Me sentía muy cansada, somnolienta, agotada, abrí los ojos, veía borrosos, volvía a cerrarlos, la luz me provocaba incomodidad, volví a intentar abrirlos, pero me exigían cerrarlos de nuevo, antes de que se cerraran, en mi campo de visión apareció algo que no encajaba en el cuarto, algo fuera de lugar, una mancha color café obscuro, grande y tosca, al fin cerré los ojos y no pude abrirlos más. Me hundí en mis sueños dejando todo lo demás a un lado, la necesidad de ir al baño o de una comida, mi estómago gruñía, feroz, pero aun así lo ignore, mis pesadillas cambiaban no muy a menudo. Estaba consciente, pero me daba pereza abrir los ojos, recuérdame, acostumbré rápidamente a ver el blanco, deseaba tener unas acuarelas, botes de pintura o espray para pintar el enorme lienzo en color blanco

