Me está volviendo loca

1000 Words
Antonella Gracias al cielo volví a casa, deseaba mi cama, estaba completamente rendida, y más al tener que lidiar con Emilio, y ahora también con Eduardo. Vaya, pensé que nunca lo volvería a ver, qué ironía, al fin, no pienso volver a estar cerca de él, en lo que me reste de vida. Antes de meterme a la cama, preferí darme una ducha, creo que lo necesito, así que me despoje de toda mi ropa y fui directo al baño, dónde deje que agua hiciera lo suyo Ahhh, se sentía tan relajante que claramente podía durar lo que quedaba del día aquí en la ducha, pero no quiero convertirme en una uva pasa, así que tomé la toalla y enrede mi cuerpo. Tome mi celular que vibra insistentemente, rodé los ojos al ver que era Alberto. …Hola cariño, está noche no me esperes, tengo asuntos muy importantes que solucionar ahora que Emilio quiere mi puesto en la presidencia… Envié un emoticon, y tire mi celular a un lado, después de todo no me disgusta estar sola, no niego Alberto es un hombre guapo, fuerte, Pero aveces siento que lo quiero lejos de mí, y más ahora que Emilio regresó a mi vida. No más Antonella, deja de pensar en Emilio, el te engaño con la estúpida de Mila, así que tú déjate de estupideces. Moví mi cabeza, después de todo que más le puedo pedir a la vida, tengo dinero, y todo lo que me merezco, ya nadie me puede pisotear. —¡Señora Antonella!. —Alce mi mirada hacia la puerta al escuchar la voz de Ana. —Si, dime —respondí. —Señora, quería saber si me puede dar permiso de salir esta noche. Mi nieta está cumpliendo años y quiero estar con ella —dijo. —Claro que si Ana, es más comprale algo hermoso a tu nieta —dije entregando una buena cantidad de dinero a Ana. Sus ojos brillaron y no dudó en correr abrazarme. —Señora Antonella, usted es una buena persona, y por ello solo le pido que se cuide, cuidese mucho —dijo, alcé una ceja y fruncí el ceño, no entiendo la razón de sus palabras, pero aún así asentí con la cabeza. Por lo visto hoy voy a tener la casa sola para mí, eso quiere decir que podré relajarme. Me coloque un vestido holgado, y baje a la cocina, y preparar algo de cenar, moría de hambre, y la verdad no quise decirle a Ana que preparara algo. Moví casi todo, hasta que encontré casi todos los ingredientes, digo todo, por qué solo me hacía falta una cosa y era un buen vino blanco y así acompañar mis espaguetis. Acomodé el plato, y moví mis caderas mientras la melodía de la radio sonaba, solo que pegue un brinco, y mi alma por poco abandona mi cuerpo al ver a Emilio recostado en el marco de la puerta. —¡Dios! Emilio, ¿Qué haces ahí parado? —dije llevando mis manos al pecho. Una leve sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios, y no pude evitar morder mi labio inferior, se veía tan guapo, tan sexy, “que Dios creo que hasta moje mi ropa interior”. —Nada, solo moría de hambre y vine por algo de cenar, pero veo que Ana no está —dijo, y por primera vez en mucho tiempo se veía tranquilo. —¿A dónde vas ? —dije al ver que se giraba. Bueno, si me habló tranquilo, yo debo solo por hoy fumar la pipa de la paz. —A mi habitación —respondió, Dios se que me voy a arrepentir más tarde. —No te vayas, hice suficiente comida, así que siéntate, ya te sirvo, y tranquilo no le eche veneno —dije, una leve sonrisa se dibujó en su rostro. Por un momento pensé que se marcharía a su habitación, pero no, solo acomodo su chaqueta detrás de la silla y se acomodo, debo admitir que me sentía incómoda, los ojos de Emilio puestos sobre mí, me hacían sentir extremadamente incómoda, además de caliente. La cena definitivamente estaba deliciosa, y lo mejor fue que ninguno de los dos dijo absolutamente nada, solo nos miramos, como si hubiera algo de complicidad, mentira, yo estaba completamente húmeda, deseaba tener a Emilio dentro de mi. Mordí mi labio inferior, y pude notar que una sonrisa se dibujó en la cara de Emilio, ¿Tan obvia soy?, no, mejor me levanto, si es lo mejor. Sin dudarlo un segundo me coloque de pie, tome los platos y los lleve al fregadero. —¡Gracias! —dijo Emilio llamando mi atención, solo dejé salir un suspiro ahogado, moví mi cabeza rápidamente, no quería seguir teniendo esos pensamientos y más con él. —¡De nada! —respondí. Y prácticamente pegue un brinco al sentir a Emilio detrás de mí. —¡Estás hermosa! —dijo susurrando a mi oído. Haciendo que todo mi cuerpo tiemble , haciendo que mi ser se ponga completamente alterado y que mi piel se erice por completo. —Emilio por favor —dije, me giré y quedé a escasos centímetros de su boca, “Dios”. ¿Por qué él tiene que ser así... ? me está torturando demasiado . —Me estás volviendo loco Antonella, ¿Dime cómo diablos te saco de mi mente?, ¿Dime? —dijo, la yema de sus dedos acariciaron suavemente mis mejillas, ¿Acaso se volvió loco? —¡Emilio por favor! ¡No más, Ya! —dije, quise hacerme a un lado y así poder huir de ahí, de él. Solo que sus manos fueron mucho más rápido, me sujetaron de la cintura para pegarme a él. —No te vayas por favor, te necesito, quiero tenerte en mis brazos —susurro a mi oído, su boca bajó lentamente por mi cuello y se clavó en él. Mi respiración empezó a subir y bajar de una manera inexplicable
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