ELEGAR, CAPITAL DE ALSTEN. Mads lanzó una mirada a sus hombres y con un simple gesto de manos, les indicó que se alejaran al menos tres metros de la puerta. Había sonidos demasiado privados que los guardias debían evitar escuchar por su comodidad y sobre todo intimidad en la pareja, aunque ellos no desearan ser tan silenciosos como deberían. No había forma de que fueran silenciosos, menos con los modos poco ortodoxos que Derick tenía para alimentar el calor del cuerpo. Dentro, sujetaba a Ivannia por el cuello mientras le susurraba un par de palabras sucias al oído. La ropa interior de la reina estaba en el suelo, en compañía de la casaca llena de medallas que se había quitado para evitar molestias. Las piernas de Ivannia estaban enredadas alrededor de su cintura para dejar que la penetr

