Locura

1429 Words
Ella obediente salió de aquella habitación, se tumbó en su cama y lloró muchísimo. Él tomó una maleta, metió sus pertenencias y salió de aquella casa, Selena, que se quedaría con todo, se sentía presionado, decidió ir a la casa de su padre, era el mejor lugar para huir de lo que lo atormentaba. Esa noche no durmió bien, en la mañana como siempre se fue al trabajo, nuevamente le tocaba el campo, eran más de las once de la mañana cuando la vió llegar, ¿que hacía Maitane allí? — Hola, me escapé de casa, mi madre me va a matar a golpes y yo ya no deseo eso para mi vida, así que me vine, sabía que estarías aquí, trabajaré como un jornalero más, pero a casa de mamá no vuelvo nunca mas. Él le pasó un brazo por la cintura y dijo: —Eres terca muchachita, ¿sabias? Ven conmigo, vamos a ver qué hacemos entonces Se adentraron en una de las edificaciones que servían para guardar cosechas sin procesar, allí había una especie de oficina provisional, a esa hora no había nadie por los alrededor, todos los jornaleros estaban en el campo y las dos mujeres que cocinaban, acababan de salir para llevar el almuerzo a los trabajadores, ellos estaban completamente solos. — ¡Eres una tentación para mi Maitane, tenerte cerca es una tortura constante, me niego a dar cabida a mis instintos masculinos, pero ésto es más fuerte que yo, voy a tomar lo que me ha prometido tu madre, te deseo, quiero que seas mí mujer; anoche salí dispuesto a no ceder ante esta locura, pero verte aquí me renacieron las ganas y voy a besarte mi amor! Ella sólo dejó que él la tomara en sus brazos y la depositara en los sacos que estaban amontonados en un rincón, formando un perfecto tálamo de amor y pasión. Le quitó el vestido, la contempló en ropa interior y luego se dió a la tarea de darle satisfacciones a sus deseos carnales. Ella respondía a cada caricia con ardor, poco a poco la barrera del miedo fue reemplazada por el fuego de una pasión que los consumían con voracidad. La poseyó primero lentamente, para que ella experimentara el placer de la primera vez, fue pacienteante su pequeño dolor al ser penetrada por primera vez, luego el ritmo aumentó hasta llegar aún clímax jamás experimentado por ambos. Para Alberto era la primera vez que experimentaba el sexo con alguien a quién amaba, para ella, inexperta, jamás ni en sus más locos sueños imaginó vivir algo tan maravilloso. Estuvieron los dos desnudos por un buen rato, ese mediodía estuvieron dos veces haciendo el amor, hasta que él vió la hora y dijo: — Ya están por llegar las mujeres, vámonos, además debes tener hambre, nos detendremos en algún lugar a comer. —Está bien— dijo ella con obediencia. Salieron y más adelante comieron y él le dijo: — Vamos a casa de tu madre Maitane. Pasaron varias semanas y ya era costumbre que ella lo acompañara al campo o a la oficina. Los comentarios se empezaron a escuchar: — ¿No es esa la hija de Selena? ¡Mira, anda con el padrastro! ¡Siempre andan juntos! ¡Qué vergüenza! ¡Anda con el marido de su madre, esto es fin de mundo! Todos estos comentarios empezaron a circular por el poblado, ya no había vuelta atrás, Alberto y Maitane estaban en el ojo del huracán, ahora que buscaran como taparse porque la lluvia era fuerte. Él los miró a todos con reto, los chismosos se fueron alejando poco a poco hasta quedar rezagados. Esa semana ella quiso hablar con su madre. —Mamá, estoy con un retraso en la menstruación, Alberto y yo, pensamos adelantar la boda para dentro de una semana y no en seis meses como nos pediste. Selena la miró, suspiró y dijo: — Está bien, así se hará, deberían quedarse ésta semana donde André, así yo organizo la casa para celebrar el matrimonio. A ella aquello le pareció extraño, no quería realizar ninguna celebración, solo ir al registro Civil y luego pasar hasta la parroquia, ya Alberto había hecho todo el procedimiento. No quiso decir nada y a partir de esa tarde se quedó en casa de André el padre Alberto. El día de la boda, los dos salieron temprano para llegar a casa de Selena, quién extrañamente los esperaba en las afuera de la casa. — ¿En dónde estaban?— preguntó. —Tú sabes dónde estábamos Selena, hoy es la boda, hemos venido para que vayamos hasta el jefe Civil. El cambio que experimentó Selena fue inesperado para ellos, ésta mujer se fue encima de su hija tomándola por los cabellos y lanzandola al piso, dándole golpes sin parar y gritándole: — ¡Te acostaste con mi marido, perra! ¡Eres una mala hija! Alberto que también se había quedado estupefacto ante aquella reacción la separó de la muchacha, sintiendo también el ataque de aquella mujer enloquecida. — ¡Tú, maldito mal nacido! ¿Cómo pudiste hacerme ésta cochinada? ¡Son unos sucios! Pronto aquello se volvió un espectáculo público, donde Selena gritaba a voz en cuello su frustración por haber sido burlada de esa manera tan atroz, a todos les decía que su hija era una cualquiera que se había acostado con su marido, que los dos eran unos traidores, mostrándose ella como la víctima ante todos los que escuchaban atónitos aquel testimonio. — ¿Qué es lo que te propones con ésto Selena? ¿Acaso te has vuelto loca? ¡Fuiste tú la de la idea de que me acostara con tú hija, no eres ninguna víctima aquí!— gritó Alberto. Se volvió a los curiosos que se habían arremolinado a escuchar el chisme y les gritó: — ¡Fuera de aquí chismosos! Agarró a Selena por un brazo y la metió a empujones a la casa mientras Maitane los seguía sin saber qué hacer. Una vez dentro de la casa él exigió: —¿Qué se supone que es eso que acaba de pasar? ¿Ese era tu plan, arruinar la reputación de tu hija? ¿Qué tipo de mujer eres? Selena sin miedo le replicó señalando a su hija. — ¡Una que defiende lo suyo, tú eres mío! ¡Ella se metió en el medio para robarme mi felicidad! Desde hace mucho lo note, ustedes se veían a escondidas de mí, buscaban cualquier lugar para revolcarse. — ¿De qué felicidad hablas? ¡Mi vida contigo era un infierno, tú lo sabes! Maitane intervino diciendo: — ¡Eso es mentira mamá! ¡Sabes que me acosté con Alberto, porque tú me lo pediste! — ¡Callate, traidora, roba maridos! Selena se fue nuevamente encima de Maitane, pero ésta vez Alberto la detuvo. — ¡No vas a pegarle más! ¡Ahora es mí mujer! —¿Y quién les va a creer semejante aberración? ¡Tú estabas Maitane, mí propia hija, loquita por acostarse con mí hombre, vi como se miraban! — ¡Esto tiene que ser una pesadilla!— susurró la muchacha. — Sí, ésto será tú pesadilla Maitane Albarracín, no te vas a quedar con mí hombre, ¿me entendiste? — Definitivamente, tú eres maquiavélica Selena, ¿éste siempre fue tú plan? ¿Acaso odias a tu hija? ¿Por qué ésta humillación? — Ella, debió negarse cuando le propuse que fuera tu mujer, ¿pero que hizo? Gustosamente aceptó, al igual que tú, así que me dije: « ¿quieren cogerse estos dos? ¡Adelante, pero ya verán de lo que soy capaz! — ¡Lo hice porque tú me lo pediste mamá! — ¡Mentira! ¡Lo hiciste, porque eres una zorra traidora! — Selena, lo que estás haciendo es lo peor que una madre puede hacer a una hija, eres mal intencionada, tramposa y sin palabra, ¿nos engañaste vilmente para luego humillarnos de ésta manera? — ¡No me importa lo que ustedes piensen, todos van a creer en mí, ustedes con ésta traición cavaron su tumba! — ¿Mamá, por qué me haces ésto? ¡Siempre te he obedecido! ¿Por qué me odias tanto? — ¡Fuera de mí vista, traidora! ¡Voy a arrastrar tu nombre por el fango! ¡Todos van a saber la clase de mujer que eres! Alberto tomó a Maitane de la mano y se dispuso a salir, pero Selena le dijo: — ¡Tú no, tú te quedas conmigo, tenemos dos hijos y debes ocuparte de tus obligaciones!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD