Roman:
Diez años atrás.
Hoy comenzaba un nuevo día, una nueva vida, un nuevo comienzo. Hoy empezaba la universidad, retomaría mi carrera gracias a la gran beca que obtuve en mi antigua universidad.
Hace unos meses nos mudamos a Vancouver, Canadá por cuestiones de trabajo de papá y bueno, al fin llegamos a éste increíble barrio que a mi parecer es el mejor en el que he estado. Hace dos años había parado mi carrera debido a que mi papá no podía pagarla así que tocó trabajar para poder ayudarlo con los gastos de la casa y los de mi hermana Fairy, sinceramente me había dado por vencido con regresar a la universidad hasta que a papá lo llamaron de Canadá para que trabajara en una constructora como obrero y ahí le facilitarían todo para poder vivir y también ese mismo día, me llamaron de mi antigua universidad para decirme que había obtenido una beca completa para una prestigiosa universidad, había ganado esa beca debido a las excelentes calificaciones que tenia, al fin después de tanto esfuerzo, he obtenido un buen resultado.
Actualmente tengo diecinueve y pronto cumpliré los veinte, así que tengo la edad adecuada para terminar la carrera de diseño que había dejado, también mi hermana Fairy podrá culminar la secundaria y podrá entrar a una buena universidad.
Fairy no es mi hermana de sangre, es hija de mi madrastra Penélope, ella y mi papá se conocieron hace seis años, un día ella se fue y le dejó a Fairy a papá sin motivo alguno, fue un golpe duro para el ya que estaba enamorado de ella, así que papá se hizo cargo de Fairy desde entonces y para mi, ella es mi hermana.
Salí de la habitación y fui directo hacia la cocina, mi papá estaba terminando de preparar el desayuno.
—Viejo, buenos días.
—Buenos días Roman ¿listo para tu primer día?
—Nací más que listo papá —dije eufórico.
Siempre me emocionó la idea de estudiar lo que más me gustaba, ahora que puedo hacerlo, pondré lo mejor de mi para graduarme con honores y ser el orgullo de mi papá.
—Buenos días —Fairy llegó al comedor cantando.
—Hola mi niña —papá dejó un beso en su cabeza—, come para que Roman te lleve a la escuela.
Ella asintió y se sentó a desayunar conmigo. Ella estaba en el último año y ya pronto entraría a la universidad, aunque ella quiere buscar una beca, sería difícil ya que ella es un poco floja para estudiar, pero tiene fe así que no pienso contradecirla.
La casa en la que vivimos no es muy grande, tiene lo necesario para los tres, cada quien con su habitación aunque el resto si es bastante pequeño, a mi no me molesta ya que jamás hemos vivido en un lugar lujoso o enorme ya que no tenemos cómo, pero tengo fe de que si lucho por lo que quiero y tengo una carrera, podre regalarle una casa a mi papá y así no tiene que trabajar tanto.
Me despedí de él y salí de la casa con Fairy, ella se puso su casco y yo el mio, la motocicleta no era la más nueva ya que la compre con los pocos ahorros que tenia, pero mi bebé funciona más que bien y me lleva a donde deseo ir. La escuela donde estudia Fairy no quedaba tan lejos de casa pero papá es demasiado sobre protector con ella así que tengo que asegurarme de que ella entre a la escuela.
—Adiós bobo.
—Adiós enana, recuerda que vendré por ti.
—Cómo sea —rió y yo esperé a que entrara, encendí la motocicleta de nuevo y conduje hacia la universidad, a penas llegue a éste país pude ver partes del mismo y algunas zonas que me gustaron, así podré inspirarme y tomar muchas fotografías ya que es lo que más me gusta, a parte del diseño gráfico.
Llegando a la universidad, me di cuenta de que éste lugar era de personas con muchísimo dinero, autos y motocicletas que valían el doble o triple de lo que valía la mía. Deje la motocicleta en el área de las mismas, la cerré y tome mi mochila para ingresar.
Empecé a buscar la rectora pero no la podía encontrar, era tanta la multitud que casi tiro a alguien al suelo.
—Oye.. Fijate por donde vas —ella se limpió la blusa, alzó su rostro y me miró molesta, esas cejas oscuras y fruncidas.
—Lo lamento, es que hay demasiada gente y no fijé ¿te lastimé?
—Casi lo haces.. Pero no importa.
—Disculpa ¿sabes donde está la rectoría? Estoy realmente perdido.
—Ah eres nuevo —asentí—, yo también lo soy e iba para allá, si quieres te guío.
—Gracias..
Ella solo asintió y empezó a caminar, yo la seguí por el pasillo hasta llegar a uno casi desolado.
—Por cierto, soy Juliet —me miró rápidamente— primer año de Administración.
—Roman, segundo año de Diseño.
—Interesante.. —fue lo único que dijo ya que habíamos llegado a la rectoría, ella pasó primero, luego salió con un papel en la mano— adiós Roman.
—Adiós.
Entre a la oficina del rector, me dio la bienvenida y me entregó el papel con los horarios de clase y un pequeño mapa guía para poder llegar al salón a tiempo. Le agradecí y salí del lugar rumbo al salón de clases, tarde algunos minutos encontrarlo hasta que di al correcto, toque varias veces y entré.
—Joven, está llegando tarde.
—Lo siento profesor —le di el papel— estaba en la rectoría.
—Bien señor Archer, busque un asiento libre y siéntese para empezar con la introducción —me entregó el papel y mire por todo el salón buscando algún puesto vacío hasta que lo encontré, me senté al lado del chico rubio de anteojos. El profesor empezó a dar la introducción de la materia mientras que yo buscaba mis cosas.
—¿Eres nuevo? —le asentí al chico— Soy James.
—Roman —estreché su mano.
Y desde ahí empecé a anotar todo lo que el profesor decía.
(...)
Una semana después.
Había pasado una semana desde que empecé a estudiar y sinceramente pensé que me iría bien, pero no, fue todo lo contrario, resulta que en éste lugar es un pecado ser becado, ya que te miran como si fueses basura o no se te acercan como si tuviese una enfermedad, sinceramente una tontería.
Pude hacer un amigo, James, es el único en ésta universidad que no me mira ni me trata como menos, ha sido un gran amigo en ésta semana dentro de éste lugar. Es divertido y cuenta los peores chistes de la historia, a veces me invita a comer y la pasamos bien.
Estaba terminando de guardar algunos libros en mi casillero cuando alguien toca mi espalda, volteo y es la misma chica de hace una semana.
—Roman ¿cierto? —asentí— se te cayó esto.
Me extendió un libro sobre fotografía, no me había dado cuenta de que se me había caído, con tantas cosas que traía en la mano no me di cuenta.
—Gracias Juliet ¿no?
—Si, no hay de que, adiós..
—Espera.. —se detuvo— te invito un café.
—¿Un café? —se cruzó de brazos y alzó una ceja.
—Si.. No.. Digo, es para agradecerte por regresarme mi libro —mostré el libro—, pero si no quieres esta bien, no quiero incomodarte.
Ella entrecerró los ojos y se mordió un poco el labio y asintió.
—Bien, te voy a aceptar el café, sólo un café —asentí— ¿conoces la cafetería Lola's? —asentí de nuevo— ve ahí a las cinco, si no llegas, me voy a decepcionar.
—Iré, no te preocupes..
—Adiós Roman
—Adiós Juliet.
Y sin más se fue.
(...)
Un mes después.
Había pasado un mes, un mes en los que todo había mejorado en mi vida y en la universidad. Mis notas habían subido e iba mejorando, debía mantenerme así ya que debo seguir con la beca.
Desde ese día con Juliet en la cafetería, hemos salido dos veces más y la verdad me encanta verla y poder hablar con ella sobre todo un poco, me sorprende lo mucho que tenemos en común a pesar de parecer distintos, ya que ella es tan delicada, bonita, parece una muñeca de porcelana con esos cabellos largos, mejillas carmesí, labios gruesos y ojos oscuros que me llevan a otra dimensión, ayer me di cuenta de lo mucho que me gusta y hoy estaba decidido a pedirle que sea mi novia, solo espero que ella pueda corresponderme.
—Roman hermano ¿trajiste los apuntes? —James se sentó a mi lado— los míos los perdí.
—Si aquí están —deje la carpeta sobre la mesa—, trata de que no se parezcan por favor.
—Claro que no hermano —el rió— más bien cuéntame quién es la chica con la que estás saliendo.
James y yo nos hemos vuelto más cercanos últimamente, es un gran amigo.
—Es de primer año de administración —asintió— se llama Juliet.
—Espera.. ¿Dijiste Juliet? —asentí— una chica baja, cabello largo y castaño, parece una muñeca.
—Si es ella ¿la conoces?
—Claro que la conozco, es mi prima —frunció el ceño— j***r Roman, te acabas de meter en un grave problema.
—¿Problema? No entiendo, explicate.
El soltó un suspiro pesado —Juliet y yo somos primos, su padre es hermano del mío, la cuestión es que mi tío es un bastardo clasista, siempre ha dicho que Juliet debe casarse con alguien de su misma posición económica, ya la has visto, usa ropa de marca, un auto caro.
Tiene razón, ella siempre ha vestido así, pero las veces en las que la he invitado a salir hemos ido a lugares sencillos y a ella no le molesta.
—Escucha Roman, eres mi amigo y por tu bien, debes alejarte de ella, no quiero que salgas lastimado.
—Pero.. Puede ser diferente, yo soy un buen chico.
—Y no he dicho lo contrario, porque eres un buen chico no quiero que mi tío se desquite contigo para alejarte de Juliet. Para el todo el mundo es inferior, por algo el y mi padre ya no se hablan, solo haz lo que te pido, no quiero que salgas perjudicado.
Yo no quiero hacer eso, ella me gusta y me parece tonto que quieran juzgarme por no tener dinero. No me importa, yo quiero estar con Juliet.
La clase había terminado y yo estaba afuera de la universidad esperando a Juliet para ir a nuestra cita. Ella salió y al verme sonrió como siempre lo hacía, hoy Lucía hermosa en ese Jean azul y suéter gris.
—Hola guapo.
—Hola bonita —Besé su frente— ¿lista?
—Más que lista.
Se subió a mi motocicleta y le puse el casco que le compré hace unos días. Luego lo hice yo y conduje hasta donde sería nuestra cita, un lindo paisaje donde podíamos ver la ciudad. Estacione la motocicleta y baje las cosas, mientras que ella se había ido hacia allá a tomar fotos con la cámara que me regaló hace una semana.
Saqué la manta y la comida de la canasta, compré todo lo que a ella le gusta comer.
—No puede ser —se sentó en el césped— trajiste las gomitas que me gustan, eres el mejor.
—Tuve que pelear con un niño por ellas —ella empezó a reír— no te rías, es en serio.
—Se aprecia el gesto -abrió el paquete de gomitas y empezó a comerlas— ahora me dirás el motivo de ésta cita.
—Hay muchos la verdad —me recargue del césped con mis manos— uno de ellos es porque quería estar a solas contigo, hablar un poco ya sabes.
—Entiendo, hablemos entonces.
Siempre que ella sonreía de esa forma, me perdía por completo, escucharla me daba paz y hacia alboroto en mi estómago.
—Juliet, me gustas mucho.
Se quedó estática al oírme, supongo que fui demasiado directo.
—¿Hablas en serio? —preguntó suavemente.
—Muy en serio, me gustas desde que me aceptaste ese café, quería ir despacio, pero me gusta verte, escucharte, tener esas charlas por teléfono hasta el amanecer, te has vuelto mi mejor amiga, se que puedo confiar en ti —me senté y crucé mis piernas—, tu le das un poco de sentido a mi vida, todos los días pienso en ti y deseo tanto estar contigo, como amigo o cómo novio.
Ella solo desvió la mirada, supongo que se incomodó por lo que le dije.
—Es lindo lo que dices.. —sus mejillas se tornaron carmesí—, pero hay un problema, mis padres no me dejarían estar contigo, somos de clases distintas.
—Lo sé -solté un suspiro—, pero puedo demostrarles que puedo ser un hombre digno de estar contigo.
—Tu me gustas también, me enseñaste cosas que no sabía —me sonrió—, pero no quiero que mis padres te busquen para pedirte que te alejes de mi, seria injusto para ti.
—Correré el riesgo —tome sus mejillas—, es la primera vez que me siento así con alguien, yo deseo estar a tu lado bonita, dame la oportunidad de hacerte feliz y prometo que voy a luchar para ser alguien mejor para ti.
—No te merezco —sus ojos se volvieron tristes.
—Claro que si —acerque mi rostro al de ella—, hagamos esto juntos.
—Está bien, pero con una condición —tomó mis manos.
—Las que desees.
—Mantengamos nuestra relación en secreto por ahora, no quiero que pienses que es por vergüenza porque no es así, solo que no quiero que te lastimen por querer estar conmigo, ya habrá tiempo para decirles a mis padres, solo.. Solo quiero tiempo.
—Esta bien bonita.. Entonces ¿es un si?
—No me has pedido nada —soltó una pequeña risa.
—Juliet ¿Quieres ser mi novia?
—¡Si! —se lanzó a mi y ambos caímos, ella quedó encima de mi y su hermosa sonrisa se asomó— ahora eres mi novio señor Archer.
—Así es bonita, tienes que darme un beso para hacerlo formalmente.
Sus labios se pegaron a los míos así sellando nuestro comienzo como novios, ahora al fin es mía, ahora podré tenerla solo para mi.