aventura de una noche.

¿Su error ? Dormir con un desconocido y es que ese desconocido es su nuevo jefe y el detalle más importante tiene una hija y esta comprometido.

Se vera envuelta en un trio amoroso bastante difícil y tendrá que lidiar con muchos problemas cayendo A Sus Órdenes.

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Capítulo 1 : ¿Estás segura?
Eso se ser una persona mayor y responsable cada día le parecía más agotador. Tener veinte años y pagar mis propias cuentas es más difícil de lo que pensé. Lo llevó haciendo desde que cumplí dieciocho años y es que a esa edad decidí irme de casa al enterarme que mi padre pensaba casarse con una muchacha de casi mi edad. ¿Estaba demente? Eso era completamente asqueroso y vaya que no me podía imaginar verme casada con un hombre de la edad de mi padre. Mi mejor amiga al enterarse de mi decisión decidió apoyarme y nada mejor que saliendo de su casa también y buscando un departamento donde vivir ambas , sin tener a nuestros padres controlando nuestras vidas o cuestionando nuestras acciones. La única diferencia entre ambas , es que sus padres aceptaron su decisión y decidieron apoyarla en todo lo que necesitará. A diferencia de mi padre que al salir de su casa decidió desheredarme de toda la fortuna que dejo mi abuelo como medida de presión para que regresará. "Ojalá mi abuelo me hubiera dejado directamente algo de esa fortuna" Pero no, decidió dejarle todo a papá y papá decidió que le dejaría toda la fortuna al bueno para nada de mi hermano. —¿Sigues maldiciendo por no conseguir trabajo? —Escuchó la voz de Andrea y abro los ojos. En efecto la rubia acaba de llegar a casa. Bajo los pies del sofá dónde descansaba cómodamente y me siento rectamente . —!Maldición!, esto de estar desempleada es horroroso Andrea —Vuelvo a tirarme al sofá —. Necesito conseguir un empleo antes de que retomen las clases de la universidad y tenga muchos gastos. —Deja de quejarte Just, si estás desempleada en estos momentos es toda tú culpa —Se sienta frente a mi —. Nadie te mando a ponerle un cesto de basura a tu jefe de sombrero. Quizás tiene razón en aquello, pero para ser sincera se lo merecía. El muy idiota sé quiso propasar conmigo y eso no se lo iba a permitir. —Más que nadie sabes cuáles fueron mis razones. —Deja de pensar en eso —Rueda los ojos —. No te vas a morir de hambre y si es por los gastos pues yo me hago cargo hasta que consigas un trabajo. —Andrea , sabes que eres cómo mi hermana, te amo, pero ya suficiente hacen tus padres pagándome la universidad y pagando muestro recibo de arriendo de este lugar . Se queda pensativa un momento, saca de su bolsillo su móvil y empieza a teclear en el. Pasado unos segundos suena. —Hola mamá —Guarda silencio varios segundos —.Es para Justine que está desesperada y me está volviendo loca . La miro sin entender y sonríe. —Sabía que tú no me fallarías, te quiero, hablamos luego. Cuelga la llamada y sonríe ampliamente. —Puedes estar en paz, ya te conseguí trabajo. —Si es en las empresas de tu familia, ya conoces mi respuesta. —Se qué eso está descartado , así que no te preocupes. —¿Entonces? —Un amigo de negocios de papá está buscando a una asistente de limpieza , si quieres puede conseguirte el puesto pagan muy bien. Se sienta frente a mí con una gran sonrisa. Andrea es una chica bastante extrovertida y a veces un poco desenfrenada. Pero eso no cambia el buen corazón que tiene mi rubia, aunque muchos se lleven otra impresión al momento de conocerla. —¿Qué se supone que hace un asistente de limpieza? —Preguntó incrédula. —No lo sé —Se queda pensativa unos segundos y luego reacciona —. De todas maneras, mamá dice que el trabajo es bueno, puedes ir en las mañanas a la universidad y tener las noches libres ¿Qué dices? Con el simple hecho de poder seguir asistiendo a la universidad y que no afecte mi horario de clases es bueno. No le pienso dar tantas vueltas al asunto cuando tengo una buena oportunidad en frente. —Esta bien, acepto. Sonríe mientras aplaude efusiva. Se levanta tomando su móvil y empieza hablar nuevamente por teléfono con su madre. Luego de unos minutos regresa dándome una dirección que es la cual le ha dado su madre y en la cual debo estar a primera hora. "Me pregunto si seguiré estando aquí con ella o me tocará dormir en aquella casa" —¿Te parece si vamos de rumba para festejar que has conseguido trabajo? —Mueve sus cejas de arriba abajo de manera divertida —. Así ligas algo antes de empezar a trabajar y puedas ir completamente satisfecha ¿Qué dices? Hace semanas no salimos de fiesta y para decir verdad ya me hace falta. Si empiezo a trabajar entre la universidad y el trabajo no tendré tiempo para salir a divertirme como me gusta hacerlo . —Tú ganas, mueve ese culo. Sonríe, me levanto del sofá y ambas nos vamos a nuestras habitaciones a vestirnos para salir de rumba. Luego de un buen maquillaje, peinado, tacones y vestidos ajustados acorde a nuestra noche, salimos en el auto de Andrea rumbo al centro de la ciudad. Llegamos al bar "Jaguar" uno de los sitios más prestigiosos de la ciudad y en él cual para entrar debes tener una reservación muy exclusiva. Para nuestra suerte, el dueño del bar es amigo de la infancia de Andrea y podemos entrar las veces que queramos sin necesidad de ninguna reservación. Entramos siendo recibidas por un ambiente super caliente. Las personas bailando en medio de la pista, el murmullo de las personas en sus mesas hablando, riendo y un maldito reggaetón que incita a cualquiera a mover el culo hasta el piso. Nos movemos hasta llegar a la barra libre, Andrea pide una margarita y yo decido tomarme una igual. Su amigo, le hace un gesto pidiendo que se le acerque, ella me pregunta si quiero ir con ella y niego. La verdad no me siento cómoda con personas que año luz son diferentes a mí por su actitud de niños mimados. Casi nunca encuentro algo en común de que hablar debido a que hablan de los maravillosos lujos que llevan gracias a sus padres y no por méritos de ellos. Siento cómo el olor de una fragancia masculina se cuela por mis fosas nasales. Nunca me han agradado los perfumes, siento que me dan náuseas, pero este en particular llama mi atención por su aroma. Le doy una sonrisa al bar tender antes de girarme para observar la pista de baile frente a mí, siento que alguien me observa ,miro a mi lado izquierdo y veo a un hombre parado justo a mi lado mirarme detalladamente. Observó su pantalón de vestir n***o, un cinturón del mismo color y una camisa que se ajusta a su cuerpo perfectamente la cuál sus mangas mantienen recogida sobre sus codos. Observó lo que apenas la atenuante luz del bar me deja ver, tiene un porte impotente ,la camisa que lleva puesta se ajuste perfectamente y sobre salta sus anchos brazos. Su cabello luce bastante despeinado y cálculo que puede medir uno ochenta y cinco de altura. Sus ojos me miran directamente luego de dejarme de inspeccionar, se nota que es unos años mayor que yo, pero eso no es algo que me interesa, yo sólo sé que me gusta, y me gusta cómo para fallármelo esta noche y no volverlo a ver más. Lo miro de arriba abajo fugazmente y sonrío con coquetería antes de pedirle otro trago al bar tender. —No me des una margarita —Observo la cartilla de tragos que sostengo—. Mejor dame un shot —. Observo la variedad que hay y sonrío al leer uno que llama mi atención y me da curiosidad —. Dame un orgasmo. El bar tender sonríe antes de darse la vuelta y preparar lo que le he pedido. Miro de reojo y observo cómo el hombre a mi lado tiene una sonrisa de medio lado en sus labios. — ¿Quieres que él te de un orgasmo? —Lo miró fijamente y lo veo negar antes de llevarse un shot de tequila a su boca. — No tengo la culpa de que el shot se llame así—Me encojo de hombros y lo miro —. Aunque no me quejaría si me da uno y no hablo precisamente del shot. Muerdo la comisura de mis labios mientras sus ojos me miran fijamente. Su mirada baja a mis pechos y luego a mis piernas las cuáles están descubiertas por el diminuto vestido de cuero que llevo. —¡Vaya!, Una mujer atrevida —Sonríe con petulancia —. ¿Le aceptas un orgasmo a cualquiera? —Depende de a que te refieres con ese "cualquiera"—Le quiño un ojo. —Seré más directo —Se para a mi lado y se inclina dejando su boca a la altura de mi oído —. ¿Aceptas que te de el mejor orgasmo de tu vida? Su maldita voz es tan firme, pero a la vez tan cálida, siento cómo mi feminidad empieza a mojarse y a mandar señales a mi cerebro pidiendo un poco de diversión. Sonrío mordiendo la comisura de mis labios, el bar tender regresa colocando el shot sobre la barra lo tomó y lo llevo a mi boca tomándolo de un solo sorbo. —¿Cómo puedes estar tan seguro que será el mejor? —Me giro y paseo mis manos por su pecho hasta bajar a su cinturón. —Te lo puedo decir , tú dudar y quedarte con la duda —Su mano sujeta mi cintura y de un tirón me acerca a él haciendo que sienta su duro m*****o —. O lo puedes averiguar por ti misma y comprobarlo con hechos. Sus ojos me miran directamente para luego mirar mis labios y repasar su lengua por los suyos rápidamente. Este maldito hombre ya me tiene caliente y cómo es lo único bueno que he visto esta noche aquí, no pienso desperdiciar un minuto más. —Prefiero averiguarlo por mí misma —Miro a mi alrededor tratando de encontrar a Andrea, pero es en vano, no hay rastro de ella. Me levanto, mi acompañante empieza a caminar guiándome a la salida con su mano sobre mi cintura aún. Al salir el frío de la noche nos recibe, le da un ticket a uno de los chicos del ballet parking, este se marcha en busca de lo que imagino es su auto. Saco mi teléfono y le envió un mensaje a Andrea con mi ubicación en tiempo real. Me pide que le avise a dónde voy y si estoy en peligro no dude en llamarle. Una camioneta Land Rover color negra se para frente a nosotros, de ella se baja el chico que lo atendió y con una sonrisa le entrega la llave. "Menuda camioneta" Se los muy cómodas que suelen ser, al igual de sus asientos y accesorios lujosos . ¿Como lo sé? Pues es el carro que le regalaron a Andrea para su cumpleaños pasado y es el cuál utilizamos para movilizarnos. Menuda suerte tiene ella. Mi padre ni siquiera me regalo algo para mi cumpleaños y menos para mi graduación, ni siquiera asistió a ella. Pero siempre tuve el apoyo de Andrea y el de su familia haciéndome sentir uno más de ellos. —¿Vienes? —Escucho su voz, la cual me saca de mis pensamientos — ¿O ya te arrepentiste? Se encuentra del lado del copiloto donde me abre la puerta, camino hasta llegar a su lado y subir. Cierra la puerta con cuidado, rodea la camioneta mirando a todos lados cómo si se cerciorara que nadie lo vea. Se sube a su asiento y coloca el auto en marcha colándose al tráfico de la ciudad de Manhattan. Las luces del tablero se encienden y rápidamente en la pantalla táctil de este coloca una dirección. Está le empieza a mostrar atajos donde allá menos tráfico, empieza a revisar su teléfono en total silencio y me dedico a observar la camioneta. La tapicería completa es en color marrón. "Vaya que tiene un estiló bastante sofisticado" Luego de unos veinte minutos llegamos a 23rd entre la calle Broadway y Park Avenue Sout. El auto entra a los estacionamientos subterráneos de un gran edificio de cristales, en sus muros leo la palabra One Madison Tower el auto se detiene en un estacionamiento con número asignado. Él baja del auto y rápidamente llega a mi lado abriendo la puerta y extendiéndome su mano para ayudarme a bajar. Cierra la camioneta presionando un botón del llavero de alarma. Frente a nosotros se encuentra un elevador presiona el botón abriendo sus puertas; entra conmigo y coloca una tarjeta en el lector del tablero del elevador, entonces me doy cuenta que es un elevador privado. El elevador empieza a subir, guarda la tarjeta en su bolsillo se gira y me mira fijamente. Por primera vez en la noche lo veo con claridad. Su cabello es espeso , castaño oscuro y sus ojos son un tono bastante difícil de diferenciar entre celestes y grises. De un momento a otro me sujeta de la cintura y arrincona mi cuerpo contra la fría pared metálica. Sus labios rosan los míos mientras sus ojos me miran tan intensamente. — Ya no hay vuelta atrás —Baja una de sus manos colándose bajo mi vestido —. ¿Estás segura? —Completamente...

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