Ella sonrió no muy complacida y el entonces dijo: — ¡Solo será un piquito, lo prometo! — Está bien Daniel— concedió ella. Para él éste era un triunfo, el solo rozar los labios de ella, constituía un sueño hecho realidad. Maitane ofreció sus labios y Daniel los beso suavemente, fue un sabor a gloria para este hombre enamorado, para ella un paso para que dejará de molestar. Después de ese momento el semblante de él fue de felicidad, aun Jonathan notó el cambio en la actitud del hombre, a pesar de que Denise andaba revoloteando por toda la casa. Siempre pendiente de lo que Daniel estaba haciendo, lo menos que hacía era pasar tiempo con su hijo. —Daniel ¿podrías llevarme a cenar ésta noche? — preguntó sin ninguna timidez. Este se quedó mirándola con extrañeza y respondió: — Se supon

