FLEURVILLE. El frío le brindó un pretexto. Ivannia se acomodó tan cerca de Derick como pudo, aunque su marido no hizo ni un solo intento por abrazarla. Estaba rígido, como si fuera la primera vez que dormía con ella y eso la hizo sentir rara. A Derick le encantaba el acercamiento físico, de hecho, en medio de la noche, solía provocarla con seductoras caricias en la parte baja de su estómago que revelaba lo que deseaba. Ahora era completamente distinto. Su cercanía no era s****l. Llevaban meses conviviendo, teniendo sexo más de la cuenta y tal vez, besándose sin ninguna necesidad explicita, además, del propio deseo. Su larga trenza parecía ser demasiado suave y Derick se vio tentado a acariciarla. No supo como, ni tampoco el porqué, pero ambos quedaron mirándose fijamente el uno al otr

