Vuelve como multimillonaria

Capítulo 4 Divorcio

Zion se mordió el labio inferior, con los ojos llenos de ira.

Los padres de Kaylah y él murieron jóvenes, y Kaylah siempre había vivido con él. Nunca dejó que Kaylah sufriera ningún agravio.

Si no le hubiera prometido a Kaylah no revelar su identidad, nunca habría dejado libre a Hendry.

—Zion, quiero el divorcio. —Kaylah estaba cansada de llorar y hablaba con voz ronca.

Se lo pensó mejor. Mientras Hendry se preocupará por ella, no permitiría que Alondra ocupara su lugar de una forma tan ridícula.

Por el supuesto amor, Kaylah se tragó su orgullo y cortó todos los lazos con sus parientes y amigos. Hizo todo lo que pudo por Hendry.

Pero no podía desprenderse de su orgullo.

Tampoco estaba dispuesta a dañar su dignidad.

—De acuerdo. —Zion le frotó el pelo con cariño.

—Kaylah, acordamos que yo dirigiría mi negocio. El negocio que dejaron nuestros padres es tuyo. Ya que has decidido divorciarte, regresa y hereda el negocio familiar.

—Zion, gracias. —Kaylah asintió.

Zion sonrió. —No hace falta que me lo digas a mí. Pídele a Aryan que te enseñe los alrededores para que te familiarices con el negocio. Si hay algo que no entiendas, sólo tienes que preguntar. Mi princesita se lo merece todo mientras esté de vuelta.

Kaylah asintió, sintiendo calor en el corazón.

Cuando fue a casa de los Lowery con el acuerdo de divorcio, Hendry no estaba y Cecilia era la única que estaba en casa.

Al ver volver a Kaylah, Cecilia recordó que Hendry le había descontado el dinero de bolsillo de un mes. Estaba furiosa. —Oye, no puedes sobrevivir fuera y al final vuelves. Creía que eras dura, pero has acabado gastándote el dinero de Hendry.

—Este es el acuerdo de divorcio. Cuando Hendry vuelva, pídele que lo firme y me lo envíe por correo. La dirección está adjunta —dijo Kaylah con frialdad.

—Tú... —Cecilia se volvió para mirarla y descubrió que la ropa que llevaba era el último modelo exhibido en el desfile de la semana pasada en París. Habría que esperar hasta el año siguiente para reservarlas.

—Tu ropa es falsa, ¿verdad? Kaylah, te lo digo, no creas que puedes estar orgullosa sólo porque Hendry haya venido a verte unos días. Date prisa y cocina. Fido se despidió y volvió. No quiero comer comida rápida.

Al ver el aspecto arrogante y mandón de Cecilia, Kaylah no pudo reprimir los agravios acumulados en su corazón a lo largo de los años.

Lanzó el acuerdo de divorcio que tenía en la mano a la cara de Cecilia —Mira esto. ¡He terminado de servirte! Cecilia, ¿saben tus amigas lo mezquina que eres? ¡Abre bien los ojos y mira lo repugnante que puede ser una familia que utiliza a su anfitriona como sirvienta!

—¡Tú... cómo te atreves a regañarme! —Cecilia miró a Kaylah con incredulidad.

Kaylah no había contraatacado ni replicado en todos estos años. Era la primera vez que Cecilia la veía así.

—¿Y qué? Cecilia, si yo fuera tú, aprendería a ser más lista para no sonar como una nueva rica en cuanto hable. Después de que Hendry muera, ni siquiera sabrías que eres traficada. —Las palabras de Kaylah fueron bastante duras.

Cecilia se quedó atónita. La regañaron tanto que no supo cómo replicar.

Sólo habló cuando Kaylah se marchó. —Kaylah, espera. Se lo contaré a Hendry.

La puerta del despacho se abrió de un empujón. Cecilia tenía el acuerdo de divorcio en la mano y lo golpeó contra la mesa de Hendry. —Hendry, Kaylah está yendo demasiado lejos. Me ha insultado.

—¿Ha vuelto? —Los ojos de Hendry estaban llenos de expectación.

—Sí. Acaba de volver a casa. Dijo que quería el divorcio. —Cecilia se dio cuenta de lo que pasaba. Miró las cosas que tenía en las manos y reaccionó—. ¿Ella ni siquiera puede sobrevivir afuera y aun así quiere divorciarse de ti? Debe estar haciéndose la difícil. Te lo digo, una mujer como ella...

—Cállate. —A Hendry le dolía la cabeza por la discusión de Cecilia.

En el papel estaban las palabras «acuerdo de divorcio».

—¿Ella dice que quiere divorciarse? —Hendry no agarró el acuerdo con fuerza, pero sus nudillos se pusieron blancos.