Cole fue adquiriendo cada vez más convicción de que esta era una de las mujeres más sumisas por naturaleza que había conocido. Además, era muy inteligente. No creía haber conocido a nadie más que hubiera terminado Cálculo 4 en la universidad. Intuía que esta era una mujer de la que podría enamorarse. No era exactamente lo que había planeado, pero se sintió obligado a continuar. La conversación continuó hasta que, de repente, se dieron cuenta de que llevaban más de dos horas hablando y acordaron ir a la barra y dejar la mesa libre para otros comensales. La mente de Mónica daba vueltas. Pensó que por fin había encontrado lo que buscaba, pero maldita sea, el hombre era un profesional y no estaba disponible. Era casi más de lo que podía soportar. Agradeció la breve pausa en la conversación.

