Alberto puso cara de circunstancias al ver en el aprieto que lo estaba colocando aquella mujer, rápidamente pensó como darle la vuelta a aquella situación y no quedar mal ante Maitane que los miraba intrigada. —¡Ay cielo! Realmente Hilda me pone en unos aprietos; sí, ella tiene razón, estoy entre la espada y la pared; pues tu madre se apareció en la oficina haciéndome reclamos con respecto a la manutención de los niños y obstinado le dije a mi secretaria que fuese a comprar una botella de Whisky para beberla, porque quería olvidarme de éste problema, ella muy sabiamente vino y me trajo hasta acá, ya ves en los apuros que me pone esta mujer. Maitane mostró una mirada condescendiente a la secretaria y se acercó a ella diciendo: —¡Gracias por esto Hilda! De verdad usted es una buena amig

