ELEGAR
Ivannia caminó con suma lentitud hasta la habitación.
Se sentía mareada. Quería vomitar. No estaba segura si era por las revelaciones o por aquello que sabía, vendría mañana. Entró discretamente a su habitación y después se afirmó a la puerta. ¿Qué diablos debía hacer con Sallow? Quería enviar a un séquito de guardias para que lo torturaran hasta la muerte para hacerle pagar las lágrimas de su madre. Ivannia escuchaba los lamentos de la reina, mientras suplicaba a los dioses que no se llevaran al hombre que amaba y resulta que el culpable, era su cabeza delante de los ministros, su mano, el más leal.
Las piernas le temblaban.
Por un lado, quería salir corriendo y por el otro, el que la dominaba más, quedarse para hacer pagar a quienes habían tomado el camino de la deslealtad
