El matrimonio

1285 Words
Alberto se zafó del agarre de la mano de Selena y le dijo: —Selena, desde hace meses te informe que iba a abandonarte, eres cargante, demasiado celosa, gritona, lo único bueno que yo tengo contigo son mis dos hijos, me voy con Maitane, con ella pienso casarme hoy, formar un verdadero hogar y no un lugar de gritos, reclamos y desconfianza, ella será mi esposa, pero eso no significa, que voy a abandonar mi responsabilidad como padre, mis hijos siempre contaran conmigo, adiós. Selena entonces acudió a Maitane: — Recuerda lo que acordamos hija, todo es por tus hermanos, hazme caso y vamos a compartir a éste buen hombre, pero no me dejes sola. — No mamá, eso sí sería locura, Alberto será mi esposo, con él viviré de hoy en adelante, como lo planeaste, solo que será mío, no pienso compartir a mi esposo. Ésta mujer se quedó allí viendo como sus planes se estaban desmoronando, su marido se iba de la casa dejándola sola con sus dos niños, que apenas tenían seis años, nada de lo que había planificado estaba dando resultados, Maitane decidió quedarse con él, sin compartirlo con ella, cuando eso era lo acordado, su cabeza empezó a justificar lo que acababa de hacer y terminó repitiendo en su mente: «Sé que ésto pueda parecer una locura, pero tengo tanto miedo a vivir sola, ahora he perdido todo, pero si mi vida va a ser un infierno ahora, se las voy a cobrar muy caro a los dos por esta traición, estoy segura que mi hija siempre se ha acostado con mi marido, por eso cuando le propuse la idea supuestamente descabellada, la aceptó. Son unos desgraciados, durmieron bajo el mismo techo y ahora se muestran dignos y ofendidos, cuando son un par de traidores» Con este pensamiento fue calmando su mente, y planeando nuevas estrategias de maldad para destruir veo matrimonio de su hija y ex marido. Maitane iba caminando al lado de Alberto, ella no era muy sociable, muchas personas los miraban y cerraban sus puertas en señal de rechazo por lo que acababan de escuchar de boca de Selena, se dirigieron al jefe civil para anunciar que la boda sería allí mismo, dentro dos horas, él no tuvo problemas, mientras ella fué a casa de su suegro a cambiarse para estar presentable para la ceremonia. No quería usar un vestido blanco de novia, sentía que no lo merecía, pero Alberto insistió y había mandado a hacer un bonito y sencillo vestido para usar ese día, se sentía devastada por la conducta de su madre, jamás imaginó que Selena la odiara tanto, “quizás era el precio,se dijo que debía pagar por haberse fijado en el marido de su madre”. Se sentía tan sola en ese momento y se arrepintió de haber aceptado aquello de ser la esposa de Alberto Romano. A la hora de la ceremonia estuvo lista y salieron para la jefatura civil, solo el padre de él los acompañaba, no había más familiares, su novio tenía dos hermanas, pero estas vivían en el extranjero, y la madre de él había fallecido cuando apenas era un adolescente, solo contaba con su André, después de allí caminaron bajo las miradas escrutadoras de los curiosos de aquel poblado. —Alza el rostro Maitane, no estás haciendo nada malo, somo una pareja como cualquiera que solo desea cumplir su sueño de vivir su amor— le repetía Alberto mientras caminaban. Después de allí fueron a la única iglesia para que el sacerdote les bendijera su Unión, pero el hombre se plantó en la puerta diciendo: — Lo siento Alberto, pero ésto no lo puede bendecir Dios, es un sacrilegio, todos los vecinos están en contra de ustedes, lo mejor es que se vayan lejos, o vuelvas con Selena. — Padre, Selena y yo no estamos casados, usted entonces aprueba mi unión libre con esa mujer y con Maitane que acabo de casarme por la ley de los hombres, no lo aprueba, la verdad no entiendo su criterio, pero está bien, ya por lo menos, se donde no debo venir más, ¡vámonos de aquí! Se fueron directo a casa, al llegar los tres se sentaron a analizar lo que acababan de vivir, aquello era inaudito. — ¿Qué piensas hacer hijo? ¿Te vas a ir? — Papá, ¿a dónde? Tú me necesitas, estás enfermo hace tiempo, ¿quien va a ayudarte con la almacenadora de granos? Mis hermanas viven su vida, ni siquiera vienen a verte, ¿tú crees que se van a meter en el campo con los empleados? — No hijo, pero lo que te espera es un infierno con todo eso que hizo tu ex mujer. — Lo sé papá, pero ya no hay vuelta atrás, Maitane está esperando un hijo mío, además de que la amo, con todo mi corazón, por eso me canse con ella. — Bueno, entonces apriete esa correa y ajuste sus pantalones, vivirán cosas amargada con Selena cerca de ustedes. En ese momento habló la muchacha y dijo: — Yo creo que a ella se la va a pasar esa rabia, es mi mamá, ahora está molesta, pero sé que le pasará. — ¡Ay muchacha, al parecer tú como que no conoces a tú madre, ella pondrá a todos en tu contra, sé hará la víctima en ésto, ya lo verás, logró meter en la cabeza de sus vecinos que tú te metiste en medio de su relación, yo qué tú, no tendría muchas esperanzas. Bueno, por los momentos disfrutemos de nuestra unión mi chiquita, vamos a irnos unos días de viaje de bodas y después veremos qué pasa. Ella agarró ánimo ante estás palabras. — Sí, vayamos a disfrutar de nuestro amor, merecemos ser felices. — Así sé habla mi chiquita, con permiso papá, vamos a recoger unas cuantas cosas y te dejaremos solo unos cuantos días. — Vayan tranquilos, yo sé cuidarme, disfruten y nos vemos pronto. Así lo hicieron, André sé quedó mirando a su hijo salir con su mujer, era el tercero de tres que había tenido, primero dos mujeres, y cuando las niñas tenían siete y cinco años, nació él, su esposa no había quedado muy bien de salud y cuando Alberto apenas cumplía trece años había fallecido su mujer. Pronto asumió que sería el segundo al mando en aquella empresa familiar que apenas comenzaba, sé esforzó por aprender todo lo referente a números para llevar la administración bien organizada, las hermanas de Alberto sé habían casado y cada una decidió vivir lejos de aquel pueblo. Así que solo contaba con su único hijo, tenían planes de expansión, pronto tendrían una sucursal de exportaciones de granos, todo iba bien a nivel económico, pero la salud estaba cada día peor. Solo rogaba vivir un poco más para ver cómo abrían la próxima empacadora de granos y dejar a su hijo bien, aunque ahora con ésto de haberse enamorado de ésta chica, las cosas se estaban complicando con Selena, era mala ésta mujer, cuando lo vió entusiasmado com ella se lo advirtió. — Alberto, esa mujer no me gusta, tiene algo que me incomoda. Él había respondido: — Papá, es una mujer como cualquier otra, me gusta y disfrutaré el tiempo que dure. Así era su hijo, tomaba lo que se le ofrecía sin medir consecuencias, ahora decía estar enamorado por primera vez de ésta chica que lamentablemente era la hija de Selena, se veía buena chica, pero el estigma de ser su hijastra le traería serios problemas. Ojalá lograran ser felices con la arpía de Selena cerca, lo dudaba, pero ¿Quién era él para pronosticar la miseria a su propio hijo?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD